Consecuencias

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Disclaimer: Boku no Hero Academia pertenece a Horikoshi Kōhei.
Advertencias: Universo alterno con temática Steampunk.

Podría contener temas no apropiados para todo el mundo.

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Ya habían pasado más de dos semanas desde el ataque al tren.

Además de Kodai y los mismos delincuentes, nadie más salió herido, por suerte solo fue un gran susto para todos.

Los primeros días fue el tema del que todos hablaban en la ciudad, pues la prensa se encargó de darle una gran atención al incidente, debido a que pesar de que la policía investigó sin cansancio, aún a día de hoy nadie tenía claro el porqué esos tipos habían atacado el tren, y aún más importante, no habían encontrado ninguna pista del o los asesinos de aquel grupo, pues no había dejado más huella que una escena de combate bastante destruida. Los periodistas rápidamente comenzaron a especular sobre quién fue el asesino de estos delincuentes, cuál fue su motivación y cómo escapó sin dejar rastro.

La opinión pública estaba dividida, algunos lo consideraban otro delincuente más, pues había asesinado nada menos que a tres personas y encima había escapado, sin esperar a dar explicaciones de sus actos. Por otro lado, algunos lo consideraban un héroe, ya que si no hubiese sido por él, muchas más personas habrían muerto además de la joven ayudante del tren.

Con el pasar de los días la gente pareció olvidarlo, los policías debieron dejar el caso de lado por otros más urgentes y los periódicos cada vez redujeron más el espacio de la noticia, hasta que, pasadas dos semanas, ya nadie lo recordaba.

Kodai, la única víctima del ataque, tuvo un pequeño velatorio luego de que la policía entregara su cuerpo. Su familia también organizó un pequeño funeral al que asistieron los más cercanos además de sus dos compañeros de trabajo, Kendou y Midoriya. Ambos presentaron sus respetos a los padres de la joven durante la ceremonia. Luego de compartir unos minutos con ellos debieron retirarse, pues la capital no se iba a detener por la defunción de una desconocida y ellos debían volver a su trabajo.

Mientras se retiraba del cementerio, a Midoriya le pareció ver a alguien por el rabillo del ojo, pero aunque se volteó enseguida a mirar no fue capaz de encontrar nada ni a nadie. Pensó que sus nervios y el cansancio acumulado le jugaron una mala pasada; los últimos días no había dormido lo suficiente.

Cuando llegaron a la estación Nova, donde debían empezar hoy, sus tareas ya estaban asignadas y programadas para el resto del día: la joven Kendou debía quedarse en boletería atendiendo al público, a diferencia del joven Midoriya, a quien le tocó la limpieza de unos vagones que recientemente habían salido de mantenimiento. Ambos se despidieron y, con la promesa de volver a verse al día siguiente, se separaron.

El joven se dirigió hasta la sección más apartada de la estación, aquella en donde el público general tiene prohibido entrar y donde el humo, el calor y el vapor están a la orden del día, al igual que la suciedad y el ruido ensordecedor.

Midoriya ya conocía este lugar, pues cuando era más pequeño y aún no aprendía lo suficiente -sin considerar que no cumplía con la edad mínima para trabajar-, se pasaba el día entero corriendo de un lado a otro haciendo los mandados de algún jefe, limpiando las máquinas o llevando carbón a las calderas de las locomotoras.

Aquellas tareas eran bastante complicadas para un niño, pero gracias a su esfuerzo y constante alegría fue capaz de cumplirlas de igual manera, y de paso hacerse amigo de algunos obreros, conocido de algunos conductores, e incluso el favorito de uno que otro jefe de estación. Midoriya se enorgullecía de tener una gran variedad de conocidos.

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⏰ Dernière mise à jour : Sep 17, 2017 ⏰

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