1.-Ese mayordomo, salvador

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Dentro de aquella lúgubre obscuridad, podía sentir el torrente murmullo de la lluvia, granizos como piedras, rayos y truenos que iluminaban de forma mortífera mi vista, pero por encima de todo, el fuerte sonido de mis gritos y sollozos

No podía creerlo, era increíble para mi entender de que mi final llegaba, de que iba a morir en cosa de instantes, de forma despiadada, de forma inhumana, de forma misteriosa y callada, sin saber realmente quienes eran los que me humillaban, quienes eran los culpables del asesinato de mis padres.

En mí no paraba de sonar el constante pensamiento de histeria, de desesperación. "Sálvenme", no cesaba mi pensamiento, al igual que la lluvia, no me quería detener, no quería detenerme sin saber quiénes eran los culpables de mi sufrimiento. Era complejo comprender como Dios, aquel ser imparable, todo poderoso, aquel ser que velaba por todos sus discípulos era quien menos me acompañaba ¿Dónde estaba su fuerza y su misericordia? ¿Dónde estaba él, a pesar de mis constantes plegarias? Ya no esperaba a nadie en particular, solo pedía salvar mi vida, dejar este espacio, dejar mi dolor y dejar a mis padres, solo buscaba mi salvación.

- Sálvenme, quien sea, por favor- un alarido logro salir de mí, era desgarrador escucharme así, era doloroso el camino de agua salada por mis mejillas, pero era aún más desgarrador mi falta de dignidad, mi falta de esperanza- haré lo que quieran, lo que pidan daré- ésta vez mis palabras sonaban aún más quebradizas, sabía que las posibilidades eran casi nulas.

De pronto, sin previo aviso un fuerte rayo iluminó mi vista; pero luego, de forma inexplicable para mis sentidos todo el habitáculo se envolvió en un obscuro tenebroso, un umbrátil caótico, confuso. Notaba que no era solo confuso para mí, todos los presentes en la habitación se cuestionaban miedosos de aquello, sus preguntas cada vez se escuchaban más lejanas, se volvían como el murmullo de la lluvia, lejanas, inalcanzable, inaudibles. Por encima, lograba escuchar pisadas determinantes, confiadas y relajadas; un suspiro burlesco se escuchó a mi izquierda, muy cerca de mi oreja.

- ¿quieres ser salvada? - su relajada y parsimoniosa voz retumbaba en mi cabeza. Un tono seductor, meloso, embaucador, todo con un aire de gracia. Luego de emitir su frase, velas, de una tonalidad algo más escarlatas que las comunes se encendieron a mi alrededor.

- ¡¿Quién eres?! - mi dubitativa era histérica, desesperada y llena de miedo. Pude escuchar su risa, increíblemente burlona. Una vez más, ya indignada y con ira pregunté- ¡¿Quién mierda eres?! ¡¿Qué has hecho y por qué estás aquí?

- Usted me ha invocado -su obviedad era irritante, la sorna parecía ser su tonalidad favorita, al igual que su meloso tono- soy el fruto de su poca fe, su demonio, alguien que la puede salvar de esta situaci...

- ¿tú crees que soy estúpida? - lo interrumpí, sin pelos en la lengua, y esta vez mi miedo y desconcierto comenzaba a ser engullida y cambiada a una furia y desesperación. Ya me veía demasiado mal con el embrollo del secuestro como para tener a un loco con su cuento de demonio, me encontraba agotada. El por su parte soltó un suspiro que copiaba mis sentimientos de forma inigualable, era un suspiro cansado, pero luego lo seguía una risa con decoro y burla.

- ¿quiere ser salvada? -ésta vez su voz se volvía profunda, seria y otorgaba confianza - creo que, en su situación, ayuda es lo que necesita.

- ¡entonces sálvame de una vez! -exclamé con furia, con la suficiente fuerza para tapar el sonido de mis cadenas chocar. Solo me quedaba confiar en un tipo que de entrada era exasperante. - ¡ahora!

- Debe esperar lady, hay algo antes por cumplir -su calma me mantenía desesperada, digerir sus parsimoniosas palabras solo generaban una cólera inimaginable. - esto consta de un contrato, en donde usted intercambia su alma, por un deseo, debe ser consciente de que si acepta éste trato con un demonio, no será capaz de alcanzar a Dios o una iluminación, siquiera un más allá prometedor.

- ¿Me ves preocupada por conseguir una muerte tranquilizante?, no existe esa locura de muertes dignas, solo vidas dignas. -mis palabras salían a regañadientes de mi boca, escupía cansada cada palabra. Suspiré y sin tener en donde mirar, ya que no tenía ni idea de donde estaba, miré al frente- solo haz el puto contrato y sácame de aquí

- ¿ese es su deseo? -contestó con un tono fraudulento y feliz

- No me veas la cara de idiota - propiné un manotazo al suelo y mi entonación desafiante pretendía tener el control de la situación. -mi deseo es la venganza, recuperar mi dignidad en forma de venganza, destruir a cada uno de todos los ineptos que se atrevieron a burlar mi estúpida existencia, con ambición quiero aclarar la duda que tengo acerca del motivo de muerte de mi familia... -al terminar mi última palabra grité con ardor, con el dolor que sentía al mover mis mejillas, con el cansancio de seguir gritando y con la ira por mi afán de querer más. -¡quiero que mueran!

- Entendido, entonces su alma a cambio de venganza ¿cierto?

- ¡¿eres estúpido o qué? ¡Solo haz el contrato de una maldita vez y sácame de aquí! -ya no existía una gota, una sola gota de paciencia en mí. De pronto, de las tinieblas salió una silueta negra, alta, esbelta, impresionantemente elegante y refinada, agraciada en su totalidad, esta hizo una reverencia ante mí, un gesto dispuesta a sumisión, pero era completamente distinta, pues aquel gesto, solo podía envolverme y carcomerme a mí.

- Yes, my lady...

Me aferré a él cuándo sentía que el tiempo dejaba de estar detenido, cuando sentía, de forma casi mágica, la gravedad llegar nuevamente a mi cuerpo. Caí seminconsciente a su fibroso cuerpo, solo sentía gritos, la lluvia y el enfundado calor que nos otorgaban grandes llamas de fuego. Todo se volvió negro y calmo, todo se volvió difuso y lleno de inconsciencia.

"me mudaba nuevamente a casa de mi padre, en Inglaterra. La mujer que me había dado la vida y que me ha intentado criar durante largos 18 años se iba de viaje nuevamente y había tenido la fantástica idea de llevarme a casa de quien me había tenido en sus huevos quizás cuanto tiempo.

El viaje había sido inesperado y rápido. Debía admitir que no odiaba esto, pasaba tiempo sin ver a mi padre, tiempo sin usar estúpidos decoros y dejar mi vida citadina y medianamente normal para volver a ser la hija de un conde británico y para variar dueño de una empresa europea. Mi inusual perdida de voz durante el viaje se debía a mi nerviosismo, solo lograba musitar un saludo planeado para mi padre, el cual lo recitaba con mayor frecuencia una vez adentrado a los terrenos Phantomhive. Me acerqué al asiento del conductor con una infantil impaciencia y divisé a mi padre a lo lejos. Ahí estaba, su cabello bien peinado y algo engominado, rígida y adecuada postura, vestimenta elegante y monocromática, un par de arrugas nuevas en su entrecejo y un rostro sin expresiones. Se notaba feliz, dentro de su rígida y fría apariencia, se veía feliz. El auto se detuvo y al instante me preocupé de acercarme a la puerta para poder salir. El chofer tuvo el amable gesto de abrir mi puerta y una vez afuera, me acerqué a él con una elegancia comprada por internet e instruida por wikihow, lo saludé de forma distante y reservada, el imitó mi acto. Luego casi burlando la elegancia, la etiqueta y los modales, me lancé con los brazos abiertos a el cuello de mi padre y le di un estrecho, cercano y totalmente fraternal abrazo. Y sorprendiéndome por recibir un gesto amoroso por el mismísimo Elliot Phantomhive, sentí sus brazos rodearme y preguntar con un cálido tono de voz, acerca de mi estado actual. Mis comisuras se alzaron y le regale una sonrisa mientras me separaba y le explicaba que tenía mucho por contar. Con un amable gesto me indicó que nos encamináramos hacia la casa.

Tomado de la mano nos acercábamos a la puerta, ambos con una sonrisa cálida, ambos contentos de vernos. Las puertas fueron abiertas, recuerdo sus manos empujarme con protección hacia atrás de él, fuimos embaucados. Luego de un largo periodo de inconsciencia, fui reunida con mi madre, mi padre y un montón de rostros extraños en un gran salón, lleno de símbolos. Lloré por nuestras vidas."

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holaaaaa, he vuelto, despues de bastante tiempo, espero les guste el cambio y ahora una pequeña pregunta ¿seguimos con la rayis o nos ponemos un nombre cool?

Yes, my lady ×Sebastian Michaelis×[editando] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora