Capítulo cinco.

31 2 1
                                    


Me siento bien, en calma. Cuando tengo los audífonos puestos siento que mi mundo se concentra en la sola canción y la letra, también me encanta hacer ejercicio. La relajación que siento, no sé cómo describirla. Perdiéndome en la canción que estoy escuchando, cuento cuantas barras estoy haciendo.

293, 294, 295, 296...

-¡ARIANA!- escucho lejano, por lo cual no pongo mucha atención.

297, 298, 299...

De repente, alguien me coge por la cintura y me derriba al suelo quedando encima de mí. Inmediatamente me quito los audífonos y grito.

-¡¿QUÉ MIERDA TE PAS- me detengo de golpe cuando veo que la persona que está encima mío levanta la cabeza. Mi mejor amiga tiene los ojos llorosos, y tan pronto como la veo la aprieto en un abrazo.
-Creía que no te volvería a ver.- me dice Nina mientras yo froto su espalda y juego con su cabello.
-Shhh, sabes que siempre cumplo lo que prometo.- le digo mientras escucho sus sollozos.- Además, por qué no volvería si sé que mi mejor amiga me debe una ida a los bolos.- finjo cierta indignación ganándome una risa de su parte.

Nina se aparta de mi abrazo y sorbe su nariz. Tiene la cara roja y los ojos hinchados, siempre le pasa eso cuando llora.

-Si volviste para recordarme eso mejor devuélvete por donde viniste.- dice con cierto tono de burla, por lo cual abro mi boca indignada.
-Entonces déjame y llamo a uno de mis hombres para que prepare un yate y me lleve de nuevo allá.- saco mi teléfono, y a penas lo desbloqueo Nina estalla en carcajadas haciéndome reír también.

Nina es mi mejor amiga desde que llegué aquí. Recuerdo que cuando empecé el entrenamiento, ella era la única niña que estaba, a parte de mí, en el campo. A diferencia que ella estaba al lado del comandante que dirigía el entrenamiento, con un uniforme que le quedaba unas dos tallas más grandes y un casco que le tapaba su cara. Cuando la vi tenía una cara de niña asustada, miraba todo con cierto temor y cada vez que su el comandante gritaba ella daba un respingo en su lugar y se hacía detrás de él. Siempre que ella veía un arma le daba un ataque de miedo, tartamudeaba y lloraba.

Un día mi padre me llamó a su despacho, ya llevaba un mes desde que estaba sumergida en este mundo y mi cuerpo estaba un poco más delgado, allí estaba el comandante y la pequeña hija. Cuando me acerqué, me dijo que aquel hombre era su mano derecha y que aquella niña indefensa era su hija. Al ver la confusión en mi rostro, Aníbal me dijo que quería que me hiciera amiga de la niña. Me explico que tenía mi misma edad y que ella también era nueva en esto.

Empecé a acercarme a ella, al principio ella era muy tímida y debido a mi carácter frío y duro ella me tenía cierto miedo. Nina era muy torpe en los entrenamientos y yo la verdad me hartaba de ella, porque para ser sincera la paciencia no es mi virtud. Un día Nina me saco tanto de mis casillas, que fui y la grite, la insulte y la traté como una soberana mierda. Ella solo lloraba y me miraba con temor, tanta la rabia que tenía me hizo sacar una pistola y apuntar a su cabeza, Nina me rogaba que no la fuera a matar pero yo estaba tan consumida en la rabia que no me importaba apretar el gatillo.

No me calmé sino hasta que llegó su padre y me dio una golpiza. Me llevaron a la enfermería y poco después mi padre llegó, me reprimió por lo que había hecho y me dijo que debía superar el miedo que me había dejado Laura y hacerme amiga de ella.

Acepté a regañadientes y nos pusieron a las dos solas en un cuarto, ella estaba en una esquina y yo en otra. Al principio no crucé palabras con ella, pero no logró captar mi atención hasta que dijo que su madre había muerto por culpa del mundo de su padre. Se abrió de una vez sin ningún rodeo, y mientras hablaba miraba un punto fijo recordando cada momento.

Nina decía que su padre nunca estaba y que su madre solo lloraba, que ella en las noches a veces escuchaba como su madre gritaba horrorizada al ver como su padre llegaba golpeado y sangrado. En su colegio no tenía amigos, siempre la dejaban a un lado por su tierno carácter, la golpeaban y la matoneaban. El día que mataron a su madre, ella estaba en su alcoba, y por los enemigos de Aníbal y su padre, su madre sufrió las consecuencias.

Cuándo su padre llegó ya era muy tarde, habían hecho mierda su casa y habían asesinado a su esposa. Encontró a Nina en un pequeño escondite que ella tenía debajo de su cama, desde ahí él se volvió muy serio y perdió su esencia. Era muy duro con Nina y la trataba como si no fuera su hija, hasta que ella se cansó y lo enfrento. Le dijo que ella no iba a ser la misma estúpida que fue su madre y que iba a ser fuerte, por eso se unió a toda esta mierda.

Por mi parte escuché su historia, y me di cuenta que la verdad uno juzga a las personas por su apariencia. Primero debemos conocer a alguien antes de juzgarla, todos alguna vez tenemos un mal presentimiento por sobre todas las personas y por eso tomamos la actitud defensiva de no creerle a nadie.

Con toda la actitud, le conté mi historia a Nina. Ella escuchaba con atención y muchas veces se le ponían los ojos cristalinos. A pesar de todo, ella nunca me juzgo, tampoco me reprimió cuando decidí escaparme de casa y entrar en esta mierda, fue tan buena conmigo que se hundió en mi propia oscuridad y ha sido la segunda persona que me ha visto llorar desde que empezó todo.

Le conté acerca de Laura, y me prometió que algún día iríamos a matar a la muy perra y que dejaríamos escrito en su tumba que las mejores amigas si existen. Desde ahí nos volvimos inseparables, hacíamos de todo juntas, nos volvimos una sola. Con ella soy como soy yo en realidad, no tengo ningún tipo de máscara con ella y tampoco ella la tiene conmigo. Mi padre me felicitó por este cambio pero igual me advirtió que no debía bajar la guardia, y gracias a esto nunca nos separó en ninguna misión. La primera misión de la cual nos separo fue la que hice hace poco.

Cuando tranquilizamos nuestras risas, la primera en levantarse es Nina. A decir verdad, Nina es extremadamente linda, es rubia de ojos azules y tiene un cuerpo que a cualquiera lo deja sin aliento. Su personalidad es tierna y tímida, pero cuando se lo propone es seria y serena, aunque si es muy sentimental. Y no, no soy lesbiana, para los inmaduros que creen que tengo gustos hacia ella, simplemente digo la verdad y las cosas como yo las veo.

Me extiende su mano y yo la tomo, me jala hacia arriba y quedo de pie. Nina coloca una mano en su nariz y con voz de cerdo me dice.
-Ari, yo sé que eres irresistible en todos los aspectos, pero por Dios, ¡hueles a mierda!- dice con asco.
-Te recuerdo que la que vino corriendo hacia mí mientras estaba haciendo ejercicio fuiste tú, y no es mi culpa que por tus impulsos ahora huelas igual que a mí.- me encojo de hombros restándole importancia, aunque si admito que huelo como mierda porque digamos que el sudor no es que huela a rico.

Escucho sus pasos y sé que me está siguiendo, dejo los audífonos en la mesa que hay ahí y me recuesto un poco.
-¿Sabes?, seducir a el felino no fue tan mal.-digo con un tono cansado.
-No te recordaba tan perra, Ariana.-dice con burla.
-La verdad es que yo sí, aunque apenas entre al lugar en donde estaba, habían dos putas sin sostén lamiéndolo como si fuera un perro. Tuve que tragarme las ganas de tirotearles los malditos pechos y amarrarles las lenguas para que dejaran de ser tan puercas.- saco mi lengua haciendo una mueca de asco.
-¡Oh, vamos Ariana!, sabes muy bien que si fuera por ti te hubieras cogido a ese jefe.-me señala con su dedo y yo solo rio por su comentario.

Voy hacia donde están las pesas, me acuesto en la pequeña camilla que tiene la máquina y me acuesto sin ningún tipo de cuidado. Nina se posiciona a mi lado y ve como levanto las pesas.

-Deberíamos ir a vacacionar, hace unos días vi una playa en internet. Está en Miami y se ve que es hermosa, le diré a papá que la rente para nosotras con algunos chicos guapos.- digo mientras levanto pesas.
-Ariana, no creo que eso sea posible.- especula ella. De inmediato bajo las pesas y las dejo en la baranda. Me siento en la camilla y me doy cuenta que tiene la cabeza gacha, lo cual hace que me preocupe.
-Nina, ¿ocurre algo?- digo con voz calmada. Me acerco a ella y levanto su mentón, cuando le veo los ojos están llorosos y rápidamente todas mis alertas se encienden.

Ella se aparta y limpia las lágrimas que salieron de sus ojos. Mierda y más mierda, esto no me gusta.
Con voz dura le digo- Nina, ¿qué mierda está pasando?-ella no me mira y eso hace que me asuste más.

Cuando logra mirarme, solo se limita a decir.
-Mi tío quiere verte en su despacho, es algo delicado.- siento como la paz que alguna vez tuve aquí, se va desmoronando como un castillo de arena.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Sep 01, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

En La OscuridadWhere stories live. Discover now