¿Sabes lo que se siente caminar por los pasillos, escuhando tus burlas en fuertes murmullos, estando con la cabeza gacha, fingiendo que nada pasa?
Posiblemente no, porque aunque tu vida no es perfecta ni sea un cuento de hadas no tienes a nadie detrás de ti, pisandote los talones, empujándote, recordándote cada defecto que claramente tienes en cuenta.
No tienes que llegar a casa, aguantar las lágrimas, correr a la habitación ignorando los gritos de tu madre, ponerte frente al espejo y susurrar "eres horrible". Repetir cada palabra que te han dicho ese día, las veces que sean necesarias para creértelas.
Quitarte la ropa e imaginarte de otra manera, llenarte de inseguridades, odiarte a ti misma, pensando "¿y si dejo de comer? ¿No podría resolverse si me quitara algo de piel?". Con el tiempo puede que te des cuenta de tu error, de todo el daño que alguna vez le causaste a alguien y decir un simple "lo siento" no cambiará nada; el daño ya está hecho.
Sólo un alma totalmente pura e inocente perdonará.
Pero aquellos son los primeros en morir.
Porque esta es una guerra.
La tercera guerra mundial ya empezó, todos la vivimos hace tiempo en esta sociedad.
Aquí no hay equipos, no hay bandos, no hay países que tengan protección. Cada uno está a su suerte allá afuera.
Y los débiles no sobreviven ante las granadas de los demás.
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Escritos de una marginada
Short StoryNo me preguntes quién soy y que busco en esta vida, porque no soy nadie y dudo estar aquí durante mucho tiempo. Contigo aprendí que no todas las historias tienen un final feliz, que las despedidas duelen y que un "adiós" jamás es un "hasta luego". C...