Khun, un chico frío y reservado, está acostumbrado a los cambios constantes de vivienda debido a los negocios que hace su abuelo con otras empresas.
Un día su abuelo hace un contrato muy importante en Japón, por lo que es necesario que viajen a aqu...
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Aquellos segundos se hicieron verdaderamente eternos, el silencio era tan denso que parecía ser posible cortarlo con unas tijeras escolares. Khun aún no podía asimilar lo que estaba sucediendo justo ahora y es que se encontraba de lo más tranquilo revisando sus notificaciones y entonces de la nada la estúpida puerta se abre dejando así su desnudez a la vista de un extraño.
Casual.
Se arrepiente mil veces, el peliazul no sabe cómo cubrirse ahora mismo ¿Cómo se le ocurre ver su celular justo cuando se está vistiendo? Este sin duda era el peor día de su vida.
—¿Te gusta la vista? —Preguntó Khun con un tono sarcástico aunque por dentro se moría de la vergüenza, estaba rezando por no sonrojarse en ese instante.
—E-eh... ¡Eh! —El contrario soltó un pequeño grito, se encontraba muy nervioso y poco a poco sentía que la sangre subía directamente a sus pómulos poniéndolos así calientes. —Y-yo...
—¿Tu? —respondió, incitándolo a continuar, pero, al ver que el castaño le sonrió con nerviosismo y jugaba con sus manos supo que no servía de nada, además ¿Para qué quería saber las razones? No le importaba en lo absoluto, Khun no era un exhibicionista así que decidió cortar el rollo. —¿Qué esperas? ¿Vas a quedarte viéndome todo el tiempo?
—S-si —Khun levantó una ceja, mirándolo con reproche. —¡D-digo no! ¡Lo siento! —El castaño hizo una reverencia y se largó a correr de ese lugar.
Khun fue consciente de la maratón de aquel extraño y cerró los ojos cuando escuchó un golpe estruendoso,al parecer aquel sujeto se había tropezado o algo, pero antes de poder hacer algo escuchó la puerta de los vestidores cerrarse, el intruso se había ido.
—Lo que me faltaba. —dijo al ver la pantalla de su celular rajada. —Vaya, mi celular ahora tiene todo el estilo arácnido. Genial —rodó los ojos y lo recogió del suelo para ponerlo en su bolso.
Esta vez, Khun se vistió lo más rápido que pudo, no quería que alguien más lo viera, hoy era su primer día y aunque no pasó ni cerca de una hora ya se había humillado. Simplemente perfecto.
—Espero no volver a ver a ese sujeto tan extraño. —susurró mientras salía del cubículo para mirarse al espejo y sujetar su cabello azul en una coleta.
Suspiró con pesadez resignándose a la idea de que tal vez sus días en aquella escuela se basarían en ser humillado o en su pésima suerte, es decir, no es que Khun sea pesimista...
Bueno, si era pesimista ¿Para qué negarlo?
Pero no porque fuera pesimista pensó aquello, es que Khun no sabía absolutamente nada de las escuelas "normales", ¿Qué se suponía que debía hacer? ¿Cómo debería actuar? ¿Acaso habían rangos así cómo en las películas Americanas? Si ese fuera el caso, ¿Qué papel tomaba Khun en aquel Instituto? Joder, que difícil. Maldita sea la hora en que su abuelo decidió mandarlo a una escuela cuando tranquilamente pudo seguir sus estudios en casa.
