Capítulo 11

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Cuando me echo sobre la cama, no se me hace para nada difícil conciliar el sueño, incluso con algunos ronquidos de Ashley resonando en la habitación. A pesar de que logro dormirme con facilidad, no puedo evitar soñar con Fénix. La presencia y el tacto de sus labios reaparecen sobre los míos como si nunca se hubieran ido, provocándome descargas eléctricas que hacen que contraiga los músculos y me calle alguna que otra risita involuntaria para no despertar a Ashley.

Recordando el momento, me puse a rememorarlo con más determinación. Él se encontraba allí, parado, probablemente sin la intención de hacer nada más, hasta que yo lo tomé por el brazo y lo besé en la comisura. En muchas otras ocasiones hemos estado observándonos con esa tensión, pero nunca se llegaba a nada. ¿Habrá sido porque los dos estábamos dudando? ¿Ninguno de los dos se atrevía?

No, él se fue la primera vez que nos besamos. Él fue quien se marchó y me dejó sola. Si yo no he sido la primera en dar el paso en las siguientes situaciones, fue por esa razón. Porque si él se había marchado, interrumpiendo nuestro beso, ¿qué sentido tenía volver a besarlo yo, si en el fondo sabía que posiblemente volvería a rechazarme?

De todos modos, eso fue antes de enterarme de la verdad. Fénix fue quien confesó haberse enamorado de mí, y yo nunca se lo correspondí. Nunca le contesté una respuesta certera. ¿Será que por eso era él quien no se animaba, tampoco, a dar el primer paso? Todavía no sé la verdadera razón por la cual huyó la primera vez que estuvimos juntos, pero tengo dos ideas bastante sólidas: se fue porque, si se quedaba y se dejaba llevar, probablemente se sentiría muy apegado a mí y no podría intercambiarme por su libertad. O, en otro caso, se fue porque sabía que así estaba atrayéndome cada vez más hacia él, y ya no tenía la intención de que yo quisiera unirme a los ignisios.

En todo caso, creo que lo recién sucedido ha sido la respuesta general a todo. Notó que lo besé en la mejilla, obviamente, pero sobre todo se dio cuenta de que yo no quería estar alejada de él. De que, a pesar de que me enfadé mucho y de que nunca le contesté que también estaba enamorada, a mi no me afectaba que llegáramos a algo más. Lo comprobó su rápida reacción, cuando me tomó nuevamente por la muñeca como si en ese mismo segundo se confirmó a sí mismo que sí podía besarme. Como si necesitara que yo se lo permitiese, que yo le diera alguna señal de que podía arriesgarse.

Se notó que quiso acercarse la noche que apareció tras mi ventana, pero, como yo fui o muy tonta o muy insegura y no me acerqué a él, prefirió no arriesgarse y meter la pata.

Ha estado esperando a que se lo permitiera.

De sólo pensarlo se me estruje el estómago. ¿Eso hace que seamos algo? ¿Debería de comentárselo yo, o eso lo hacen los chicos? Maldita sea, haber salido con alguien, fuera cualquiera y durara lo que durara, me habría dado más experiencia en el asunto. Pero simplemente no sé qué hacer ni cómo actuar. Es más, ¿estoy segura de querer llegar a algo más? Tan sólo imaginármelo ya me resulta raro, fuera de lo habitual, fuera de lo común en mi vida. Cambiaría nuestra forma de actuar, cómo nos verían, qué tendría yo que hacer para mantenerlo contento. Para colmo, estamos muy afectados con demasiadas cosas a la vez. No sólo que tenemos que seguir indagando sobre la información de nuestros padres; yo ni siquiera he comenzado los entrenamientos, y me estoy preocupando mucho por ello.

¡Qué difícil es todo este asunto de salir con alguien!

Bueno, déjate de hacer la cabeza, Audrey. Nada es concreto ni confirmado aún. Ni siquiera sucedió nada extraordinario, ¿no es así? He escuchado a chicas en mi escuela hablar sobre haber estado con chicos en algunas fiestas, y nunca me enteré de que salieran con ellos luego.

Diablos, necesito a alguien que me explique sobre cómo se maneja todo esto.

Necesito de Ebby.

En cuanto la alarma suena, reacciono por estímulo y me dirijo a apagarla antes de que Ashley se despierte a los gritos. Luego, recién cuando tomo el celular en manos, recuerdo que ella es quien va a llevarme a la escuela.

Hawa: Debemos salir a flote | #2 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora