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"Oh, vamos ¿Me estás jodiendo?" Gimotee al escuchar la voz del otro lado de la línea. Tenían que estar bromeando, se supone que iba a ser un día tranquilo, en casa, con mi hijo y absolutamente ningún alfa de las horribles calles de Seúl.

"¡Papá!"

Mi cabeza giró para hallar a mi pequeño al lado del mueble, él me miró con su ceño fruncido y llevó su pequeño dedo a sus labios, en posición vertical, hizo un sonido parecido al típico "Shh" y reí, dándole un suave beso en la frente antes de concentrarme de nuevo en la llamada. Un evento, debía fotografiar un evento ignorado por error en la lista de artículos que saldrían el lunes a primera hora en la revista. No tenía ganas de salir de casa.

"Si, entiendo que es importante, pero escuche, si desea mañana a primera hora le hago una entrevista a casa persona que asistió, no lo sé, una sesión fotográfica, yo voy a sus casas, solo..." Solo siento que hoy no es un buen día.

Gemí de solo escuchar la voz de alto mando de mi jefe,  Lee Kyung, tenía suerte de estar hablándole por celular, aquel sujeto no se había ganado ser el dueño de la revista más conocida de Corea del Sur en base a su esfuerzo, sino por ser un buen alfa con una voz tan increíble que podía hacer doblegarse hasta a los de su mismo género. Él hablaba y esa orden se acataba, no era mala persona, sin embargo, solo odiaba cuando las cosas salían mal o tenía que encargarse él, como ahora.

"De acuerdo, iré, señor."

Corté la llamada, dejando mi celular a un lado y observé a mi pequeño Kwang meter por milésima vez su manito en su frasco lleno de galletas miniatura de vainilla, él las amaba, y disfrutaba de cómo estas se deshacían después de chupar mucho, aunque debido a eso cepillarle tres veces al día los dientes no era suficiente, sino siempre cada después de comer sus galletitas.

"¿Tabajo?"

"Si, campeón." Me encargué de tomarlo en brazos y sentarlo sobre mi regazo, con sus piernitas pequeñas a los lados de mi cuerpo, mientras me miraba atento, aun moviendo sus pequeños labios de lado a lado, seguro disfrutando de una galleta. "Vendré temprano ¿Si? Lo prometo, antes de que te duermas. Le dices a la tía Chae que no te haga dormir, de eso me encargo yo."

"Si, papá."

Él se acurrucó en mi pecho mientras yo tomaba de nuevo mi celular para llamar a mi hermana, esperando que pudiera quedarse con Kwang o de lo contrario tendría problemas, no me gustaba dejar a mi hijo con tanta niñera, hasta el momento solo confiaba en una, y Chae que tuvo que darme un discurso de que la necesitaba, porque de lo contrario no habría accedido.

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Obsevé el gran lugar al que estaba entrando, mostré mi pase de fotógrafo en la Revista "Korea Time" y así entré a aquel mundo de ricos que me daba tanta antipatía, aunque siendo sincero a estas alturas de mi vida no negaba ser una persona malhumorada en todo el sentido de la palabra.

No era falta de sexo, porque eso era algo que se me daba muy bien. Cuando tenía un tiempo entre toda mi vida, digamos, un fin de semana o algo parecido, me atrevía a salir a bares con tal de un poco de diversión, eso una o dos veces al mes cuando mucho. No tenía problema, los alfas no solían propasarse o no me querían para más de una noche, yo tampoco, ni si quiera los betas eran tan tontos como para desear formalizar una relación después de que les decía "Oye, escucha, tengo un hijo y un lazo roto, puedes ver la cicatriz de la mordida en mi cuello aún, entonces ¿Salimos el lunes?", era hasta gracioso el nivel de repulsión que sentían por alguien como un lazo roto, aunque la mayoría de veces no era ni siquiera necesario hablar, a los bares no se iba para encontrar al amor de tu vida, pero bueno, siempre existen aquellas personas que quedan hipnotizadas después de un buen juego en la cama.

Tampoco es que me gustara salir a hacer eso durante el celo,no, jamas me mostraría ante nadie como el celo me mostraba, como un animal hambriento de un buen pene, jadeando, gimiendo y casi implorando por placer. Para eso tenía mi casa, mis cuatro paredes donde yo mismo me encargaba de mí durante esos tres largos días.

Y aunque hace ya casi tres meses no salía a bares debido a estar corto de dinero y no tener para comprar los necesarios suspensores anticonceptivos, sabía que mi mal humor no se debía a falta de sexo, sino al simple hecho de ser un omega roto, de esos que ya nadie quiere, el mal humor se vuelve como parte de tu personalidad con el tiempo. Si, ese soy yo, el clásico omega imperfecto que puedes querer en tu cama pero nunca más de una vez en ella.

Tomé un par de rápidas fotos a la entrada, antes de adentrarme con totalidad entre la gente, admirando las hermosas obras colocada estratégicamente en las paredes, bueno, algo genial debía sacar de esto, considerando que era un buen amante del arte. Caminé observando detalladamente todo el perímetro y no vez listo, empecé con las fotografías. No fue difícil, Vamos, son los alfa, beta y omega con dinero que amarían que su foto sea una de las escogidas para salir en la revista, así que cuando me acercaba con la gigantesca cámara, ellos mismos se encargaban de posar con su mejor sonrisa, mostrando aquellos dientes blancos y cada bordado o detallo caro de sus peinados y vestimentas.

Una vez tomé cierta cantidad, decidí darme mi merecido descanso, apagando la cámara, tomé una de las copas de lo que fuera y la llevé a mi boca, sintiendo el líquido caliente llenarme, sabía que no tenía ni idea de bebidas, pero esta cosa quemaba peor que un afrodisíaco. Entregué la copa en otra bandeja de los hombres beta que iban y venían, sintiendo mi cuerpo caliente, quemaba, esa cosa de verdad me hizo entrar en calor en segundos.

Relamí mis labios, intentando conservar la calma, caminé hasta el baño y me metí en uno de los enorme cubículos, respirando hondo. Mordí mi labio inferior con insistencia, seguro teniéndolo royo ya, saqué mi teléfono, marcando el número de mi hermana.

"Hey, Yoongi ¿Cómo estás?¿Ya regresas?" 

"No... Aún no, Chae." Apoye mi cabeza en una de las paredes, vaya, aún sentía el inminente calor. "Chae... Creo... Creo que estoy en problemas."

"¿Por qué?¿Qué ocurre?"

"Tomé algo, no lo sé, creo que tenía más alcohol del que estoy acostumbrado, hermana." Reí amargamente, siempre tiene que hacerle caso a tu lado omega, Yoongi, me dije mentalmente, él me había dicho que no fuera, que no era un buen día para salir, que algo malo iba a pasar, pero el empleo y mi jefe jugaron en mi contra. "El punto es que... Aún falta unos días para mi celo, no te lo dije porque planeaba tenerlo todo controlado pero esa cosa que tomé me ha movido las tripas y... Dios, Chae, hace calor."

La escuché maldecir en la casa y pude estar seguro que se estaba preocupando, incluso, si no estuviéramos hablando por teléfono hasta diría que sentía el aroma a omega en pánico en el baño. No, alto, esa no era Chae.

Mi olor. Mi maldito olor estaba llenando el baño, me encontraba teniendo principios de un celo adelantado en el baño de una exposición de ricos y soltaba mis feromonas como omega desesperado, no tenía supresores, ya no me quedaba ni un maldito supresor entre mis cosas.

"Yoongi, Yoongi ¿Me escuchas?¿Estás bien?¿Quieres que vaya por ti?"

"Por mucho que amaría esa idea, tienes que cuidar a Kwang. Chae, hazme un favor." Jadee, escuchando pasos de alguien entrando al baño, mierda, si sentía mi olor y era un alfa, estaba acabado, en caso de que aquel sujeto use su voz de alfa conmigo, me tendría en su cama en dos segundos. "Dile a Kwang que no podré llegar a la hora, que lo amo y que se acueste ¿De acuerdo? No sé cuánto me tome rodear las calles centrales y... Tengo que irme."

Colgué antes de escuchar más gritos preocupados de mi hermana, suspirando, acomodé mi cámara de una mejor manera, para que cuelgue a mi lado de mi cuerpo, saliendo del pequeño espacio y enfrentándome a lo que fuera. Mierda, en serio hacía calor, necesitaba salir de ahí a como diera lugar.

Cuando abrí la puerta del cubículo, observé que tenía razón, una persona había entrado al baño, un hombre desprendía olor a alfa por todo el lugar. Mordí mi labio inferior de nuevo e intenté no hacerme notar, algo imposible considerando al espejo gigante que se encontraba delante de nosotros, él me observó a través de el reflejo y pensé que definitivamente estaba acabado, mi omega jadeo ante la potente mirada marrón de aquel sujeto, mientras yo me encontraba muerto de miedo, desprendiendo más feromonas que nunca simplemente por no saber controlar mi pánico.








The perfect omegaWhere stories live. Discover now