No siempre, a veces teníais grandes peleas cuando te quejabas de que nunca estaba contigo, de que por qué tenía que viajar tanto repentinamente. Otras veces, sin embargo, en cuanto colgabas el teléfono, o en cuanto leías su mensaje, dejabas escapar un suspiro de alivio.

Un año más, y aún a día de hoy estáis así. Camino de los cuatro años y medio, y en una relación que apenas puede llamarse relación.

Pero, aunque no sea el tipo de amor que se debe tener en una relación sentimental, le sigues queriendo. Y estás segura de que él a ti también te quiere. A su manera, pero lo hace.

Tom aprieta tu cintura en su abrazo cuando intentas zafarte de él para ir abrir la puerta y recibir a los recién llegados que acaban de tocar el timbre.

- Soy la huésped, no puedes pretender que esté aquí toda la noche – te quejas entre risitas, pero tus manos son firmes cuando tiras de sus dedos entrelazados sobre tus caderas.

- No, no – sacude la cabeza y chasca la lengua –. Eres mi novia – te corrige con cierta altanería que te pone de los nervios.

A pesar de que no le puedes ver la cara, sabes que está haciendo su mejor imitación del Príncipe Encantador de Shrek, con una sonrisa Profident ladeada y morritos seductores. No sabes cómo hubo una época en la que lo encontrabas... Pues eso, encantador.

Ahora nunca sabes si reírte de él, o pegarle un puñetazo.

Por suerte, Aubrey te salva de tener que decidir. Aparece de repente a tu lado con el ceño tan fruncido que casi se le juntan las dos cejas. Lleva la mandíbula apretada y las aletas de la nariz dilatadas.

- Uh-oh – musitas.

- – sisea simplemente –. Tom, te robo un momento a mi mejor amiga – sin pedir permiso alguno, la rubia agarra tu muñeca y tira de ti de tal forma que a tu novio no le queda otra que soltarte, o arriesgarse a ser arrastrado contigo.

Suspiras de alivio en cuanto te ves libre de su abrazo y sigues a Bree hasta una esquina vacía del salón.

- ¿Qué ha pasado? ¿A quién tengo que matar? – bromeas.

- A un irritante Hobbit – sisea Aubrey.

Lanza una mirada por encima de su hombro hacia la otra punta del salón, cerca de la puerta de entrada y la zona decorada con globos metálicos.

Sigues la dirección de sus ojos y reconoces al chico que está parado en la entrada. Es Jesse, del que Aubrey te ha hablado incontables veces porque se lo encuentra todas las mañanas en el ascensor de su trabajo. El mismo que acompañó a tu mejor amiga a casa tras una cita y se presentó formalmente ante ti como si fueras los padres de su pareja.

Él también parece estar regañando a alguien, pero sus anchas espaldas impiden que veas a la otra persona.

- ¿Un Hobbit, dices? – preguntas con las cejas arqueadas, sin ocultar tu diversión.

- La mejor amiga de Jesse – aclara Bree con un bufido –. Es, como así de alta – pone la mano a la altura de su cintura en una clara exageración –, lleva las orejas llenas de piercings y necesita un cambio de actitud. Urgentemente.

- Oh. Suena interesante – exclamas, agitando tus cejas de forma sugerente y sonriendo con picardía.

- No. Mantente alejada de ella, Chlo – te advierte tu mejor amiga, apuntándote con el índice –. Créeme. Esa chica no es trigo limpio...

- Bree, solo la conoces de cinco minutos – lo desestimas con un gesto de la mano y unos ojos en blanco, acostumbrada a sus dramatismos y juicios erróneos –. Te recuerdo que pensaste que Jesse era un poco acosador y ahora solo quieres meterte en tus pantalones.

SerendipityTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang