CapítuloTreintaYOcho|Sorpresas|

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Esperó unos minutos para abandonar esa habitación dejando a Greta junto con Mason. Quería estar sola y no iba a hablar con nadie. Entró a su habitación, se dirigió a la peinadora y tomó la foto entre sus manos. Debía encontrarlo. Ahora que sabía que él estaba vivo, no pensaba parar hasta dar con él. Había estado extrañándolo desde hacía muchos años y no pensaba dejar pasar más los días para verlo. Sentía curiosidad de cómo lucía él, si estaba casado, tenía hijos... Quería saber muchas cosas.

...

—Si no te metes en este preciso momento, te meteré yo—dijo Kara, colocando sus manos en los hombros de Noah.

—Tengo miedo.

—Oh, vamos. Has estado ahí muchas veces. No puedes tenerle miedo.

—Hablo en serio. No quiero.

—Bueno, entonces me visto y me voy.

—¡No!

—¡Métete entonces!

Noah ignoró el temblor de sus manos, y caminó por el largo trampolín que yacía a unos tres metros de la piscina. Eran las tres de la madrugada cuando Noah despertó y decidió que quería echarse un baño en la piscina interna del barco, así que intentó despertar a Kara, pero como vio que no despertó, decidió actuar por su cuenta. Tomó un bikini de su maleta, se lo colocó con cuidado de no despertarla, y la llevó durmiendo.

Cuando llegó al área de la piscina y encendió las luces aún con Kara durmiendo, decidió hacerle una pequeña jugarreta con la cual ella seguro lo odiaría. La tomó con sus dos brazos y comenzó a balancearla de un lado al otro, y como vio que comenzaba a espabilarse y a fruncir el ceño, la tiró al agua.

De ahí el por qué estaba con ganas de tirarlo por el trampolín a sabiendas de que no quería.

—Me las pagarás.

—No lo creo.

Kara tenía sus piernas a cada lado de la tabla e iba arrastrándose. Cuando estuvo detrás de él lo empujó colocando sus manos en las nalgas de él haciéndolo caer con fuerza al agua. Poco después, ella se lanzó y él se acercó y la agarró de la cintura. Comenzó a retroceder hacia la parte honda.

—¿En qué momento te diste cuenta que te gustaba?—preguntó ella, rompiendo el silencio.

Noah miró hacia sus ojos, recordando la noche en la que la rescató en el callejón. Puede que, desde el primer momento en el que la vio bailando en la barra, llamara su atención. Esa era la única explicación que tenía.

Aún seguía cuestionándose el por qué no se la llevó a su casa esa misma noche. Por su culpa, ella había sufrido mucho y odiaba eso. No quería siquiera imaginarse lo que ese maldito le pudo haber hecho esa noche, ni las anteriores. Sentía un profundo dolor en su pecho al imaginar todo lo que tuvo que sufrir durante tantos años.

Sin embargo, ahora ella estaba con él, y pensaba darle días tan maravillosos como los que nunca tuvo. Intentaba cada día ser cariñoso y atento como nunca lo había sido, porque quería que sintiera lo que era ser querida.

Esa había sido una de sus razones para irse de viaje con ella, para estar solos y para que ella conociera algo que estaba seguro, no conocía.

Su expresión de emoción y su clara alegría al ver el mar, le habría hecho saber que había tomado la mejor decisión de todas al llevársela.

—Desde el principio llamaste mucho mi atención, y no sabes cuanto me arrepiento de no haberte llevado conmigo esa noche.

—¿Qué fue lo que te llevó a salvarme esa noche?

Corazón Principiante✔️Where stories live. Discover now