Capítulo veinticuatro.

35.5K 2.2K 261
                                    

Adam.

Conté hasta tres en mi cabeza para no lanzarme sobre mi hermano y no golpearlo hasta morir, él al ver que estaba a punto de lanzarle un puñetazo estalló en carcajadas dejándome totalmente confundido. Lo empujé por los hombros.

—Qué rayos pasa contigo Ian.

—No puedo creer  que te lo has creído hombre. Por Dios, por un momento creí que te aventarías hacia mi —rió —.Es una broma, no me he acostado con Zoe, pero creo que ella está... tú sabes, sintiendo cosas.

Mi expresión pasó de ser furiosa a confundida.

—¿Crees que le gustas a Zoe?

El asintió en silencio y el bromista que conocía ya parecía desaparecer, los ojos verdes de mi hermano lo delataban por completo, el siempre había sido el más preocupado, el que se atrevía a interponer en mis asuntos, el que me daba su opinión sin ningún temor a que le rompiera los huesos, pero en este momento, el parecía carecer de palabras. Chasqueó la lengua y respondió, cogiendo un semblante serio.

—Creo que... no lo sé, a veces pienso que venir aquí ha sido un error, por un momento yo... yo no quise que Zoe sufriera, no quise que algo malo le pasara— dijo y se agarró la cabellera, sentándose en el sofá, mordía sus uñas con nerviosismo y se veía preocupado.

—Espero que esto no sea una broma de mal gusto Ian porque si es así yo...

—No, hermano. Comienzo a preocuparme por ella, comienzo a involucrarme.

—Pues serias el mas idiota del mundo si lo hicieras—repliqué—, no estamos acá de vacaciones ni para comenzar a sentir cosas por las mujeres que no deberíamos.

—Adam, la verdad es que ya no estoy tan seguro de seguir en esto.

Golpeé la mesa y mi hermano me miró con enojo, la decepción en mi rostro era palpableZ

—¿Estas hablándome en serio? ¿Serias capaz de dejarlo todo por una puta chica?

—Me estoy enamorando de ella.

—Caiste por esa maldita mujer, todo por culpa de Zoe y aún no entiendes la gravedad del aunto. Caíste por la misma persona que puede entregarnos. ¿Entiendes? Entregarnos.

Ian se me acercó, su rostro estaba tranquilo ahora. Parecía rendido y aquello solo me molestó más.

—Podría ser el amor de mi vida,
como lo fue Anabelle, como...

Lo detuve, Ian deliraba.

—Ella ya no es el amor de mi vida—resoplé. —Nadie lo es, el amor es para los débiles, Ian. O para la gente que tiene tiempo para ello, nosotros no, nosotros estamos hechos para esto, y no podemos dejar que estas niñas sigan cruzando esa fina línea, o todo por lo que hemos trabajado estos años, se irá al carajo. Todo lo que hemos luchado, se irá al puto infierno.

—Estás mas jodido que yo. Te he visto, antes, en la otra casa—murmuró—. La mirabas a ella y era como si miraras otro universo, es como si...

—Es como si qué—respondí, a la total defensiva.

—Es como si la quisieras.

—Te ganarás un maldito golpe si vuelves a repetir algo así, ¿Vale? No siento nada por esa niña.

Ian resopló.

—¡Soy tu hermano, deja de engañarme!

—No siento ni sentiré nada por Skyler Evans. Nada. Y es mejor que tú vayas eliminando todo tipo de sentimiento que tengas hacia Zoe, o esto va a terminar con tu cabeza y la mía colgando de un puente.

BODYGUARD  Where stories live. Discover now