Enamorada De Mi Secuestrador

Capítulo 33 "Que sea feliz" (Editado)

POV. ANTONY

Después de muchas horas y mucho esfuerzo, por fin la fiesta se había dado por terminada.

Cuando llegué a casa, el auto de Diego no estaba, y eso era muy extraño, ya que ello habían salido antes que nosotros. Pregunté por ellos y dijeron que no sabían nada.

Quería pensar que se les había atravesado algo, e intentaba imaginar lo peor.

El tiempo siguió pasando, y seguía sin haber rastro de ellos dos. Me estaba preocupando bastante por Paola, pues en las manos de Diego, le podía pasar lo peor.

Tomé asiento en la sala, ahí los esperaría.

Escuché como la puerta se abría y mis preocupaciones desaparecieron, pero fue muy poco tiempo, porque solo entró mi primo.

-¿Donde esta?- pregunté desesperado.

-¿Quien? ¿Paola?- preguntó.

-Si, ¿dónde esta?- repetí.

-No la podías tener secuestrada para siempre- mencionó.

Él sabía del secuestro.

-¿Creíste que no lo sabia? Pues déjame decirte ahora es libre- respondió mi primo al ver mi expresión.

El enojo se apoderó de mí. Me acerqué a él y lo tomé por el cuello de la camisa y pegué contra la pared.

-¿Qué le hiciste?- cuestioné con los dientes apretados.

-Lo que debía hacer. Ella pidió ayuda y yo se la di, solo complací a la dama- respondió tranquilamente.

¿Paola pidió ayuda? No lo creo.

-Estas mintiendo. Ella no hizo eso. Dime dónde esta- grité enojado. Tenía unas enormes ganas de matarlo.

-¿De verdad crees eso?- preguntó divertido -Le arrebataste su libertad y a su familia. No seas egoísta y deja que sea feliz,o ¿piensas que le gustaba estar aquí?-

-Tú no sabes nada-

-Ahora ella es libre y feliz. Continua con tu vida, así como ella hará con la suya-

Lo solté. Comencé a caminar por a mi despacho, pero me giré a verlo.

-La voy a encontrar y te tragaras tus palabras. No te metas en mis asuntos o asume las consecuencias- escupí furioso.

Diego soltó una risa sarcástica.

-Enfocate en tu hijo y pareja. No querrás que ese bebé crea que su padre es un criminal-

Ignoré su comentario y me fui de ahí. Tendría que encontrarla y escuchar de su voz lo que ella quería, pero no rendiría tan fácilmente.

POV. PAOLA

El desgraciado se había ido y me había dejado sola con un vestido y zapatillas, sin contar que estaba en medio de una calle de mala muerte.

Esta me las pagarías.

Tomé el mapa en mis manos traté de saber donde estaba. Me encontraba algo lejos de la casa de mi familia, y ese sería la primer parada. Pero antes tenía que comprar unas cuantas cosas más cómodas.

Solo conocía una ruta para la casa de Antony: El hospital. Pero era un problema que resolvería después, ahora solo quería ir a mi casa y ver a mi familia.

Empecé a caminar por las calles, pero era incomodo y raro el hecho de usar un vestido de gala. Paré en una pequeña tienda de ropa que estaba a punto de cerrar, pero pedí que me vendieran algo de mercancía. Me conformaba con el jean y la sudadera, pero seguía habiendo un problema: Los zapatos.

Solo vendían un par de sandalias, y eran mi única opción. Sabía que no combinaría, pero prefería eso, que seguir caminando en zapatillas.

Pague con el dinero que me había dado Diego y aceptaba que al menos servía para algo.

Pedí un taxi y le di la dirección de mis padres. Después de 20 minutos en auto, estuvimos ahí enfrente.

¿Cómo estarían ellos?

Me quise acobardar e irme de ahí, pero esto era necesario. No podía huir para siempre.

Recordé las cosas bonitas que había pasado en esa casa y la emoción se apoderó de mi. Por fin iba a regresar a mi hogar junto a las personas que me amaban.

Tomé aire y me acerqué a la puerta, toqué el timbre pero nadie abría. Y era entendible, porque ya era tarde y probablemente estarían dormidos.

Mi teoría era cierta, ya que mi mamá abrió la puerta con la cara adormilada. Al verme, abrió los ojos como platos, y juré que se desmayaría de la emoción.

Sus ojos se le llenaron de lagrimas y se lanzó a mis brazos para abrazarme y estrecharme.

-Regresaste- dijo en mi oído.

Estaba de nuevo en mi hogar...