Liar (Kaylor)

Capítulo VII: Metaphorical Me.

—¡¿Dianna te lo confirmó?!, ¡¿estás de broma?! —Se levantó rápidamente de donde estaba sentada, extrañando a la morena, quien decidió pararse, siguiéndole el ritmo a la rubia—. Sácame de aquí, por favor.

—¿Perdona?

—Te perdono. Ahora, ¿me podrías sacar de aquí y llevarme a la casa de Dianna, por favor?

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—Momma said there'd be days like this...—Tarareó Dianna, tamborileando sus dedos en sus muslos, mirando con ojos brillantes a su novia, que llegaba con un rostro serio, un poco más pálido de lo usual, y jugando con uno de sus anillos de su mano izquierda—, llegas temprano a una salida de las dos, ¿acaso el mundo se va a acabar? —Karlie se sentó al lado de la rubia. Sentía que sudaba frío y eso no le agradaba—, solo estaba bromeando, Karls...

—No me pareció muy gracioso, la verdad—dice, mordiendo su labio ante la mirada expectante de su novia—, en fin. Estoy aquí contigo para decirte un par de cosas que me he guardado desde ya mucho tiempo—La más alta la miró a los ojos, y pudo notar como los orbes verdes de Dianna lentamente comenzaban a volverse más brillantes gracias a las lágrimas que empezaban a aparecer—. Mira, Di...yo te quiero demasiado, y tú eres una increíble persona, te preocupas por los demás y no te importa mover cielo, mar o tierra con tal de poder ayudar a quien lo necesita. Ya sabes, siempre hueles al cielo para saber de dónde proviene aquel humo y así salvar a la persona que sufrió del incendio—Dianna asintió, jugando con sus manos y mirando inmediatamente al suelo, para luego comenzar a sollozar—, o quizás buscar a la persona que encendió todo el fuego, y ver si puedes ayudarlo—Karlie acarició la espalda de la porrista con suavidad, pero sintió un pequeño dolor en su corazón al ver como esta se removía de su tacto, como si fuera tóxico, nocivo, asesino para ella. Quién sabe, quizás lo era.

—Te falta decir el "pero", Kloss—dice, mientras limpia sus lágrimas, intentando no parecer débil frente a la chica que más le ha debilitado. No era lo justo, no le iba a dar el gusto de verla derrumbarse—, siempre que comienzas halagando a una persona, terminas dando una mala noticia, ¿cuál es la mía? —prefirió verla a los ojos esta vez, encontrándose con una mirada asustada ante la reacción que tuvo—, ¡lánzala de una vez, Karlie!

—Ya no puedo estar contigo—Jugó con uno de sus anillos, y removió su cabello—, simplemente no soy para ti. No eres tú...

—Es Taylor Swift, ¿no? —le interrumpió, soltando una pequeña risita sarcástica al oír la madre de las frases clichés, si de ruptura se habla—, la verdad es que te conozco, Karlie. Más de lo que me gustaría conocerte, y, en consecuencia, te quiero más de lo que debería quererte. Sé lo que haces todos los días después de salir de la escuela. Sé cómo la miras, y sé también que tú no me miras así, y no lo harás nunca...porque no soy Taylor Swift.

—Dianna, yo...—Intentó soltar algunas palabras, pero la conmoción del momento se lo impidió, ¿lo supo este tiempo?

—Ya, por primera vez te dejo sin palabras. Lástima que es gracias a que sé que eres una mentirosa—La porrista tomó su mochila, y sacó fotografías de ella y Taylor, abrazándose, besándose y mirándose con amor y cariño la una a la otra—, ¿crees que no sabría?, ¿de verdad me ves así de tonta? —Las tiró hacia el pecho de la más alta, y luego se cruzó de brazos—, pues no es así, Karlie Kloss. De hecho, fue bastante fácil descubrir cada una de tus estúpidas mentiras. Después de todo, no paras de jugar con uno de tus anillos cuando mientes, ¿crees que no lo he visto?, conozco bien a la persona que ocasionó el incendio. Eres tú.