número 1:
desde que nací, me impusieron los objetivos de: ser una profesional exitosa y el casarme con alguien igual de exitoso que yo.
mi padre no pudo tener hijos hombres, al ser su única hija y heredera, soy yo la que debe escalar social y económicamente.
en mi familia, soy la sobrina mayor. al ver a todos mis primos mayores fracasar cuando estaban en lo alto, se esforzaron en velar de que yo no siga sus mismos pasos, siempre me corregían a mí. siempre esperaban lo mejor de mí, a pesar de que en aquella tonta ciudad rumoreaban tonterías acerca de mi nombre y yo no pueda hacer nada para frenarlos.
y él, él era mi fracaso directo, lo amaba demasiado que desconocía a qué extremos hubiese sido capaz de llegar si nunca reaccionaba.
¿y si arruinaba mi vida?
¿por amarlo tan obsesivamente?
no podría, yo no podría dejar morir el legado.
número 2:
ni siquiera estaba completamente segura de que él correspondía mis sentimientos.
no, no bastaba con que los demás lo digan, porque nadie tiene el poder de decidir los sentimientos de otro.
pero, ¿y si lo hubiese logrado? ¿y si me hubiese esforzado tan sólo un poco?
de todos modos, no me arriesgué, yo no apuesto a perder.
así que los junté, pensando que hacía lo correcto.
pensando y suponiendo.
bien hecho mila, él tenía razón, tú nunca estarías satisfecha.
número 3:
a ella la conozco como me conozco a mí misma, tal vez por eso la escogí como mejor amiga. él jamás encontraría alguien tan inocente, amable y divertida.
si yo le hubiese reclamado, ella lo hubiese dejado, ella lo dejaría porque sabría mi molestia.
él seguiría siendo mío
ella me diría algo como "estoy bien con eso"
pero sería una mentira,
porque le estaría prohibiendo a sentir, a enamorarse.
***escrito el 16 de setiembre del 2017.
***editado el 5 de noviembre del 2017.
***actualizado el 28 de febrero del 2019.
