Serendipity ‡ rubelangel

2

— ¡Mierda Mangel sí!

Sonreí agitado, ocultando mi rostro en el cuello de Rubén, mientras este se masturbaba al ritmo de mis embestidas.

Lo escuché gemir de una forma desgarradora, tome entre mis dientes la piel delicada de su cuello, gruñendo y aumentando la velocidad en el movimiento de mis caderas.

— ¡Fóllame más duro, joder! ¡Ugh, ahí Mangel! —me alejé de su cuello y dejé de penetrarlo, hice que se girara, dejando su pecho sobre la cama y su culo levantado en mi dirección.

— ¿Ahí? —jadeé. Asintió frenéticamente y fruncí el ceño— Te he hecho una pregunta. —lo tomé de las caderas y me introduje en él con fuerza y hasta el fondo, logrando que soltara un lloriqueo enfermizo que iba en una linea fina entre el placer y el dolor; salí casi por completo, solo dejando el glande dentro, y lo volví a embestir. Luego de aquél gemido no había escuchado respuesta a mi pregunta, solo jadeos y gemidos ahogados— Te hecho una pregunta, Rubén. —le azoté, recibiendo un siseo de su parte.

— Si, Mangel...más duro joder. Quiero quedarme sin voz. —gruñí ante su descaro, penetrandolo con más rudeza—

La cabecera de su cama chocaba salvajemente contra la pared, yo había tenido que sostenerme de ésta para no caer sobre el castaño que se encontraba estrujando las sabanas como si de aquello dependiese su vida. No se controlaba, no hacía el mas mínimo esfuerzo por callar su gemidos, sus gritos, lo estaba disfrutando, ¿que cojones nos importaba que escuchase la vecina? Por como gemía este hijo de puta seguro que se había puesto cachonda también.

— Mangel...a-aah... —con mi mano izquierda tomé con fuerza una de sus nalgas, dejando una marca considerable en ella— Daddy...

— Joder, Rubén...me vas a terminar volviendo loco si sigues así.

— Quiero montarte. Acuéstate... —jadeó. Solté un suspiro pesado acostandome como me dijo que hiciera, dejando mi cabeza a los pies de la cama, hice un bollo con las mantas y las usé de almohada improvisada para mantener mi cabeza elevada y una constante vista de todo lo que hiciese Rubén. No tardó mucho en colocar sus piernas a cada lado de mis caderas, dándome la espalda; tomó mi miembro con una mano y apoyó la otra sobre mis piernas. Me introdujo en él de una forma lenta y sensual; cuando estuvo por completo sentado sobre mí apoyó sus dos manos sobre cada una de mis piernas y movió lentamente sus caderas de un lado a otro, jadeando y con la cabeza hacia abajo, probablemente mirando como mi pene se había undido en su culo, sonriendo, siendo perfecto como siempre.

— Muévete. —le ordené tomando con fuerza sus caderas—

Ardía, sentía que me estaba consumiendo un fuego inexistente, nuestros cuerpos estaban perlados de sudor, sentía que se me acaba el oxígeno con cada movimiento de caderas, con cada gemido me volvía mas débil, me obligaba a caer más profundo en el jodido abismo que nosotros mismos construimos; no quería subir, todo estaría bien si lo mantenía conmigo, si lo mantenía sobre mí dándose placer con mi cuerpo...estaba dispuesto a quemarme, ahogarme y caer...si con eso seguiríamos juntos.

— Daddy... —sonreí. Joder, como me ponían sus fetiches extraños. Decidí seguirle el juego, pasando lentamente mis manos por su espalda.

— ¿Que quiere el bebé ahora, eh? —bajé hasta sus glúteos, masajeandolos con fuerza, mientras él reducía el frenético ritmo de sus caderas.

— Azótame, Mangel. —me relamí los labios, mientras el hacía un puchero, mirándome por sobre su hombro, fingiendo inocencia— He sido malo últimamente... castigame, por favor. —levantó su culo, dejando la mitad de mi miembro dentro, recostandose hacia adelante, cediendome el control nuevamente. No dije nada, comencé a penetrarlo nuevamente, ahora en esta extraña posición, teniendo una vista privilegiada de su culo, me dejé llevar por el sexo y sin pensarlo mucho le planté una nalgada que resonó hasta noruega seguro— Joder, me encanta cuando te pones así de brut– ¡mierda, mangel sí! —le azote dos veces más, una por cada grosería que soltó.