Capítulo 3

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Cuando por fin di el valiente paso de recibir a mis vecinos con un pastel en la mano una escalofriante oleada fría se apoderó de mí. Esto me pasaba cuando tenía miedo.

No un miedo como se tiene a los payasos o a la oscuridad, sino un miedo mas seguro. Miedo al rechazo al no encajar.

Sabía que aunque quisiera irme cotriendo a casa y probablemente tirar la tarta a la basura, aunque quisiera, no me dejarían. Según mis padres este miedo que tengo no lo debo esconder.

Unos 8 pasos me encontré con la casa de mis nuevos vecinos. Una enorme casa blanca con un precioso jardín, pude ver en el porche cuando me acerqué, que habia cajas de mudanza. Probablemente se hayan mudado hace poco como yo.

Con el dedo tembloroso le di al timbre y me dispuse a esperar.

Una chica de estatura media, rubia y con ojos claros me abrió la puerta. Ella estaba mirando a su móvil cuando posó su mirada en la mía.

- ¿Quieres algo? -dijo desde la puerta con una ceja elevada.

Cuando por fin me aclaré la garganta pude soltar la frase que tenía ensyándola desde que había salido de mi casa. Una frase sútil y directa, pero no queria sonar desesperada, cosa que lo era.

- Venía a hacer amigos. -dije cabizbaja y con una tarta que habia hecho mi madre esa mañana.

Me observó y se detuvo en mi tarta.

- ¿Vienes a darnos la bienvenida o algo asi?

Asentí.

- Yo solo soy tu vecina. - rió.- me quedaré con la tarta pero... te puedes ir y eso.

Justo una señora mayor apareció detrás de ella con una sonrisa.

- Hola preciosa, ¿cómo te llamas? - dijo mientras abría mas la puerta.

Por fin despegué la mirada del suelo y la posé sobre aquella señora.

- Emily. - sonreí.- Emily Fields. Soy vuestra nueva vecina y venía a daros la bienvenida. -posé la mirada en aquella chica rubia.- Mi madre me ha dicho que haga amigos.

-Entonces pasa cielo. -me hizo pasar.

Al entrar en aquella casa una oleada de nervios se apoderó de mí.

¿Ahora qué debía hacer? ¿Le hablo sobre mi mudanza o mejor sobre mi antigua casa?
Mejor le hablo de que está hecha la tarta, igualnes cocinera y le interesa.

- ¿Y acabas de llegar? -me dijo la chica rubia desde la cocina.

Dios era muy guapa. De repente me puse nerviosa y mis palabras no salían.

- Eh si... -bajé la mirada. - Hace aproximádamente 4 horas.

Ella sonrió.

- La tarta está muy buena. -dijo mientras posába uno de sus dedos para luego metérselos en la boca y probarla.

Solo si es contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora