Capítulo Dos.

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Los días pasaron rápidamente desde mi encuentro con Kayden y sus amigos. Isabella comentó airadamente que miles de rumores sobre Kayden y yo se esparcieron por el campus.
Era francamente irritante.

—Déjalo correr—Me dijo Isabella al salir de la clase de matemáticas.

—No puedo.

La gente nos miraba curiosamente al pasar, estaba cansada de esa atención, nunca la pedí.

—Mi primo no suele ser tan idiota. No sé porqué se comporta así.

Me encogí de hombros y arreglé la correa de mi mochila, qué se escurría por mi brazo.

—Tal vez no es un idiota contigo, pero a mí no me deja estar tranquila.

Negó.

—Cambiemos el tema—sugirió—. ¿Como harás el ensayo de Historia?

Me detuve en medio del pasillo al recordar algo. Había olvidado por completo mis apuntes en el salón de clases, maldiciendo ya que tendría que volver por ellos.
Isabella detuvo unos pasos adelante y volteó al no verme a su lado.

— ¿Faith?

—Me he dejado los apuntes—murmuré palmeando mi frente—. Debo ir a buscarlos. Si no comienzo el ensayo hoy me retrasaré en todos mis deberes.

— ¿Vamos a por ellos?

—Ve adelante. No es necesario que vayamos las dos. Te alcanzaré en el dormitorio.

— ¿Segura?

—Ve, Isabella. Nos veremos pronto.

Luego de tres intentos más por acompañarme ella se resignó y caminó fuera del pasillo.

Acomodé la mochila una vez más y volví sobre mis pasos hasta el salón. 

Todo estaba desierto y en silencio. Ni siquiera el profesor se encontraba ahí.

— ¿Dónde los dejé?—murmuré para mí misma—. ¿Por qué soy tan desordenada?

Vagué por los pupitres hasta el mío. Busqué entre todo mi papelerío, pero no estaban.

—No, no, no. Los dejé aquí —me agaché a buscarlos debajo de mi escritorio.

— ¿Buscas esto?

La voz me sobresalto. No me era conocida, rápidamente me coloqué de pie y mire al autor de dicha voz.

Un chico pelirrojo estaba en la entrada del salón, con mis papeles en sus manos.

— ¿Por qué tienes mis apuntes?—pregunté enojada.

No respondió, se movió dentro del salón, desde detrás de él surgieron dos chicos más.

—Se enojó —murmuro uno con burla.

—Dame mis apuntes—exigí.

Negó suavemente.

—Queremos hablar contigo.

Me tensé.

— ¿De qué? No los conozco.

—Queremos hablar de Kayden.

Oh, claro. Ahora los reconocía.
Eran los amigos del idiota.

—Yo no tengo nada que ver con él. Así que si me pasas mis apuntes, me iré.

Comenzaron a acercarse, rodeándome. Me negué a moverme. No me incomodarían tan fácil. Nada de su fachada me intimidaba.

—Tú tienes todo que ver con él—un chico de cabello castaño sonrió lento.

Kayden.Where stories live. Discover now