Amor de hermanos.

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Era una fría tarde de invierno, ya casi era de noche. Yo como siempre sobre esa hora volvía a mi casa a cenar, después de pasar el mismo día de mierda viendo a mi ex, sobando el culo de Sonia, su nueva novia. Cada vez que pensaba en él moría de rabia, no es justo que este con ella, no es justo que me dejase por esa tontería, en fin, mierda tras mierda. Deseaba con todas mis fuerzas morir, mi vida era una auténtica basura.

Al llegar a casa mi madre, como siempre me preguntaba que tal el día, le respondía que bien, muy bien, CASI PERFECTO, dios mio, ¿qué iba a decir? mi casa era la ruina, mi padre trabajaba 24 horas al día, y mi madre estaba enferma, ella ya no trabajaba, y muchas de las tareas domésticas me veía obligada a hacerlas yo, por no mencionar sacar al perro, encargarme de mi hermano pequeño y trabajar en el bar de mi vecino para poder vivir, ya que no nos llegaba el dinero únicamente con el trabajo de mi padre. A veces, echo de menos a Jaime, mi hermano mayor, huyó de todo esto como un cobarde, pero fue listo, muy listo, ¿quién no hubiera hecho lo mismo? si hubiese podido..

Al acabar de trabajar me fui a dormir,estaba agotada, hoy serían como la una de la mañana, había terminado pronto de trabajar. Me puse el despertador a las siete y a dormir.

Sonó el despertador, lo tiraría por la ventana, lo juro. Bajé abajo, y como de costumbre, no estaba mi hermano, subí a su habitación, y no lo veía por ningún lado, se me subió el corazón, cuando de repente oí unas risitas que provenían del armario y lo abrí, y allí estaba Raúl.

-¿Raúl eres tontito?- le dije. -¿Qué haces en pijama todavía? Vamos a llegar tarde por tu culpa.

-No quiero ir a clase Celia.

-Ni yo, ni nadie, no te jode, ¡vamos vistete!-le grite saliendo de la habitación.

-¿A ti también te pegan?-dijo en bajo.

-¿Cómo? - entré apresurada a la habitación , pretendiendo haber oído mal.

-Pues eso, qué si a ti también te pegan.

No sabía como reaccionar ante eso, me quede sin palabras, tarde unos segundos en volver a hablar.

-¿Quién te pega Raúl?

-Don Marcos-contestó agachando la cabeza.

-¿Quién es Don Marcos, Raúl?

-El profesor de educación física, siempre me pega y me llama gordo.

-¡Hijo de puta!-exclamé.

-Celia has dicho una palabrota.

-Sí, y muchas más voy a decir mañana en una tutoría con ese gilipollas, quién se ha creído.

-Entonces...

-Metete en la cama que hoy estas enfermo- le dije a Raúl, que inmediatamente se metió en la cama.

Me fijé en el reloj y vi que eran menos diez, corrí y corrí, para poder llegar a las ocho a clase, y de camino, vi el coche de la madre de Gonzalo, mi ex, y Gonzalo estaba al lado. Me miró, lo sé porque yo también estaba mirándole. Bajo la ventanilla del coche.

-Vamos sube, llegarás tarde.

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