-Ya veo- dijo burlándose de mis ojeras, ni porque me pareció muy mal educado pude evitar reírme, me miré por un espejo de mano que tenía, traté de fingir que no me causaba gracia, pero la risa salió al instante.

-Oye... pero… ¿Sabes lo que significan mis sueños?- le pregunté dejando de lado mi cansancio.

-No diré nada, si es lo que quieres, debes entenderlos tú misma- su voz sonó preocupada.

-¿No sabes nada?- me contestó con una simple risa y un sorbo a su té.

Esas palabras no me ayudaron mucho, pero la simple presencia de mi tía era más que suficiente para calmarme, sigo sin entender, ni siquiera me dice lo que cree que significan mis sueños

¿Por qué sería un peligro para mí? Necesito ver la manera de entender a mis padres, claro, que como adolescente que soy ningún método me complace, así que no hay manera...

Ella se marchó antes de que dieran las 3:00 de la tarde, lo cual fue un alivio, mis padres regresaban a las 3:30, no para convivir en familia, si no para marcharse a las oficinas que tenían en casa y comenzar con sus conferencias internacionales, y si me preguntan por qué no las hacía en el trabajo, bueno, en realidad no lo sé, pero ellos me decían que era porque eran asuntos 100% privados, y aunque yo no les creía, nunca me iban a decir, reprimía mis ganas de saber la verdad; yo de inmediato me fui a dormir un poco más, y otra vez aquel sueño:

Yo sentada en una roca, miro alrededor, oscuridad y nada más, me viene a la cabeza aquel poema de Edgar Allan Poe, el del cuervo, en ese momento, casualmente, cuervos empiezan a volar sobre mi cabeza, un leve rayo de luz de luna ilumina lo suficiente para que pueda distinguir a medio metro de mí, no es mucho pero basta para que me decida por correr lejos.

Corro y corro, pero el camino parece alejarse, me introduzco cada vez más un bosque, tropiezo con frecuencia, pero me levanto y sigo adelante, hasta que en una de esas caigo sobre un charco de lodo, hojas insectos y  no sé qué más, el asco me provoca nauseas, pero quiero seguir corriendo, no puedo, algo me lo impide, como si estuviera parada en arenas movedizas, de repente, un fuerte rugido se escucha a lo lejos, quiero levantarme y correr, no puedo, veo a la criatura acercarse, el miedo se vuelve cada vez más real, y despierto.

Me encuentro sudando y con la respiración entrecortada, pero me calmo y trato de volver a dormir, y lo consigo, como si no recordara ese horrible sueño.

Aquel día, en el instituto, busqué a mis amigas, los pasillos estaban más limpios que de costumbre, lo cual era una suerte, para mí la higiene es prioridad, no soporto la basura, el mal olor, ni nada parecido.

Creo que esto es común en las chicas, no entiendo por qué los hombres no se preocupan tanto por eso… ha claro… si lo hicieran todos los demás los llamarían maricas, estúpida sociedad, siempre buscando la forma de hacer miserables a las personas.

Como sea, después de buscar un buen rato, este rato de verdad que fue laaargooo… solo encontré a Julieta, platicando con Fred, espero que lo recuerden, lo mencioné cuando les relataba aquel momento en la fiesta y que me robó a mi amiga, si, aquel compañero que describí “afeminado”…

Vida de una suicidaNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ