Capítulo 20

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Capítulo 20

 

Cuando Emma se despertó se encontró atada a un poste en una tienda. También la habían amordazado y tenía los labios hinchados a causa de las bofetadas que le habían dado. También tenía rasguños en las piernas y los brazos cuando la arrastraron del pelo por el suelo. Los ojos se le empezaron a llenar de lágrimas al pensar que iba a morir allí sin volver a ver a Colt y a su familia. ¿Estaría Colt buscándola? Seguramente sí, pero no sabía si llegaría a tiempo de salvarla. ¿Qué tendrían pensado esos salvajes hacerle? ¿Seguiría sufriendo más agravios o la matarían directamente? ¡Oh dios! Esperaba no sufrir mucho.

Quería que Colt fuera a salvarla, quería casarse con él y tener hijos. ¿Por qué el destino no los dejaba ser felices? Su pequeña Amy tenía que estar extrañándola mucho.

De pronto entró un indio por la puerta y se acercó a ella con furia. ¡Oh por dios! ¿Qué iba a hacer ese indio con ella? Llevaba un gran machete en la mano y estaba acercándolo peligrosamente a su cuerpo. Había llegado el momento, la iba a matar en ese mismo instante.

Pero el indio no la mató, sino que utilizó el machete para destrozar su ropa y dejarla desnuda. Ahora estaba completamente desnuda y a merced de ese indio.

El indio la miró detenidamente de arriba abajo durante unos segundos en los que Emma empezó a temblar de miedo. Quería gritar y patalear, pero el miedo la había dejado paralizada. Lo primero que notó fue el dolor en los pechos cuando el indio empezó a golpearla con las manos abiertas. Le agarró los pechos con fuerza, haciendo que lanzara un grito de dolor que quedó amortiguado por la mordaza. Con el machete empezó a hacerle pequeños cortes por el estómago y los muslos mientras se carcajeaba al ver su sufrimiento. ¡Oh! ¿Por qué no la mataba de una vez y acababa con su sufrimiento?

De pronto entró otro indio en tienda y le habló en su lengua. El indio que la estaba torturando dejó con furia el machete y salió de la tienda con el otro. Ahora Emma por fin pudo dejar de sufrir y se sumió en la inconsciencia.

Colt estaba furioso mientras eliminaba uno a uno a todos los comanches que le salían al paso. Todavía no habían llegado al poblado, pero sus guerreros le habían localizado y habían salido a su encuentro. Luchaba como el mismísimo demonio, abriéndose paso poco a poco para llegar a su mujer. Esos comanches habían cometido el error de secuestrar a su mujer y ahora él iba a eliminarlos a todos.

Por fin llegaron al poblado, y las mujeres y los niños gritaban y huían desesperados. Él no iba a eliminar a las mujeres, no era como esos salvajes. Vio que Pequeño Árbol empezaba a buscar en las tiendas. ¡Por todos los dioses! Esperaba que encontrara a su mujer con vida.

Pequeño Árbol empezó a buscar con desesperación por todas las tiendas, rezando a todos sus dioses para encontrar a Emma con vida. La mujer de Lobo Negro tenía que estar viva, sino su amigo no lo soportaría.

Al fin la encontró atada en un poste en una tienda, estaba desnuda y tenía sangre por todo el cuerpo.

-¡Por todos los espíritus Emma! ¿Qué te ha hecho? – preguntó mientras se acercaba a ella y la soltaba del poste.

Cuando la tomó entre sus brazos notó que estaba viva, pero muy débil. La cubrió con una manta y la sacó de allí rápidamente.

-¡Lobo Negro! – gritó Pequeño Árbol llamando a su amigo mientras esquivaba a todos los cuerpos que había en el suelo -. La he encontrado.

Colt se volvió hacía su amigo y vio que traía a su mujer envuelta en una manta. Se acercó rápidamente a él y la tomó entre sus brazos.

-¡Oh por dios Emma! – dijo con los ojos llenos de lágrimas -. Aguanta mi vida, te vas a poner bien.

-Tenemos que llevarla a nuestro poblado – dijo Pequeño Árbol mientras corrían hacia los caballos -. El rancho queda más lejos.

Hicieron un gesto a sus amigos, y esto los siguieron para llegar al poblado lo más rápidamente que podían.

Rancho Winslet…

 

Megan estaba en el lago llorando en silencio por su hermana. ¿La habría encontrado Colt ya? Brian también estaba desesperado, había querido acompañarles pero al final Colt le había convencido para que se quedara a cuidar de su mujer y sus hijos. Colt y sus amigos cheyennes se ocuparían de rescatarla.

-¿Qué ocurre Megan? – le preguntó Andrew mientras se sentaba a su lado y la abrazaba con dulzura.

-¡Oh Andrew! – dijo ella mientras sollozaba contra su pecho -. Tengo miedo por mi hermana. ¿Qué habrán echo esos indios con ella?

-Debes tranquilizarte y tener fe en Colt – dijo él mientras le besaba con cariño -. Él la salvará.

-Lo sé.

Le gustaba que Andrew estuviera allí con ella. Él era un gran apoyo para ella en ese momento, no sabía que lo que haría si él no estuviera allí.

-Sé que no es el momento adecuado para pedírtelo – dijo Andrew mientras la separaba un poco de él -. Pero me gustaría que nos casáramos cuando Emma esté de vuelta. Y sé que va a volver, Colt la va a encontrar y la traerá de vuelta.

-Te amo Andrew – dijo ella mientras le acariciaba el rostro -. Claro que me casaré contigo, pero ahora estoy tan angustiada por mi hermana que no puedo pensar en otra cosa.

-Lo sé, y te comprendo – dijo él mientras volvía a besarla -. Yo estoy aquí contigo y voy a esperar todo el tiempo que quieras.

-Gracias Andrew.

-No debes darme las gracias Megan – dijo él mientras la abrazaba con fuerza -. Te amo más que a mi vida, y lo único que deseo es que seas feliz.

Megan no dijo nada más y se quedó allí abrazada al hombre que amaba deseando que su hermana volviera pronto y que por fin pudieran ser felices.

Brian no dejaba de dar vueltas por la sala, desesperado por no tener noticias de su hermana. ¿La había encontrado ya Colt y sus amigos? ¿Se encontraría ella bien?

-Tranquilízate Brian – dijo Susan desde el sillón. Tenía a la pequeña Ashley en brazos y le estaba dando de comer -. Mi hermano la va a encontrar, y ella va a estar bien.

-Sé que tú hermano es un gran guerrero – dijo él mientras se sentaba junto a ella -. Pero me desespera no tener noticias de mi hermana.

-Lo sé – dijo Susan con tristeza -. Quizás ya la han encontrado y la han llevado al poblado Cheyenne.

-¿Y por qué la iban a llevar allí? – preguntó él con extrañeza.

-Porque está más cerca –dijo Susan con suavidad. Susan se imaginaba que Emma estaría herida y que en el poblado de su hermano se curaría más rápidamente -. No quiero que sufras Brian, pero seguramente Emma estará herida, y allí la pueden curar mejor que aquí.

-¿Herida? – preguntó él con temor en los ojos.

-¡Oh Brian! – dijo Susan mientras le acariciaba el rostro con ternura -. Esos comanches son despiadados…

-¡Por dios Susan! No sigas – dijo Brian mientras se levantaba y empezaba a dar vueltas de nuevo -. No puedo imaginarme a mi hermana herida, no puedo.

Susan no dijo nada más y bajó la mirada a su pequeña mientras los ojos se le llenaban de lágrimas. No le gustaba ver sufrir a Brian de esa manera y solo de imaginar lo que estaría pasando su hermano le daban ganas de llorar con más fuerza. ¡Por favor dios! No permitas que Emma esté muy malherida, rezó en silencio mientras terminaba de darle el pecho a la pequeña.

Pasion SalvajeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora