Capítulo 2.- Mi Nueva Hermana

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Me había dormido, no tenía nada encima, solo sentía miedo, mucho miedo, sentí que alguien me tocaba la espalda.

—Despierta —oí que alguien decía muy suavemente cerca de mi oído, no reconocí la voz—. Isis despierta —otra vez esa voz, me estiré levantándome y abriendo mis ojos, me levante de golpe al ver a otra chica frente a mi, sentí un ataque de pánico y me empuje al otro lado de la cama a gran velocidad, casi la golpeó con mis brazos largos.

—Lo siento no quería asustarte, solo que me dijeron que te despertará para ir a cenar —dice al notar mi reacción—. Soy Evelyn —saludó extendiendo su mano amablemente.

—Yo soy Isis —le respondí con una sonrisa tímida, ella soltó una leve risa.

—No tengas miedo, vamos o si no vendrán por nosotras —yo asentí—. Vamos te ayudaré a cambiarte, es mejor que no se den cuenta que te dormiste —su actitud e parecía rara, amable, cuándo la mayoría solían tratarme de mala manera.

Me ayudó a elegir que ponerme rápidamente y fuimos al comedor, habían muchas chicas y chicos ahí, me detuve al instante, algunos voltearon a verme, no sabía que hacer, por mi mente pasaron recuerdos de mi niñez y de como me trataban las personas que conocía.

De repente oí que Evelyn me decía—. Tranquila —se puso frente a mi—. Ven conmigo, no te harán nada, solo relájate —dijo ofreciéndome su mano, la sujete y caminé con ella, me agradó que me quisiera apoyar, era algo que pocas veces había sentido y me gustó dicho detalle.

—Toma una bandeja —dijo al llegar al mostrador de comidas, soltando mi mano para que lo hiciera, hice lo que me pidió y seleccionamos nuestra comida, luego nos fuimos a una mesa un poco apartada, se sentó al frente de la mesa dejando a todos los demás a su espalda y yo me moví para sentarme al lado izquierdo.

—Sentemonos acá —volvió a hablar, parecía que no se daba cuenta que ya lo estaba haciendo, contuve una risa mientras me acomodaba como fue posible—. ¿Cuántos años tienes? —preguntó cuando iniciamos a comer.

Se notaba que era nueva en la vida en un orfanato, pues la mayoría prefería evitar preguntas personales, pero saber que a alguién le interesaba saber sobre mi, sin mostrar malicia, era algo que me resultaba curioso.

—Doce —le respondí, fingiendo que no me resultaba raro, pues aunque raro me parecía agradable.

—Yo igual, que bien a lo mejor seremos compañeras en la escuela —dijo algo animada, yo sonreí, era obvio que seríamos compañeras si éramos compañeras de habitación—. ¿Conociste a tus padres? —cuestionó, haciéndome recordar porque no solíamos preguntar cosas personales.

Pero sentí algo de dolor en sus palabras, parecía que no le gustaba algo en esa frase, tal vez era una pregunta producida por algo que ella había vivido.

—No, y no quiero conocerlos —respondí ocultando mi rostro, recordar mis orígenes me causaba dolor, ni siquiera me querían con vida, solo me desecharon donde creyeron que moriría, fue una suerte que alguien me encontrará—. No quiero hablar de eso —dije mientras una lágrima se caía por mi rostro.

—Entiendo —respondió—. Mis padres fueron asesinados hace un año, cuando unos hombres armados intentaron secuestrarme, un policía que estaba cerca me salvo, pero no pudieron hacer nada por ellos.

Finalmente la entendí, eso explicaba su forma de actuar, la mayoría de nuevos solían sentirse solos, pues sus deseos eran diferentes a las de la mayoría. Los demás solíamos desear una nueva familia, pero ellos sufrían por haber perdido a la que ya tenían.

Extendí mi brazo largo para darle un leve abrazo, me moví para acercarme a ella—. Tranquila, no estás sola - le hablé para tranquilizarla, en ese momento se movió hacia mi y me abrazó, apoyando su cabeza en mi hombro, pero seguía llorando levemente, su tristeza se notaba y supongo que era entendible—. Aquí tienes a una amiga —le dije, después de todo, así se les dice a las personas que uno quiere apoyar ¿verdad?

Entonces levantó un poco su cabeza y negó—. Tu no eres mi amiga —dijo moviendo la cabeza eso me dolió, yo que creí que podría tener mi primer amiga—. Tu eres mi nueva hermana y nunca te dejaré que te hagan daño —dijo con una sonrisa y ambas nos abrazamos...

Ella me estaba considerando una hermana, ella quería que fueramos familia... Esto era lo mejor que me había pasado en toda mi vida.

Un Mundo Mágico.- Los Orígenes De IsisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora