Día 1 - parte 1

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Después del cansador viaje de 18 horas y 30 minutos llegué al aeropuerto, estaba nerviosa, mareada, sentía que vomitaría en cualquier momento, no podía controlar la emoción de al fin estar cumpliendo mi sueño, pero tenía que calmarme y actuar como una persona normal. Intentaba caminar por los pasillos del avión sin que mis piernas tambalearan y se me hacía casi imposible, le sonreí a al menos unas 20 personas en mi trayecto en búsqueda de mis dos maletas -deben haber creído que estoy loca- aún no podía creer que estaba allí, en Bucarest, de dónde tantas historias se cuentan y lo mejor: estaría 5 días ahí, sola, sin nadie que entorpeciera mi viaje. Tomé mis maletas y corrí por los pasillos hacía la entrada del aeropuerto, varios taxistas me ofrecieron llevarme a donde quisiera, pero no, yo necesitaba tomarle una foto a ese lugar –y lo hice– más tranquila me devolví a los taxis y un señor algo mayor (aprox. 54 años) se cruzó en mi camino y me indicó su taxi, yo algo asustada lo seguí, él tomó mis maletas y me abrió la puerta, me sentí como una princesa a quien la invitan a subirse a su carruaje, estoy acostumbrada a los colectivos de Chile donde me abro la puerta solita. Ya arriba del taxi el señor me pregunta:

-¿Dónde quiere que la lleve señorita? –me habló en rumano... espero las clases que tomé me hayan servido–
-Al Epoque Hotel señor. –Espero haberlo dicho bien–

Encendió el motor y comenzó a conducir, yo seguía nerviosa, pero no me arrepentía de haber venido, era mi sueño desde niña y gracias a mis ahorros y a mi familia por fin lo estaba cumpliendo. Yo iba pegada mirando por la ventana lo hermosa que era la arquitectura de Bucarest, la gente, las calles, los autos ¡todo!, interrumpiendo mis pensamientos el taxista volvió a hablarme:

-Y... ¿De dónde proviene tan linda señorita?
-De Chile, señor –sigo con las dudas de si estoy hablando bien–
-¡Chile! No había tenido pasajeros chilenos antes... Espero disfrute su estadía en Rumania, aquí tratamos bien a los turistas.
-Espero sea así... –no me atrevo a decir más–
Después de 27 minutos en taxi veo un gran edificio en frente de nosotros, era un pasaje sin salida así que supuse que ya habíamos llegado y el señor dice:
-¡Llegamos a destino señorita!

Se bajó del taxi y corrió a abrirme la puerta y tomarme de la mano para que yo pudiera bajar –me pregunto si toda la gente será así aquí...– luego abrió el portamaletas y bajó ambas maletas mientras yo me acomodaba la ropa y me ponía la mochila, le pagué, recibí mis maletas y sonriendo le di las gracias por el viaje. Esperé a que el taxi se fuera y desesperada saqué mi teléfono para tomarle una fotografía al hotel, después de unas 5 fotos me dispuse a entrar. Llegué a la recepción y vi al recepcionista, me acerqué y me dijo:

-Bienvenida al Epoque Hotel, ¿puedo ofrecerle una habitación o tiene alguna reservación dama?
-Tengo una reservación, traje impreso el documento de que... –me detuvo–
-No se preocupe señorita, con su nombre bastará.
-Oh, amm Lily... Lily Matilda Lara Williams –lo dije como un loro–
Él se puso a escribir en su computador y comenzó a buscar, solo espero haya entendido mi nombre de tan rápido que se lo dije. De pronto me miró y me dijo:
-Sí, aquí está... –leyó mis datos– ¿todo correcto?
-Sí, todo correcto –se lo dije con una sonrisa–
-Okey, entonces aquí están sus llaves y que tenga una buena estadía, disfrute dama –me devolvió la sonrisa–

    Le di las gracias y fui casi corriendo a las escaleras, arrastré mis maletas, pero en ese momento no me importaba nada, solo subí y subí hasta el pasillo donde creí podía estar mi habitación, la 204, y sí, metí la llave y abrí, todo eratan hermoso, tan blanco, cerré la puerta, solté mis maletas y me lancé sobre la cómoda cama mientras miraba mi mapa –¿a dónde iría ésta loca chica hoy? – Descansar no me interesaba, solo tenía un día para conocer Bucarest y tenía muchos lugares que visitar. Me paré de la cama y fui al baño para darme una ducha, luego apurada salí y corrí al cuarto, me puse ropa cómoda y eché lo necesario a mi mochila (cámara, baterías, documentos, pasaporte, dinero, llaves, galletas, lentes de sol, mi mapa, audífonos, etc.) salí de la habitación y caminé a las escaleras, bajé y pregunté al recepcionista donde tomar un taxi. Salí del hotel, tomé un taxi e indiqué que quería ir a Parcul Izvor –al parecer el rumano se me estaba dando fácil– fueron tan solo 5 minutos y yo pensando en media hora más de viaje, pagué y bajé feliz, otra vez a tomar fotografías como loca. Seguí el camino que había por el parque, sabía que me llevaría a un buen lugar...    

    

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⏰ Last updated: Oct 01, 2017 ⏰

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