IV - Paraíso

20 2 1
                                    

Domingo 5 de febrero. 2017.

Cześć Mikamy,

En Polonia, esa es la forma de saludar y de despedirse. Es parecido a decir Iorana en Isla de Pascua. Me encuentro en estos minutos en un hermoso acantilado en el sector de El Canelo. Si pudieras ver cuan bello es la vista desde este sector. Si llegas a preguntar si es seguro el lugar, puedo asegurarte que no hay abejas ni arañas. Obviando la naturaleza del acantilado, lo único peligroso son los cactus San Pedro que se ubican cerca mío. El día está muy fresco, un sol radiante que juguetea con las brisas marinas. El resultado es una piel tibia y, a la vez, de gallina. En lo más bajo de este escenario bosque-playa, un mar de sombrillas invade las arenas de la playa.

Estoy pasando mis vacaciones en Algarrobo, específicamente en la casa de mis tías. Lo bueno de estar en un lugar como Algarrobo es la libertad de andar en bicicleta e ir a todas las partes que quiera. Lo más extremo a lo que me he atrevido es ir hasta Mirasol, ubicado a unos quizás cinco o seis kilómetros de Playa Las Cadenas. Las pendientes son las más difíciles de subir, pero todo cambia cuando vas en bajada. Una vez más, me siento como el maestro del mundo cuando voy en esa caída. En otro viaje, tuve la oportunidad de visitar a una amiga a quién no veía hace un año. Apenas podíamos conversar a través de la internet, siempre estaba ocupada con sus grupos de estudio. Me ha contado que se cambió de universidad, ahora con las intenciones de estudiar otra cosa. ¿Será mucha coincidencia que la gente con la que soy amigo se termina yendo a la mismas carreras que no pude terminar? Te lo digo porque Karla -la persona quien fui a ver- va a estudiar Ingeniería en Informática. Con Estivalia pasó algo parecido en el tiempo que yo estaba estudiando Biotecnología. Lo bueno es que a Karla ya no la veo tan tensa como en los últimos meses en los cuáles ya no sabía qué hacer para pasar todos sus cursos. Incluso la veo más feliz que antes.

En las últimas noches he tenido una seguidilla de sueños muy extraños. El viernes estaba en una especie sala de espera de un aeropuerto donde no había gente salvo mis hermanos y yo. Muchos de los dibujos que he hecho en mi vida estaban en una muralla contraria al gran ventanal de dicho aeropuerto. Sin haber viento en aquel lugar, los dibujos eran perturbados por lo que pareciera ser un viento imperceptible. En el fondo del salón había una puerta de salida con un extraño tipo de gabardina cuya cara no pude ver. Ese sueño continuaba, pero olvidé el resto al despertar. En otro sueño que tuve ayer, yo estaba en un centro comercial al aire libre. Aquel lugar era desconocido para mi, nunca he estado en un lugar como ese en la vida real. Había mucha gente conocida, todos amigos y enemigos que no podían verme. Lo sé porque traté de hablarle a dos amigos, pero no respondieron. Uno de ellos era Alvaro, un amigo del segundo grado a quién no he vuelto a ver. El otro era Marco, un chico con el que tuve un curso de verano en un instituto de idiomas extranjeros. Siempre me pregunté que fue de ellos, como siguieron sus vidas después de la escuela y los rumbos que siguieron después de salir de ella. En un momento que vi a otro lado, pude ver el nombre del lugar en una gran señalización en lo alto de una torre:

CENTRO PARAÍSO

Seguí caminando sin rumbo en la multitud de conocidos y desconocidos, hasta que te vi caminando en otro extremo con un grupo de amigas que logré reconocer -eran Connie, Loreto y Catalina. Es natural creer que, estando en el Mundo de los Sueños, tienes control de ti mismo. Esto no fue así, desafortunadamente. Me estaba intentando ocultar entre los pilares del centro comercial, sin dejar de seguir tus pasos. Era ridículo pensar que podían verme, después de dos intentos fallidos de conversación con esos amigos que te conté hace un rato. Sin embargo, estaba muy feliz de ver que estabas bien con las chicas.

Todo lo que sé sobre Connie es que estudió enfermería y sigue teniendo ese tinte rojizo en lo que alguna vez fue un cabello castaño oscuro, la veo ocasionalmente en el transporte subterráneo con la misma energía que siempre me gustó de ella

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todo lo que sé sobre Connie es que estudió enfermería y sigue teniendo ese tinte rojizo en lo que alguna vez fue un cabello castaño oscuro, la veo ocasionalmente en el transporte subterráneo con la misma energía que siempre me gustó de ella. Viendo la cara de Loreto, todavía puedo recordar aquella vez que me tocó ser su pareja en su gala de graduación. Recuerdo lo hermosa que se veía con su vestido de color intensamente púrpura y su cabello tomado de forma artística. A mi parecer, ella era arte andante. Después de un año de aquel baile, los lazos se cortaron abruptamente. Si se enojó conmigo o si no estaba interesada en formar una amistad duradera, eso será un misterio hasta el fin de los días. Catalina se fue a España y tampoco la he visto de nuevo. Sin embargo, mantenemos el contacto por internet. Estoy seguro que ella logrará escribir su próxima novela en algún momento.

¿Sabes una cosa? Es bueno ver ecos del pasado en los sueños, porque los seres humanos somos propensos a olvidar a quienes nos quisieron o quisimos. Soñar nos abre una oportunidad para volver a estar con ellos, de alguna manera u otra. Y es ahí donde radica la desventaja de soñar: el deseo por estar con esas personas en la realidad. ¿En qué minuto renegamos de la realidad y nos abrazamos a los sueños? En la realidad, tengo una hermosa playa en frente de mis ojos. Al mismo tiempo, mi vista es engañada por el deseo y el sueño de verte a ti y a las chicas compartiendo un buen rato bajo la sombra del pino que me está dando sombra -comiendo unos emparedados y recordando aquella cosa graciosa que vimos en la internet o filosofando verdades de nuestras vidas. Sería muy egoísta de mi parte decir que este es mi paraíso, porque sin que estés aquí, estas conmigo compartiéndolo.

Si algún día vienes a El Canelo, te invito a que conozcas este lugar especial. Está bajo un enorme pino, a la vista del mar y arena. Un camino serpenteado puede verse desde aquí. Estas viva, y aún así conocerás un paraíso aquí. Si logras llegar y sientes que estás sola, será mejor que no mientas. Estaré contigo, así como estuviste conmigo en mis sueños.

Un enorme abrazo y un beso. Saludos para tu mamá y tu pequeñín.

- Gabriel.

Crónicas del Supravidente: Escribiendo a Mikamy (Early Bird Preview)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora