Capítulo 3

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(Multimedia No Good- Kaleo)

El despertador suena y me levanto lentamente de la cama. Me quedo unos cinco minutos sin hacer nada, en un mundo aparte. Bueno, yo pienso que son cinco minutos, según el despertador son veinte, los suficientes para hacerme llegar tarde la segunda semana del curso. Me ducho y me visto con unos vaqueros negros, una camiseta gris de manga corta, una chaqueta de cuero también negra y unas Converse blancas altas, dejo mi pelo suelto y me miro al espejo, no hay ojeras violetas, simplemente unas ligerísimas manchas oscuras debajo de mis ojos. Voy a la cocina y desayuno unos cereales rápidamente. Dejo la taza en el fregadero, me pongo los guantes negros, cojo mi mochila con el ordenador dentro y la cartera y cuando encuentro las llaves del coche me acuerdo de que no lo traje hasta aquí ayer a la noche.

—Santa mierda, voy a tener que ir andando a la universidad.

"Técnicamente corriendo"

Cállate.

Bajo las escaleras corriendo y salgo del edificio cerrando la puerta tras de mí. Miro al cielo implorando un milagro divino.

—Hola. —bajo la mirada con los ojos entrecerrados para mirar a Kilian apoyado en un coche negro.

"¿En serio? ¿Esto es tu milagro divino, Oreo? ¿Un chico con un gorro negro que le queda absolutamente genial? ¿En serio?"

— ¿Qué haces aquí?

—Me di cuenta de que te dejaste el coche en el aparcamiento de la oficina de tu padre y decidí ayudarte en la vida.

—Ya, yo creo que fue más por la farsa ¿cierto?—arqueo una ceja acomodando la mochila y acercándome a él.

—Pero también porque soy una buena persona. —me abre la puerta del coche con una reverencia burlona, y eso me hace sentir ligeramente incómoda por distintas razones en las que decido no pensar.

Subo a su coche y me pongo el cinturón mientras él se sube al lado del conductor. Miro mi móvil, las nueve menos cuarto, podemos llegar a tiempo si no hay mucho tráfico, pero es Londres, lo que significa que podemos ir rezando a todas las entidades poderosas del mundo, como la Nutella, las Oreo, el chocolate Milka y mi gran amigo el helado de stracciatella.

                                                                                             •••

Increíble, pero no el increíble de asombroso, no, el increíble que significa que no se puede creer. Llegamos a la universidad, ¿y a qué esperas para correr a clases, idiota? Os preguntaréis, pues eso es lo increíble, son las nueve menos cinco, me sobran cinco minutos que puedo utilizar en tranquilizar mi cuerpo, que ya estaba preparado para correr a máxima velocidad al laboratorio 057B.

—Vale, ahora salgo yo y al rato sales tú ¿vale?, necesito tener un perfil bajo todo lo que pueda, por mi integridad mental. —literalmente.

—No pienso hacer esa tontería, voy a salir a la vez que tú, y da gracias porque no te abra la puerta ahora mismo. —Lo miro, nota que estoy asustada y frunce el ceño. — ¿Qué pasa? Ayer no te importó tanto nada.

Froto mis ojos con la palma de mis manos, suspirando.

—Eso es porque ayer estaba en modo "mamá osa protectora asesina", esto es diferente, por lo menos para mí. —él suspira y baja del coche. Veo como algunos se giran para mirarle y un grupo de tres chicos y una chica lo saludan. Les devuelve el saludo y camina hacia ellos, suspiro aliviada y cuando me giro para coger la mochila del asiento trasero mi puerta se abre y alguien me carga en brazos.

— ¡Esto es traición! ¡Había un trato! ¿Recuerdas? ¡Había un jodido trato!— cierra la puerta del coche y sigue caminando casualmente conmigo en brazos, al estilo princesa cabe destacar. — ¡Repito, esto es alta traición! ¡Bájame jodido elefante!—frena y no me doy cuenta de la escena que acabo de montar hasta que escucho a sus amigos reírse. Los miro y abro los ojos asustada, el perfil bajo se fue a la mierda en cuanto veo como hay varias docenas de personas mirándonos. Estoy ocupada mirándolos hasta que Kilian me habla:

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