Capítulo 3.

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  Ya estaba esperando la madrugada, aquel sueño no la dejó continuar descansando.

 A penas asomó el sol, salió hacia los baños, donde solitaria se aseó.  El calor de la ducha, el vapor, permitió relajar esos músculos que tenía tan tensos desde ayer. Pronto llegarían el resto de chicas que se bañaban por la mañana, como Miiko e Ykhar tal vez Eweleïn (que siempre debía estar higienizada), dudaba que tuvieran fuerzas como para hacerlo de noche. 

Mientras lavaba su cabello con la poción burbujeante de miel de fuego,( que le había preparado Ezarel con pocas ganas ni mucho menos amor), escuchó unas pisadas entrar al baño. Se extrañaba del eco que ocasionaban, normalmente, eran pies descalzos chapoteando.

-¿Hola?- saludó al aire dubitativa. Ykhar no usaba botas, iba semidescalza por doquier. Tal vez era los tacones de...-¿Miiko?- siguió sin contestar. Rápidamente se enjuagó la cabeza para poder mirar.

A penas dio la vuelta no dudó en soltar el grito.

El alarido retumbó por uno, y cada uno de los pasillos del C.G. Nevra fue el primero en percatarse, su oído atento, oyó el suspiro de horror antes que pegara el grito, a pesar de la resaca del sueño por haber trasnochado, se despabiló como si le hubieran dado tres golpes con una campana, saber que ella estaba en peligro lo hubiera levantado desde cualquier profunda tumba. Cuando Gardienne dio la alarma, él ya estaba cruzando las puertas del baño de mujeres seguido de su hermana, ella ya había hecho rebotar la puerta de su cuarto, a penas escuchó el inicio del auxilio.

 Cuando se adentraron entre los vapores, encontraron a Gardienne acorralada en una esquina, cayendo del impacto, aferrándose a sus rodillas, y todos miraron sorprendidos como una veloz figura escapaba rompiendo el hermoso vitral empañado. 

 Nevra no pensó dos veces, apenas la figura se apartó de su vista se abalanzó a hacia ella, tomándola de los hombros, recorrió rápidamente sus piernas y brazos, ningún signo de agarre, ni moretones, no olía a sangre, y tras apartar su pelo, en su cuello tampoco vio signos de ahorcamiento, recién ahí clavo su mirada preocupada en la de ella.

- ¿Estás bien? ¿Te ha hecho algo?- observaba su rostro aturdido y tenía ganas de darle un fuerte abrazo. Ella solo negó con la cabeza, todavía sin reaccionar. 

-Ejem- tosió Karenn, entonces recordó en que escenario estaban. Utilizó toda su fuerza de voluntad para no desviar el contacto visual, mientras se sacaba y le colocaba la bufanda sobre su cuerpo tembloroso. 

Todavía podía escuchar los pasos de la huida del asaltante, así que salió a la persecución.


Más tarde, se reunieron en la Sala del Cristal a hablar sobre el caso. Nevra estaba decepcionado de sí mismo al no poder captar al intruso, porque apenas salto por la ventana, todo rastro de vida que tenía recuerdo había desaparecido. Por otro lado, mientras él estaba fuera, Eweleïn, junto a Karenn y la despeinada Ykhar ayudaban a Gardienne a recuperarse del shock.

 Ella cabizbaja empezó a relatar la historia, indignada de sí misma, que lo único que pudo hacer era gritar, como una niña.

- Estaba bañándome, y escuché unos pasos calzados, pensé que sería alguna de las chicas, pero, cuando me empecé a extrañar, y di media vuelta, vi a un hombre, y no lucía muy perdido que digamos- los presentes se miraron entre sí frunciendo los ceños.

- ¿Intentó hacerte algo?- preguntó Leiftan con dulzura, acariciándole el hombro contrario de donde Ykhar estaba abrazándola con un semblante triste.

- Estaba por agarrarme si no fuera por el portazo que se escuchó a lo lejos que lo asustó- se siguieron mirando con cara de circunstancias. 

- ¿Has podido verle el rostro?- preguntó Valkyon, Gardienne hizo muecas intentando recordar.

- No tengo una imagen, solo una distorsión, y solo recuerdo unos intensos ojos verdes muy claros, casi blancos- Miiko miró cuestionando a Karenn y a Nevra.

- Pues cuando yo escuché el grito, salí dando el portazo. Nevra se me había adelantado, y cuando llegamos vimos huir a aquel hombre por el ventanal roto- ella miró a su hermano para que continúe la historia.

- Mientras estaba dentro revisando a Gardienne, todavía podía escuchar claros sus pasos, una vez salí a perseguirlo, había desaparecido completamente- terminó de relatar apenado, no le gustaba fallar, nunca, pero esa desaparición tan repentina lo dejó desconcertado.

- Infiltración perfecta, rostros distorsionados, ojos casi blancos, presencias que desaparecen incluso para los agudos sentidos de un vampiro. Todo esto me suena a cierta poción...- comentó Ezarel casi para si mismo, mirando serio a Eweleïn, ella le devolvía la mirada pensante -Voy a ir a buscar unos libros- dijo finalmente retirándose de la sala a largos pasos.


Quedaron en un silencio helado.



Me haces feliz. (Nevra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora