Extra

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Este es un pequeño extra para el one-shot anterior.  Y va enfocado a los sueños de Nayuki...

Abajito explicaré todo, ¡Espero les guste!

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-¡Bienvenido seas, Nayuki Tooru!-

Era una cálida bienvenida, considerando donde se encontraba ahora el mismísimo Nayuki. Así que hizo un movimiento con su cabeza, en modo de saludo, y el hombre frente a él se le acercó para darle un par de palmaditas amistosas en su hombro.

-Te esperábamos.-

Y a Nayuki no le sorprendió tal declaración, puesto que desde hace mucho tiempo sabía a donde iba a terminar de todas formas. Sólo asintió, aún sin decir alguna palabra, y siguió al hombre que lo recibió una vez este inició a caminar por aquel sendero rocoso que parecía no tener fin.

-Por cierto, mi nombre es Futaba Taiga. Puedes decirme Taiga, si gustas ¡Espero nos llevemos bien, Nayuki!-

Definitivamente, eran muchas molestias hacia él tomando en cuenta donde se hallaban, ese lugar que sería su hogar (¿Podía llamarlo así?) hasta quien sabe cuándo...

La eternidad, en realidad.

Nayuki Tooru siempre fue un muchacho amable, de muy buen corazón, humilde e inocente. No podía quejarse de su vida, pues desde que nació había sido realmente afortunado. Sus padres eran amorosos, atentos y justos; y tenía dos hermanas menores con las cuales compartía un montón. Su niñez fue el sueño de todo pequeño, y en su adolescencia no tuvo problema alguno. Cuando se convirtió en adulto, básicamente tenía la vida resuelta y podía darse el lujo de dedicarse en lo que más le gustaba. Y por si fuera poco, encontró sin tropiezos al amor verdadero... Aquel con el que deseaba compartir el resto de su vida...

Todo iba de maravilla, era tan de ensueño. Pero una terrible desgracia acabó con todo eso, llevándose al Nayuki que había sido por tanto tiempo.

Desde entonces, él no fue el mismo. Encerrado en su habitación, sin querer comer y ver a nadie, sólo deseando llorar y lamentarse por lo que había pasado; en eso se definió su vida en aquel tiempo. Sus padres, bastante preocupados, hicieron todo lo posible para recuperar a su hijo que había adentrado a una burbuja de oscuridad, pero fue en vano. Y pasó lo inevitable, tocándole dejar el mundo de los vivos...

Pero no contó con recibir cierta oferta, tan tentadora, que no dudó en aceptar. La oportunidad de vengarse, de hacer pagar todo el dolor que sufrió, y esto a cambio de su propia alma.

Entonces, hecho el trato, Nayuki Tooru prácticamente regresó a la vida. Y con un único objetivo: Venganza.

Años más tarde, aquella brecha de tiempo donde vivó como nunca lo habría pensado, cumplió su meta y acató la parte del tratado que le correspondía.

Ahora, estaba pagando lo que hizo en vida a raíz de su promesa.

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Aquel lugar no era tan malo como lo pintaban los vivos. Bueno, Nayuki de verdad no lo veía así considerando lo que había pasado en vida y en lo que se había convertido, pues aquel muchacho dulce dejó de existir desde hace mucho. Además, hizo varios conocidos y hasta comenzó a laborar junto a Taiga cuando este se lo propuso, tan carismático como siempre.

Sinceramente, Nayuki no creyó que hubiera algo como "trabajo" ahí abajo, pero lo que fuera para mantenerse ocupado durante su larguísima estadía. Taiga era una persona muy conversadora y amigable, y más de una vez se preguntó el por qué alguien como este se hallaba en un lugar así. Por supuesto, nunca dejó salir su pregunta, no era su asunto después de todo.

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