Prólogo 2° parte

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Es de noche, la luna no brilla, solo millones de estrellas se dejan ver en el limpio cielo. Una pequeña cabaña se deja ver entre los árboles, donde dos personas ancianas comen tranquilamente mientras hablan sobre lo que ha ocurrido durante el día.

—Quieres más pan? —pregunta la anciana a su esposo, el cual con un gesto asiente.

—El pan de hoy esta adictivo, cariño... —dice el viejo metiéndose un buen pedazo de pan en la boca llenando de gusto a su esposa la cual le sonríe gustosa, ya que ella pasó muchas horas haciendo ese pan.

La cena, ha terminado, y los ancianos ahora duermen mientras el cielo comienza a llenarse de nubes, abriendo paso a unas cuantas gotas de lluvia. Un trueno despierta a la anciana muy sobresaltada mirando por la ventana que queda muy cerca de la cama como si hubo un extraño ruido aparte del trueno. En pocos segundos, se escuchó un golpeteo en la puerta, la anciana mira a su esposo el cual sigue roncando. Respira profundamente y se levanta dirigiéndose a la puerta donde se genera el golpeteo, al abrir la puerta, se encuentra con una pequeña silueta comparada al tamaño de ella, la anciana la mira si decir o hacer nada, un relámpago iluminó la capa negra que llevaba puesta la silueta dejando ver unas mechas de cabello de color de fuego.

—Qué hace un enano en mi puerta? —pregunta la anciana tragando fuertemente por el miedo.

—Puedo entrar? —pregunta la voz, que por cierto, era muy femenina. La anciana se hace a un lado dejando paso para que la supuesta enana pase al interior de la pequeña cabaña.

Al entrar, la anciana cierra la puerta mirando expectante a la pequeña figura la cual comienza a quitarse la capa negra. Por la oscuridad de la noche, la figura no se deja ver muy bien, pero la anciana comprende de que se trata de una enana, aunque nunca ha visto la raza comprende de que ella no es de muy cerca, por sus vestiduras y su forma de hablar.

—Quieres un poco de té caliente? —dice la anciana con un hilo de voz, sonriéndole a la enana, aunque a sabiendas de que en la oscuridad no la puede ver bien, sabe que ella también le sonríe. La chica de cabellos rojos niega con la cabeza haciendo que su cabello se sacudieran restos de agua y se esponjara a tal grado de que la anciana vió en ella unos cabellos muy rizados.

—Debería de irse de aquí... —suelta la enana, mientras que entre la oscuridad se deja ver al anciano con un pico en mano, muy asustado llega a su esposa mirándola, examinando cada parte de su cuerpo como si buscara una herida o algún golpe.

—Qué hace un enano aquí? —pregunta el anciano con un tono de voz bastante alterado.

—Hay trolls muy cerca de aquí... —dice la enana ignorando al anciano mientras corre a una ventana para observar algún movimiento.

La lluvia se ha vuelto mas fuerte, y los relámpagos cada vez son mas. Entre la oscuridad, unos pares de ojos celestes son iluminados por un relámpago mientras observan en una ventana algún movimiento.

—Qué quieres decir? —pregunta la anciana caminando hacia ella, pero se detiene al observar que la mira.

—Creo que hablo muy bien su lengua... y ustedes no parecen que les cueste entender... ustedes han pasado muchas lunas y soles, sus cuerpos ya han vivido y conocido mucho, así que saben a lo que me refiero, cuando digo que hay trolls cerca... —habla la enana mientras sigue observando por la ventana. Un relámpago iluminó nuevamente dejando ver tres siluetas gigantescas dirigiéndose hacia la cabaña.

—Qué es ese ruido? —pregunta el anciano con mucho miedo en su voz, mientras unos pasos pesados y lentos golpean la tierra provocando pequeños temblores.

—Son Trolls... —dice la enana mientras saca una espada. La anciana retrocede —. Deberían de salir de aquí ¡ahora!

El Canto de Durin (Thorin Escudo De Roble)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora