Parte única.

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Era un hermoso atardecer, las aves comenzaban a privarlos de sus bellos cantos entonados con su particular voz, los rayos del sol se colaban por entre las hojas de los árboles creando un magnífico filtro, era una escena perfecta digna de admirar, comparable al más bello sueño... O al menos así era hasta que la paz fue perturbada por los molestos gritos de un rubio adolescente que se encontraba perdido en medio de la inmensidad del bosque con su hermano mayor.

El chico miraba con furia al mayor mientras le hecha a la culpa de aquel incidente. Nada nuevo de ver.

-¡Por tu culpa estamos aquí perdidos! ¡Haz algo! - Refunfuñó nuevamente el molesto chico.

-Angus, cállate de una maldita vez- le gritó el pelinegro con una mirada amenazante.

Como ya era costumbre, el menor de los hermanos, Angus, era incapaz de entender razones y continuaba gritando con "cólera".

Cólera... En verdad no le importaba en absoluto el hecho de estar perdidos, todo el alboroto que armaba era exclusivamente para molestar a su hermano y ver cuanto más podía ceder la soga de su paciencia.

-He dicho que te calles.

Lawrence habló con un tono de voz exageradamente tranquilo para la situación, su mirada vacía lo observaba, lo estudiaba, porque, a decir verdad, no estaba perdido, lo había llevado allí, al lugar más solitario, apartado y lejano de su cabaña de verano, con un propósito.

El menor se quedó en silencio un par de minutos, hasta que nuevamente lo quebró.

-Ya es casi de noche, y como eres inútil e hiciste que nos perdiéramos deberíamos buscar un lugar para pasar refugiarnos- afirmó con un todo de voz confiado.

Lawrence paso del comentario del rubio y siguió caminando como si nada ocultando una pequeña sonrisa en su interior por las ansias de lo que pasaría en solo unos instantes.

Mientras caminaban a paso lento quebrando ramitas bajo sus pies, los últimos rayos de sol se ocultaban bajo las montañas, pronto estarían a oscuras, pronto nadie podría ser testigo más que algún que otro animal que ocasionalmente pase por allí. Sin darse cuenta fueron adentrándose en una zona de acampe, estaba abandonada, los juegos infantiles se encontraban corroídos por el óxido y siendo devorados por los hongos, las maderas de la cabaña del antiguo dueño, podridas por la humedad, aun así serviría para que pasen la noche "a salvo".

-¿Nos quedamos aquí por hoy ? - le preguntó el menor a Lawrence. Este asintió.

-Será una buena idea, es esto o nada- sonrió levemente y luego suspiró.

-Bien, aléjate - el pelinegro advirtió al rubio antes de abrir la puerta de una patada, no llegó a tirarla abajo, las bisagras aguantaron el golpe.

Aquel miraba sorprendido por la extraordinaria de su hermano mayor.

-¿Entrarás?- Lawrence habló sin ni siquiera mirarlo mientras se adentraba en aquella cabaña extraña.

Angus lo siguió haciendo una mueca de asco. Mientras se adentraba en aquella pequeña casa de madera fue explorando el espacio con sus ojos de un extraño color entre verde y turquesa. Evitaba las telarañas a toda costa y no tardó mucho en comenzar a recorrer la pared con su mano en busca de un interruptor, aunque era poco probable que la electricidad funcionara después de tanto tiempo, ¿qué perdía con intentar?

-Lawrence, ¿podrías ayudarme? -Al girarse en busca de su hermano mayor, fue capaz de verlo parado en la puerta, su silueta era iluminada por la brillante luz de la luna llena. El castaño cerró la maltratada puerta y del bolsillo de su pantalón sacó una afilada navaja.

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⏰ Last updated: Sep 17, 2017 ⏰

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Una última noche [One-shot]Where stories live. Discover now