—Prestad atención un momento —pide el señor Farrés. Aún así, los demás alumnos siguen hablando, sin hacerle caso—. ¡Silencio! —grita, asustandonos a todos, y haciendo que los murmurios y carcajadas cesen—. Hoy tenemos con nosotros tres alumnos nuevos.
Los susurros vuelven, preguntándose: ¿Quiénes serán? ¿Serán guapos? Y demás...
Por la puerta entran tres muchachos, uno más alto que los otros dos que lo acompañan. Dos de ellos tienen un color de pelo curioso. El más alto, tiene el cabello rubio platino, hasta los omoplatos. Su piel es morena, y tiene ojos ámbar, como Nath. Le sigue uno más bajito, un moreno de tez pálida como el azúcar blanco, y ojos grisáceos. El chico ha observado detenidamente la clase, hasta pararse en mí. Me ha mirado, y de seguido, sonreído.
Una vez más, los susurros vuelven.
El último muchacho es uno algo familiar. Éste tiene una pálida piel, y unos profundos ojos color verdosos. Su cabello azul es lo que más destaca de él. Sus ojos se clavan en mí, haciendo que me estremezca en mi asiento, y que Alexy me pregunte si estoy bien, a lo que respondo que sí, que solo me había parecido que ya lo conocía.
Al salir al recreo, Rosa se nos a juntado a Alexy, Armin y a mí.
—Esos chicos... eran los del karaoke —exclama entre jadeos.
—Ya decía yo que me parecía haberlos visto en algún lado.
Nos sentamos debajo de un árbol, a la sombra, y ahí comemos algo de almuerzo. Aún hace calor, pero no como para ir en pantalón corto. A lo lejos, veo una cabellera azul que da vueltas en sí misma para segundos después, volver a pararse y rascarse la nuca.
—Ahora vuelvo, seguid sin mí.
Me acerco al nuevo, y cuando estoy tras él, le pongo una mano en el hombro, dándole un susto, y dándose la vuelta poniéndose en pose defensiva.
—Tranquilo, solo soy yo —alzo las manos en significado de paz.
—Lo siento, es que estoy algo perdido y no sé dónde se han metido mis amigos —confiesa nervioso.
—¿Quieres que te haga una pequeña guía del instituto?
—Me gustaría, pero no quisiera ser molestia.
—No, no lo eres —le contesto—. ¿Ezarel, verdad?
—Ajá. Y tú Luna.
—¿Cómo sabes mi nombre? —pregunto curiosa.
—Te conozco.
—¿Me sigues?
—Nos conocimos en el bar la otra semana.
—Ah, sí. Es cierto —digo avergonzada.
Después de un pequeño "tour" por el Sweet Amoris, la campana suena, lo que significa, que tenemos clase de música con la profesora Hegoa. Ella es vasca, lo deduje por su nombre, que significa "ala". Nos sentamos en nuestros asientos -que cambiamos cada clase, sentándonos donde nos da la real gana-, y esperamos a que comience la clase. Nos ha hablado sobre el famoso Beethoven, sus obras, y demás. También, como proyecto final para la evaluación, nos ha mandado cantar una canción, la que queramos, pero que represente nuestros sentimientos.
Me he quedado pensativa, y no me habría dado cuenta de que ya era hora de volver a casa si no hubiera sido por Lysandro.
—¿Sabes ya qué vas a presentar? —pregunta tranquilo, como siempre.
—No. ¿Alguna canción que represente mi pasado? Vaya ideas que tiene esa vasquita —digo molesta.
—A mi me gusta el proyecto. Además, podemos hacerlo en grupos.
—¿En serio? Eso no lo había oído.
—Normal. Estabas sopa —suelta una suave risilla.
Lysandro se despide de mí, y se va con Castiel a decidir que van a presentar. Yo por mi parte, aún no sé que voy a hacer. Aunque, una furtiva idea se me pasa por la cabeza. Voy tan sumida en mis pensamientos que no me doy cuenta de que tengo a alguien delante hasta que me choco con él.
—Ah, hola —saludo a Nath—. Perdón, iba pensado en mis cosas.
—Tranquila, no pasa nada —un silencio incomodo nos invade—. Sobre lo de ayer... Siento si te causé molestias —¿no recuerda nada?
—¿No... No recuerdas nada de lo sucedido ayer? —pregunto. No sé si estoy avergonzada, nerviosa porque lo recuerde, o apenada porque no lo haga.
—¿El qué? ¿Qué me declaré a ti y que me rechazaste cruelmente? —pregunta haciéndose el ofendido. Río ante tal actuación—. Me da igual. Te lo vuelvo a preguntar. ¿Quieres salir conmigo?
—Nathaniel, yo...
—Sé que sufriste en el pasado, pero yo no soy igual al chico ese que te hizo daño. No dejaré que sufras de nuevo por ello, te lo prometo. Dame una oportunidad —dice con una tierna sonrisa.
—You're playing with fire —susurro en el oído.
—Pues correré el riesgo de quemarme —me contesta con una sonrisa picarona.
—Vamos a quemarnos de una vez —exclamo y le beso.
***
—Ezarel, es hora de irnos —Nevra me había acompañado hasta la entrada, y había visto lo mismo que yo en aquel instante—. No le des más vueltas.
Un chico, muy similar a mí, demasiado diría yo, está con Luna, y no como amigos.
Miiko quería recuperar a su guerrera, y nos había mandado aquí, de vuelta al mundo extraño donde hay cacharros de metal andantes, y la gente viste muy raro, aunque la comida es mucho mejor que la del Eldarya.
—Entonces... Es un hecho. Ella nos ha olvidado —musita Nevra.
—No, me niego a creer eso —contradigo—. No puede haberse olvidado así como así de nosotros, de todo lo que pasamos en Eldarya —creo que me estoy volviendo loco.
—Tranquilizate —me pide Valkyon—. Ella no ha olvidado del todo. Recuerda cosas, fragmentos sueltos, pero no es capaz de atar cabos. Ha encerrado sus recuerdos —aclara.
—¿Pero, por qué lo haría?
—Quizás para olvidar lo que pasó allí —contesta Nevra.
—Adelantaros sin mí. Quiero estar solo un rato.
Me voy al parque de al lado, y me siento en la rama de un árbol. Observo a la gente pasar con desgana, parejas, solteros, amigos... Subo aún más por el alto y robusto árbol, sin miedo de caer. Comienza a llover. Primero una pequeña llovizna, que cada vez va en aumento, una lluvia triste y solitaria, que te empapa hasta los huesos, que toca lo más profundo de tu corazón, y lo saca a la luz. Bajo del árbol, dispuesto a volver a casa, pero una voz familiar me detiene.
—¿Estás bien? Estas empapado —comenta la muchacha.
Me doy la vuelta, encontrándome a Luna a unos pocos metros de mí, empapada también.
—¿Estabas llorando? —pregunta preocupada.
No contesto. Sólo me limito a bajar la cabeza.
—No —respondo.
—No te creo —me conntradice—. Sé cuándo alguien llora, y aunque llueva, es evidente.
Me acerco a ella, que también ha bajado la cabeza, y la he abrazado. Y al hacerlo, las lágrimas han brotado sin control, como cuando llevas guardando algo por mucho tiempo, y de un momento para otro quiebra, y sale todo. Aunque estemos empapados, puedo sentir la calidez de su cuerpo, y sus pequeños brazos rodeándome, dándome consuelo.
—¿Qué ha pasado?
—Dejame estar así un poco más —le ruego.
—Ez —pronuncia muy bajito.
—¿Q-qué? —me separo de ella, y la tomo por los hombros, mirándola fijamente— ¿Cómo acabas de llamarme?
—E-ez.
—¿Me recuerdas? —pregunto.
—Me recuerdas a alguien, pero no sé a quién.
Y algo dentro de mí se rompió
YOU ARE READING
Searching For You ➡ ECDPA
Fanfiction»Me recuerdas a alguien, pero no sé a quién --- Crossover de los juegos otome Cdm y Eldarya Segunda temporada de: El chico de pelo azul Si no la has leído, ¿A qué estás esperando? Nota: No es necesariamente necesario leer la primera, aunque lo rec...
