9. One for all and all for one

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—Exacto. Se fabrica en cadena y pierde muchas de sus propiedades y encanto. Podrías incluir en tu banco de recetas pizzas y hamburguesas hechas desde el principio aquí, en tu cocina. Desde la materia prima, o sea, carne picada y todo lo demás.

—Pero eso lleva mucho tiempo, sería imposible servir una hamburguesa hecha en el acto...

—No me refiero a eso. Podemos hacer los ingredientes, tenerlos preparados y cuando los pidan, montar y listo. Y calentar, si es comida caliente.

—¿No decías que tú solo tenías una buena idea cada año? —Rió Liam.

—Así es, creo que hasta los 30 o 40 no volveré a tener otra.

La mañana de la inauguración estaba todo más que listo. Comida, arte, música y humor, en ese local iba a haber de todo. La comida la pondría Alice, en cuanto a la decoración, cada 15 días habría una exposición diferente de los alumnos de BB.AA y ya estaban reservados los dos meses siguientes. A propuesta de Liam, cada fin de semana podía tocar un grupo, también gratis, allí, y los jueves por la noche habría monólogos, a propuesta de Patrick.

—Chicos, creo que alguien debería hacer de maestro de ceremonias esta noche —dijo Alice, tirada en el césped del parque cercano a su local. Era todo un show ver a una mujer de 59 años y a una estrella del pop tan despreocupados. La gente se había acostumbrado a ver a Liam por allí y ya no causaba el mismo furor.

—Deberías ser tú, Alice. Al fin de cuentas, eres quien mejor conoce el local y quien mejor puede presentarlo.

—No lo creas. Ha cambiado tanto gracias a vosotros que ya no lo reconozco. Y además, yo no soy buena oradora. Me gustaría que fueses tú quien hiciese los honores.

—¿Yo? Pero... ¿qué? —Todos me miraron aprobando la idea de Alice, incluida Ethel, que últimamente estaba muy rara. Se levantaba por las noches, pero me aseguraba que no había tenido un sueño feo.

—¿Tú también quieres que hable yo, pegote? —La cogí y le hice cosquillas. Hacía unos días, Liam le había hecho cosquillas y se había retorcido de la risa. Nunca la había oído emitir ningún sonido, salvo de bebé cuando lloraba, y era todo un placer para mí. Me encantaba su risa. Ella no hablaba porque tenía el área de Bocca, entre otras, dañada: es decir que su cerebro, según los médicos, nunca sería capaz de hacerlo, pero no tenía ningún problema en las cuerdas. Su risa era más que contagiosa y pronto acabamos todos retorciéndonos por el suelo.

—Será que tengo que hablar yo... ¡¡gracias, malas personas!!

Como todos los días, comimos los seis en el local de Alice. Ethel había evolucionado muchísimo. Ya comía casi de todo y era capaz de reproducir más de un centenar de signos y entendía casi todos los que yo le hacía. Además, Alice, Liam, Piper y Patrick también se habían apuntado a aprender signos, pero ellos avanzaban más lento.

—Oh, oh... —dijo Alice, de pronto.

—¿Qué ocurre? —preguntó Liam

—Ocurre que no me había dado cuenta de un detalle... me temo que para esta noche voy a necesitar camareros, pero ya es tardísimo para buscar personal.

—Ejem, ejem... —carraspeó Patrick, adelantándoseme.

—¿Qué?

—Pues que tienes 4 disponibles, Alice, y lo sabes —respondió Liam, ofreciéndose él también.

—Solo si me dejáis pagaros. Ya me habéis ayudado más que suficiente. —Al final, consiguió convencernos.

—Rose y yo podemos ser tus pinches y Piper, Patrick y M que se encarguen de las mesas —propuso Liam.

A reason to be brave (2.0)Where stories live. Discover now