two weeks ☆ taekook

i know it hurts

"Sé que duele.

Tú lo sabes.

Dices que estas sólo, yo digo que solamente piensas eso.

Yo puedo tratarte mejor que ella."

El pedazo de carbón en el lápiz de Taehyung se rompía por la fuerza que éste ejercía al escribir esas palabras que tanto quemaban su alma.

Se sentía más roto que nunca, su pequeño corazón había sido destrozado a puñaladas gracias a Jeon Jungkook.

Cálidas lágrimas bajaban por las aperladas mejillas del castaño, gracias a Dios estaba sólo en casa y encerrado en su habitación.

Las hojas blancas de papel eran arrugadas en sus largos y finos dedos, cualquier cosa que hiciera le recordaba a aquella escena; Jeon Jungkook tomando la mano de aquella bonita chica y tratándola como si fuera la cosa más preciada que tenía.

Una chica demasiado bonita, Taehyung decía que nunca podría llegar a tener a Jungkook si ese era el tipo de gente que deseaba, con estándares muy altos, imposibles de alcanzar siendo un chico.

Había hablado con sus amigos a distancia, éstos le recomendaban que dibujara, bailara, limpiara, que hiciera algo que le tuviese muy ocupado para pensar en aquél "inútil", como le llamaba el mismísimo Park Jimin, su amigo desde la infancia.

Había pasado mucho tiempo desde que Taehyung se mudó, dejando su antigua vida atrás a excepción de Jimin, quien siempre estaba ahí para apoyarle en cualquier momento en el que se sintiera mal.

¿Sería por su peso? ¿Su cara? ¿El lunar en su nariz? ¿Cuál era la razón por la que Jungkook no gustaba de él?

Basta, Taehyung. Solamente estás haciendo que te sientas aún más fatal de lo que ya sentías.

Pensó el castaño, no solía optar por la opción del alcohol, no bebía, era un niño de mami.

Taehyung, después de leer el mensaje de su querido amigo Baekhyun; quién decía que tomar un poco le vendría más que bien para olvidarse un rato del chico, bajó las escaleras con rapidez y corrió hasta la pequeña barra de bebidas con alcohol de su padre.

Se encontró con demasiadas botellas con palabras un tanto desconocidas a él, tomó un par de éstas botellas y las llevó a su cuarto con el temor de ser descubierto.

Sin saberlo, estaba entrando a un nuevo mundo.