'Donde Yuri sabe que le quieren quitar lo suyo y va a luchar para impedirlo.'
Yuri hará lo que sea para que el amor de su vida no se vaya con alguien más. Por eso corre, nene, corre. Corre ha por lo que es tuyo.
☆ Yuri on Ice no me pertenece.
☆...
Estaciona su moto y corre con desespero, empujando y golpeando a la gente que se encuentra en su camino.
Son las 3:50 de la mañana, diez minutos antes de que el vuelo de Yuri despegue, Otabek se ha dado cuenta de que en toda su vida nunca se sentiría completo si Yuri no estaba junto a él.
Finalmente se ha dado cuenta que siempre a gustado de Yuri, le gusta locamente pero a sido demasiado distraído y tonto para darse cuenta, para entender que loa sentimientos que siempre sintió por el rubio eran de amor, uno puro y bello, y no sentimientos de amistad.
-¡YURI! -grita, cuando ya ha llegado a las puertas, no tiene un pase de abordaje, así que los guardias le impiden la entrada- ¡YURA!
La gente le mira con molestia, quieren que se calle y a la vez le miran extrañados. Si, ¿Quién no se extrañaría de ver a un hombre gritar tan fuerte el nombre de alguien en pleno aeropuerto?
A algunos les conmueve, piensan que talvez esta llamando a la jovencita que ama y esta a punto de irse, justo como en las películas.
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Camina por el avión buscando su asiento.
Cuando al fin lo encuentra, Yuri se acomoda en el y comienza a divagar su mente.
Si tan solo le hubiera dicho a Otabek, pero no quería romper su amistad. Además de que Otabek es heterosexual, y Yuri es gay, y lo peor de todo, es que es gay por su mejor amigo.
-Estimados pasajeros, las puertas se cerrarán en cinco minutos. Les pedimos que porfavor comiencen a apagar los aparatos eléctricos.
Su teléfono vibra, y gran parte de él desea que quien llame sea Otabek, su pesadez es grande cuando el teléfono muestra que la llamada entrante es de Serik.
-Si?
[-¿¡Yuri!? -chilla- Santo cielo, que bueno. Escúchame atentamente, tienes que bajarte del avión.]
-¿Qué? -pregunta extrañado- ¿Pe-pero porque?
[-Con una mierda, solo bajate.]
-Diablos Serik, no puedo -responde con irritación-. Tengo que tomar este avión, quiero regresar a Rusia.
[-No. Me niego. Con una mierda, Plisetsky. Si bajas de ese avión, tu vida va a cambiar completamente. -ruge a través del teléfono- ASÍ QUE BÁJATE DEL PUTO AVIÓN. ]
No le queda de otra, acepta a regardientes bajar, más le vale que ese cambio sea para bien.
La azafata le pregunta del porque su repentina salida, Yuri solo responde que tiene negocios que atender.
Camina por la sala de espera hasta encontrar una salida, mientras más se acerca a salir del aeropuerto, escucha gritos.
Se pregunta quien demonios grita en pleno aeropuerto.
Sus pensamientos se interrumpen, ya escucha los gritos con claridad. Ea su nombre el que es pronunciado, y Yuri reconocería esa voz donde fuera.
Es la de...
-Otabek.
Pronuncian sus labios y corre, corre con lágrimas resbalando de sus mejillas como si no hubiera un mañana hasta las puertas que lo separan de su mejor amigo.
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Las puertas se abren.
Sus gritos cesan al ver la figura delgada de Yuri salir por las puertas.
Lágrimas bajan por sus pálidas mejillas, ambos se miran. El agarre de los guardias en los brazos de Otabek se suavizan hasta dejarlo libre.
-Yura... -susurra, caminando lentamente a su amigo hasta abrazarlo fuertemente, estrechando su delgado cuerpo al suyo.
Repite su nombre, diez veces o más en su oído, su nombre pronunciado por los labios de Otabek es embriagador, es pronunciado con una carga de felicidad, alivio y dulzura.
-Otabek, ¿Qué...? -es interrumpido por los labios de él en los suyos.
Es un beso dulce. Cálido, inocente y suave a la vez, se nota que son inexpertos en esto de besar, Otabek se alegra de que Yuri no lo aleje, pero este tampoco corresponde. Hace presión en los labios de Yuri, y Yuri, aún sorprendido, corresponde.
Se separan, con las mejillas ruborizadas y el corazón latiendo a mil por hora.
-Te amo.
Todavía sigue sorprendido, Otabek lo ha dicho con tanta confianza que asusta.
-¿Cómo se que es cierto? -pregunta Yuri, temiendo la respuesta- ¿Porqué he de creerte?
-Porque me encanta todo de ti -responde-. Me encantas tu, tus verdosos ojos, tu cara, tus labios, tus pestañas, tu agria personalidad, todo. Todo. Absolutamente todo.
Son solo palabras, dichas con enorme felicidad y amor, palabras que con el tiempo podrían desvanecerse, pero Yuri es feliz con aquellas palabras, son dulces palabras que acarician su corazón.
-Yo también te amo, tonto.
Lo dice a broma y ambos vuelven a unir sus labios.
A lo lejos oye escuchar a personas decir "Ay que tierno, joder" y unos "Ojalá alguien me amara así."
No les importa mucho, sus lenguas juguetean entre sus bocas y la felicidad reina en sus corazones, son felices de estar allí, el uno con el otro, juntos.
