Hazlo por mi. ¿Quieres?...

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El polvo y el atardecer abarcaban totalmente su zona de visión.

- ¿Que sucedió?... -un susurro tambaleante surco sus labios y el dolor punzante perforaba su cabeza.

¡Saz!

El latigazo de dolor no perdió el tiempo recorriendo su cuerpo. Dolía ¡Oh Kami dolía tanto! Tomando aire sus pulmones reprocharon y la sangre broto escurriendo desde su barbilla al suelo en ruinas.

Escombros lo rodeaban en todas direcciones, iluminados por los últimos rayos de sol y las llamas esparcidas, avivadas por los escombros; levanto la vista tratando de no volver a perder el conocimiento, unas placas de metal se alzaban a unos metros de él y sobre ellas...

Sangre.

Sangre y cuerpos por todas partes.

La sorpresa en su rostro fue remplazada automáticamente por una mueca de asco, sus piernas flaquearon y dio varios pasos hacia atrás, desvío la mirada tan rápido como pudo. El polvo comenzaba a desvanecerse, escucho voces que gritaban a lo lejos y solo las ignoró, su mente estaba en blanco. Se encontraba en estado de shock.

- ¡Neji! -.

- ¡¿Que demonios está pasando?¡ -la voz llego sin aliento.

El permaneció mirando al suelo sin decir nada, su mente se encontraba en blanco.

Lo único que lo saco fue la voluntad por haber sido entrenado desde una edad temprana y conecto miradas con su amigo, tomo sus manos y se las quito de encima.

Lee miro sobre el hombro de su compañero alejando su atención de él y solo eso bastó para que tomara su estómago con angustia antes que sus piernas no soportarán su propio peso. Cayó sobre sus rodillas y devolvió todo su desayuno comenzando a murmurar por lo bajo cosas sin sentido.

Trato de calmarse cerrando los ojos por un par de segundos. ¡Demonios! Fueron entrenados para lidiar con esta mierda.

Agarro con fuerza a Lee aparatándolo de los jugos gástricos esparcidos, tenia que ser fuerte; apretó los dientes y obligo a Lee a subirse a su espalda, camino con lentitud.

El edificio, o lo que quedaba de este se encontraba a una buena distancia, al parecer los arrojo más lejos de lo que se suponía imposible, físicamente hablando.

Cuando un anbu toco a las puertas del clan Hyuga no esperaba la invitación para una corte, pero como negarse a la invitación especifica de la Hokage, Hinata se había ido antes que él pues deseaba comprar un kit de armas nuevas. Por el camino observabo los puestos y veía lo que sería buena para la cena de ese día, ya cuando estaba en la calle principal todo el bello de sus brazos se erizo y sus sentidos saltaron como un resorte, cuando de repente...

¡Explosion!

Los escombros volaron en todas direcciones, a nadie le dio tiempo de hacer nada, ni siquiera de gritar.

No tenia idea de como había salido con vida, pero ahora que se encontraba despierto lo único que quería era alejarse de ese lugar, algo oscuro comenzaba a crecer dentro entre los escombros.

Una palmada le hizo bajar a un tiriteante Lee, pasando uno de los brazos de su compañero sobre sus hombros y antes de que dieran la vuelta unas siluetas a través del polvo se vieron a lo lejos. Se puso en guardia, pero poco a poco pudo verlas mejor, dos venían caminando y una de ellas llevaba una tercera en brazos, entrecerró los ojos buscando peligro, al no encontrarlo decidió esperar.

– ¡Lee! –grito una voz de mujer que reconoció al instante.

De la gran nube de polvo pudo ver a los protagonistas de su atención, Hinata Hyuga, Shikamaru Nara y Sai; sonrió ligeramente antes de volver a poner una mirada dura.

¡Este es mi verdadero ser! (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora