—¿Qué? —pregunté confundida. —¿De qué hablas?

—¿Cómo que de qué habló niña? ¡Tu nombre no aparece en ningún registro!—apretó el puño.

—¿Cómo es posible?—pregunté aterrada.

—Después del incendio que ocurrió en la casa de tus padres, te busqué sin cesar, hasta que el abogado de tus padres me contacto y me dijo que falleciste junto a ellos.

—Pero estoy viva...

—Viva y sin pruebas para demostrar que no fue una trampa tuya para no pagar las deudas de tu padre.—suspiró mi abuelo.

—No entiendo nada.—me moví en mi asiento totalmente confundida.

—Tu padre tenía un montón de deudas en el momento en el cual murieron. Lo estuve averiguando todo el tiempo y siempre intenté vigilarlo, sabía que se metió en...—suspiró profundo. —Mafia.

—¿Mafia? ¿Mi padre se metió en la mafia?—pregunté en voz baja.

—¿Nunca te preguntaste por qué Alex y tu padre se llevaban tan mal?.—sonrió amargo. —Tu fuiste el billete que pagó todas las deudas de tu padre—suspiró. —Y nunca lo adiviné, nunca pensé en esto.—se retorcía de nervios.

—Abuelo, no te consumes, esto ya es pasado.—intenté tranquilizarlo.

—¡Rosalia!.—exclamó y me callé. —Tú eres una de las herederas de mi familia, sangre de mi sangre. Tu vida estaba arreglada desde antes de nacerte.

—No necesito ninguna herencia, abuelo, necesito tu ayuda.—lo miré a los ojos. -.- El pasado no lo puedo cambiar. Alex recibirá su merecido. El futuro es lo único que me interesa.

—Alex ya recibió su castigo.—dijo y fruncí el ceño. —Colin, se encargó de todo antes de irse.

—El proceso aún no acabó.

Mi abuelo sonrió amargo.

—Nunca hubo ningún proceso, Rose.

Ante tal confesión ya no pude más, me levanté de la silla y negué con la cabeza.

—Colín averiguó todo sobre ti desde hace mucho tiempo y evidentemente llegó en el momento en el cual tú ya no aparecías en ningún registro. Aquí fue donde yo fallé, pero él siguió adelante.—mi abuelo bajo la cabeza. —Descubrió que detrás de todo estaban Alex y tu padre. El imbécil de tu padre le dio toda la fortuna que tu madre ahorró, pero para Alex no fue suficiente. ¡Miserable!

—¿Colín te buscó a ti? —pregunté.

—Sí.—asintió con la cabeza. —Un día que vino a New York, pensé que iba a proponerme algún negocio o algo pero lo que el me dijo superó cualquier pensamiento.—hizo una pequeña pausa. —Me contó sobre todo lo que descubrió, sobre ti, sobre Diego—sonrió. —Estuve impaciente por venir a verte, pero me lo prohibió.

—¿Por qué?

—Porque sabía que ibas a necesitarme más tarde.

—Sabía que iba a dejarme sola.—una lágrima se deslizó por mi mejilla.

—¿Pensaste que iba a jugarse con tu libertad cuando te llevó al tribunal?—no conteste. —Hace mucho tiempo que estuvo haciendo los arreglos, aprovechándose del poder y el respecto que posee. Tu presencia allá fue solo para que los federales y los hombres de la ley se aseguren de que estás viva.—afirmó. —En ese día volviste a ser registrada.

—¿Dónde está Colín?

—No sé...—murmuró.

—¡Mentiras!— grité golpeando el escritorio con el puño.

—No, él debía decirme el momento en el cual me ibas a necesitar, en cambio, fuiste tú quien me buscó por necesidad. —miró las fotos que Colín tenía en su despacho donde aparecíamos todos. —Intenté ponerme en contacto con él, contraté detectives para localizarlo pero no pude encontrarlo.

—¡Si no pudiste encontrarlo es porque no quiere que lo hagas, porque le gustan los fucking juegos mentales!

Mi estado se estaba alterando, entre lágrimas y nervios ya no sabía qué sentimiento dominaba mi humor.

—Vamos a seguir la búsqueda.

—Hasta debajo de las piedras, si es necesario.

Y a partir de ese momento las cosas empezaron a cambiar. Rompí cualquier contacto con Alejandro y Ricardo, el único que mantenía una relación con ellos era mi abuelo, quien manejaba todas las acciones de Colín. Para ser justa, después de haberse mudado de New York a Los Angeles, nuestra relación empezó a funcionar mejor.

Los negocios iban de maravilla.
Los niños disfrutaban de la atención de mi abuelo, Zuleina, Natalia y la madre de Colín quien nos visitaba cada domingo.
Mis diseños sufrieron bastantes cambios, eran más duros y oscuros, haciendo que miles de diseños lleguen a ser rechazados.

Y de esta manera habían pasado dos meses más, entre búsquedas y investigaciones.
Si un día estaba totalmente segura de que Colín aparecerá como un milagro en el día en cuál nuestra hija nacerá, ahora todo se derrumbó. Stella-Maria había nacido y Colin seguía desaparecido.

¿Será el tiempo de resignarme igual a los demás?

 Millionaire   ©®   Donde viven las historias. Descúbrelo ahora