•Capítulo Tres: Ave María

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Rowan

Lo que me contó mi hermano había bajado cualquier estado de humor que había tenido, que siendo sincera fue extraño.

Jamás, hablo en serio; jamás nunca antes había tenido un cambió de humor tan rápido y drástico.

En un momento sentía unos aires de excitación y luego de rabia cuando de sus apetecibles labios salió nos vemos es jueves August, no sé que me paso, mi mente se bloqueó por completo. 

Es ero aquí la única culpable era y es Sabrina que no se ha dado cuenta lo mucho que deseo verla desde nuestro primer encuentro, y es que en realidad me siento engatusada por ese azul con orbes verdes en su mirada.

Cuatro han sido los encuentros, tres donde solo podía sentirme como si  respirar fuese complicado y ahogado con un remolino en mi vientre cuando me acercaba a la rubia y uno donde no habíamos terminado
nada bien. Debía arreglarlo.

En mi mente me repetí ser la misma, arrogante e idiota que no sabe reconocer sus errores pero no podía, no podía permitirme dejarla ir sin aun haberla siquiera tenido.

—¡Hey! —gritan. Miré a mi costado encontrando a Farkle quién bailaba muy pegado con lo que es su chico de noche de espalda ancha y musculosos brazos,  con un parte trasera muy buena para mi amigo.

Lo saludo con mi cerveza en mano, no estaba pasándola para nada bien.

—¿Qué te pasa? —habla ahora en mi oído por la música en alto volumen —tienes un cara de que tu ultimo polvo a ido fatal. 

—¡cállate rata! —le ordeno juguetona.

Me levanto comienzo a caminar con mi cerveza en mano hasta el patio trasero de la casa, donde por fin estoy libre de humos de cigarro y marihuana, mi amigo me sigue.

Estamos ambos ahí, el fumando y yo bebiendo. No estaba ni la mita de lo que en un principio de la mañana planeé. Emborracharme y acostarme con la primera que se me abriera de piernas. 

—¿problema de faldas, Row?

Hago un mueca notable por lo irritable de sus ojos azules.
Lo irritable que se vuelve recordar a Sabrina con mi mejor amigo.

—no me siento bien, me duele cabeza... —siseo tomando toda mi cerveza él se hecha a reír cual foca retrasada.

—Eso me lo dices cuando vayamos a follar, mientras quiero la verdad... Larguirucha.

— ¡que asco!  — replico indignada.  Farkle y yo te entiendo sexo, justo ahora prefiero aún mas las vaginas. 

Él solo se ríe de mi expresión —venga,  esta bien... Cuéntame, ¿Qué pasa que aun no tienes la cara enterrada en la entre pierna de alguna chica?

Desde que conozco a Farkle, siempre ha hablado así. Tan crudo y sin darle  importancia de lo que piensen por su manera de hablar.

—Conocí a alguien, vale... —replico gruñendo por su insistencia. Es mi mejor amigo, pero jamás hablamos de sentimientos. No es lo nuestro.

—conoces muchas chicas, ¿Qué  tiene esta en especial? —dice tirando la colillas del cigarrillo al suelo, suspiro. 

—debes dejar de fumar, es grotesco.

Le recomiendo.

—cuando te dejen de gustar la chicas,  lo dejare. — touch.

—Nunca —siseo mientras reímos, perezosamente continuo— es rubia y tiene un ojos preciosos.

—eso es nuevo, Row —me observa,  sorprendido— dónde quedaron las  pelinegro para ti.

—pasado, ella tiene ese algo que me atrae. Es pequeña y curvilínea por donde la miré, ojos profundos como el mar y ya sonrisa de niña inocente con travesuras bajo la mangas con esa voz de tercio pelo que endulza y pervierte mi mente...

Farkle, silva exagerado cuándo oyéndome —venga nena, eso es a lo que llamo ser acosador, nivel extremo.

—Idiota —le suelto con falsa molestia.

Nos callamos, de reojo miro hacía la parte principal de la casa por donde reconozco al chico con el que bailaba hace unos minutos atrás Farkle. Le golpeo con el codo parte de las costillas para que lo vea irse. 

—Estaba despechado y tenia hora de llegada —dice con tono poco importante pero con misterios bajo esas palabras.

Si algo sé,  es que a Farkle ningún buen culo se le escapa. 

Veo como el chico se tambalea sobre quién lo ayuda a llevarlo devuelta a casa.

Pero falla en el intento porque se cae de rodillas justo en la puerta del carro... Uno muy familiar para mí.

Escucho un bufido sereno, endulzando mi oído.  Los vellos de mi nuca se erizan y supe de inmediato quien es.

—Sabrina —susurré al verla y cerciorarme que era ella. En realidad es ella. 

—¡que culo! —escucho a Farkle decir, lo golpeo.

—Mas respeto, es la chica de quien te hablé. —le reprendí con otro golpe.


Morí ignorada en el capitulo anterior,  por lo que he decidido a subir los capítulos de sorpresa.

Nota:
Habrá Larkle.

Muñecas de cristal •|ROWBRINA|•Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu