Mark

41 4 0
                                    

Apenas llego localizo a Mark sentado en una de las mesas, la de siempre, para ser precisos. Es curioso que estemos en el mismo lugar de siempre, en la misma mesa, pero con un motivo demasiado diferente al habitual. Rodeo la mesa y apenas me ve se levanta. Tan amable como siempre intento serlo...

-No te molestes Mark –digo sentándome por mi cuenta.

-¿Cómo estás Debbie?

-Ya lo hablamos…

-¿Podrías dejar de ser tan fría conmigo? Convivimos mucho tiempo, te conozco, me conoces, no te comportes de esa forma tan impersonal.

¿Realmente nos conocemos?

-Perdón, tienes razón. Estoy un poco tensa, es todo –digo calmándome y bajando la guardia.

-Lo entiendo, y siento mucho que estés pasando por esto.

Por supuesto que sí Mark Graham, claro que te creo. ¿Me toma por idiota?

-No lo sientas Mark, tampoco es tan malo –digo tomando la copa que acaba de servirme. Cambio de tema radicalmente ya que mi estómago gruñe – Pidamos, por favor. Muero de hambre –digo sonriendo mientras toco mi estómago. Realmente, muero de hambre.

-Ya lo hice, pedí lo de siempre –agrega sonriéndome de una forma demasiado íntima.

-¿Lo de siempre? –pregunto sorprendida. No creí que se acordara, hace mucho tiempo no visitábamos el lugar.

-Claro, ensalada griega para ti, musaca para mí y un muy buen vino blanco –agrega levantando su copa.

El hecho de que este comportándose de esta manera, tan amable y tan atenta hace, que por momentos, lo extrañe. Hace que extrañe la relación que construimos y que poco a poco se fue desmoronando.

Durante la comida, no hicimos más que intercambiar miradas inquisitivas y algunas sonrisas incómodas, en un determinado momento aleja su plato y me mira fijamente, tanto, que logra incomodarme.

-¿A dónde piensas mudarte?

La pregunta me sorprende, por lo que busco alguna respuesta coherente y fiable. No puede sospechar. Si sospechara algo estaríamos todos en peligro.

-Mmm… Los Ángeles –digo intentando sonar convencida.

-¿Por qué?

-¿Por qué, qué? –digo dejando mi plato a un lado también, y centrándome en la conversación.

-¿Por qué te mudas Debbie? –dice girando los ojos. Odio que me giren los ojos.

-Mark… -digo con tono de advertencia.

-Ok, sí, lo entendí. –Dice entendiendo perfectamente a lo que me refiero – ¿Y bien?

-Ah, sí… ¿porque me mudo? –Soltando un suspiro y pensando en la respuesta hablo –No tengo nada más que hacer aquí, lo único que me retenía era encontrar a mi hermana, lo cual veo difícil. Me aconsejaron que me resigne, que posiblemente este muerta desde hace mucho tiempo –Digo con la copa entre mis manos, evitando la mirada de Mark, que sé que esta fija en mi –Como ves no tengo nada más que hacer aquí…

-Lo siento mucho Deb –dice tomando mi mano libre –yo creo que jamás deberías resignarte, es tu hermana y sé lo mucho que la amas y la extrañas.

Levanto la mirada y veo sinceridad en sus ojos, una sinceridad que lastima, porque él sabe quién soy, sabe lo que hago y estuvo usándome todo este tiempo. Como todos a mi alrededor. Sacudo mi cabeza alejando esos pensamientos y me centro en la conversación nuevamente.

-Es una decisión tomada –digo retirando mi mano y reacomodándome.

-Tú amas tu trabajo Deb, ¿qué pasa con eso?

-No ocurre nada –hablo quitándole importancia –estoy harta de tener que soportar las locuras de Erik, no hay nada que pueda conformarlo, nunca valoró realmente lo que hice por él.

-Erik siempre fue de la misma manera Deb. ¿Qué es lo que realmente sucede? –pregunta inclinándose sobre la mesa y clavando su mirada en mi.

-¿Debería suceder algo más de lo que estoy diciendo? Tener que dar por muerta a mi única hermana ¿no es suficiente? –hablo un poco molesta por su intromisión. Estoy confiando en él, a medias, pero lo estoy haciendo. No tendría que pasarse de la raya y tomarme por idiota, una vez más.

-Disculpa Deb, no me malinterpretes. Solo digo que, no sé, quizás es por otra razón, alguien que está molestándote…

-¿Cómo quién? –digo completamente exasperada por la situación.

-No lo sé, solo digo Deb.

-Habla claro Mark –agrego en tono cansino.

-Harry Styles, ¿tal vez?

Mierda. ¿Así que por ese lado venía el tema? Pobre Mark, hombre con el orgullo herido. ¡Já! Vete a la mierda Mark.

-¿Hablas en serio Mark? ¿Realmente crees que me iría por un tipo? –pregunto soltando bruscamente la copa en la mesa.

-No lo sé –simplemente dice aquello. Suelta la bomba y no habla más. Hijo de puta.

-No lo haría, no lo haré –hablo más que molesta mientras rebusco mi cartera dentro de mi bolso, necesito irme de aquí, fue un grave error venir.

-Espera Debbie, no te lo tomes a mal –dice intentando frenar mi impulso de salir corriendo.

Estoy a punto de contestar cuando una sombra cubre la mesa, levanto la vista creyendo que es la persona que nos sirve, pero desagradablemente me encuentro con el rostro furioso de Harry. Y digo desagradable por la situación, no por su rostro, no hace falta aclararlo pero aun así lo hago, Harry es hermoso, excéntrico y hermoso. Y en estos momentos, tenso.

Miro a Mark, quien sonríe gloriosamente ante la situación, disfrutándola. Vuelvo a clavar mi mirada en Harry que ni siquiera me da tiempo de hablar, me toma del brazo y cuando logro darme cuenta estoy sentada en su coche que arranca a toda velocidad.

Olvidé pagar la cuenta. En realidad no lo olvidé, no pude hacerlo por la forma en que me sacaron, prácticamente, arrastrando. Maldito. 

Project of Love - Harry StylesWhere stories live. Discover now