-Jim...

-Quiero creer... -interrumpe él mientras alza las manos y, por alguna razón, aparta la mirada de mí- quiero creer que estoy lo suficientemente borracho como para haberme imaginado aquello...

Abro los ojos, y tomo con más fuerzas mis tacones para que no se me caigan. No era la respuesta que esperaba, y ahora no sé qué respuesta dar. Me pregunto qué diablos habría explicado Sam en mi lugar y si ya lo habrá hecho otras veces... Sin embargo, esto es algo que debe ser entre Jim y yo. Ya no más vueltas.

Ebby lo sabe; mi amiga lo sabe. Pero Jim también es mi amigo. Noto que por fin alza los ojos hacia mí, lentamente, contemplándome con la cabeza ladeada, y deseo volver atrás para decidir explicárselo con calma en casa de Ebby. Tal vez en ese momento no era lo correcto, tal vez en ese momento yo creí que no era lo correcto... pero todo hubiera sido mejor hace un tiempo atrás, sin necesidad de que presencie lo recién ocurrido.

-Creo que es la primera vez que no estás tan ebrio como para imaginar estas cosas.

Con esa contestación, Jim vuelve a girar sobre sus talones y se lleva una mano por los cabellos pelirrojos.

-Pensé que ibas a estar furioso -añado en voz baja, con el entrecejo fruncido.

-No estoy furioso, estoy completamente loco -exclama cuando se voltea con ambos brazos en alto. Después se toma un tiempo más para exhalar mientras mira el techo y se desajusta el moño de su cuello. Supongo que va a agregar algo más, pero sacude la cabeza otra vez y pone los brazos en jarra-. No bromees conmigo, Audrey, por favor. ¿Me estás diciendo que lo que vi realmente es lo que vi?

-Depende de qué has visto...

-Sabes lo que he visto, y estoy seguro de que el Moore no hace trucos de magia. Ni tú tampoco.

Ahora soy yo la que mira el techo como si éste pudiera iluminarme con la contestación correcta. Me acerco a los peldaños y me siento en ellos, dejando los tacones a un lado y tratando de no ensuciar el vestido. Siento que Jim me persigue con la mirada en medio de aquel profundo silencio.

-Al menos no estás asustado -susurro.

-¿Piensas que no tengo miedo de lo que sea que pasó allí? Claro que tengo miedo, Audrey. Ojalá no haya cagado ya el esmoquin. Tan sólo me estoy aguantando y espero que me des una explicación razonable.

Me muevo a un costado y hago un espacio a mi lado, pero parece que no tiene intenciones ni deseos de sentarse junto a mí para hablar.

-Créeme que no voy a hacerte daño -afirmo, un poco dolida.

-Prefiero quedarme donde estoy.

Asiento con la cabeza, ¿qué más esperaba?

Me paso una palma por el rostro. Fue difícil tener esta charla con Ebby, y en verdad no tengo las ganas suficientes para darla de nuevo, para volver a mencionar y explicar todo y volverme a sentir ese ser tan extraño y diferente.

Para este entonces Sam ya estará saliendo de la escuela, ya estará yéndose y no se acercará a mí otra vez. Ya he perdido la oportunidad de hablar con él, pero no voy a perder el tiempo de poder hablar con Jim.

-Audrey, en serio me estás espantando -advierte él ante mi silencio-. Creo que voy a irme y...

-Esto era lo que quería decirte aquella noche en casa de Ebby -suelto, y él se calla-. Es... mucho más complicado de lo que puedes creer que es.

-Estoy seguro de que podría comprender -refuta.

-Sí, sé que podrías, pero llevaría un tiempo... como me llevó a mí asimilarlo -titubeo-. Hace no mucho que puedo hacer esto, por esa razón me costaba poder contárselo a ti y a Ebby. Y es mucho más que eso, Jim. No todos pueden enterarse...

Hawa: Debemos salir a flote | #2 |Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz