Capítulo 2: Lamentos y propuestas.

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Admirando la luna, Baekhyun pensó una vez más en ese sueño frustrado que tenía desde que descubrió su talento oculto en esa clase de música. Aquel don que le había sido arrebatado por un ex compañero de clase. Aunque muchos dijeran que aquello sólo era parte de un trauma, para él no era así, él ya no podía cantar.

El momento en el que su compañero lo tomó del cuello asfixiándolo con ambas manos, levantándolo hasta hacerlo chocar contra la pared y no parar hasta que éste cayera inconsciente. Para él era como si se llevaran su voz. El psicólogo le había dicho que todo era parte de su imaginación, pero por más que éste tratara de cantar, lo único que se lograba oír, era una desafinada nota forzada provenir de sus cuerdas vocales.

No era justo, nada lo era, pero poco a poco aprendió a vivir con ello. Las estrellas eran su fiel compañera, la veía todas las noches cada vez a la misma hora en que apagaban todas las luces de la mansión. Su padre podía comprarle muchas cosas, pero lo único que no podía darle, era su voz armoniosa de la primaria. La luna era como el vacío de la noche, siendo opacada por la inmensa luna, apenas lograba ser una fiel compañera. Como si una fuera a tocar el punto máximo, sólo tintineaban, aunque muchas de ellas llegasen ser satélites. Él pensó que el mundo era de esa forma, hay una delgada línea que divide al mundo en dos partes, o eres un estrella o eres la inmensa luna. Nadie nota a las pequeñas estrellas, así que la mayoría prefiere ser la luna. A pesar de eso él prefería ser una estrella, no cambiaría de parecer, porque a pesar de haber nacido con todo el dinero que quisiese a su poder, quería ser reconocido por sus actos y talentos, aunque no poseyese ninguno por el momento.

— FA, FA, NI, NI. Ahg, la costumbre no se me quita. Baekhyun, ¡Es SI SI, no NI, NI!— se regañó el pequeño después de oírse desafinar por segunda vez.

Estaba frustrado, ya no sabía qué hacer con su espantosa desafinación.Lo que empeoró el momento fue el encontrarse horas antes con Taewoo, el cual había vuelto a atacarlo en la sala de prácticas; aunque aquello sólo fueran un par de besos y roces excitantes, Baekhyun se preguntaba cuánto tiempo tardaría el coreógrafo en superar su corta aventura.
Luego de haberse lamentado lo suficiente, al fin volvió a concentrarse en lo que solía llamarse su "pequeño juego". Cogió una libreta y con una pluma color rosa empezó a apuntar cada pequeño detalle que había logrado recopilar. Cruzando las piernas y apoyándose en la parte trasera de la silla su sonrisas juguetona comenzó a hacerse notable. Pero había algo que incomodaba su deleitante inspiración; el salón de prácticas de al lado.

— ¡Debe ser una maldita broma! — exclamó furioso aventando su libreta a un lado mientras se ponía de pié apretando con mucha fuerza la pluma que sujetaba con la mano derecha.

Nadie era digno de interrumpir al gran Lee Baekhyun, nadie. Aquel tipo que estuviera interrumpiéndolo merecía pagar y pedirle perdón de rodillas. Después de todo ¿a quién se le ocurre usar la sala de practica numero ochocientos trece? Posee poca luz y nadie lo frecuenta. Él sentía que aquello había sido apropósito.

Enfurecido aún con la pluma rosa en la mano se dirigió al salón de prácticas. De una patada abrió la puerta y se encontró con un sorprendido chico.  Baekhyun no era ciego, aquellos rasgos lo cautivaron desde el primer momento en el cual su atención se fijó en él.

El tipo poseía estilo urbano, llevaba pantalones ajustados, una camisa suelta blanca que incluso hasta las mangas eran notablemente grandes, por las cuales había optado por remangarselas un poco. Traía el pelo acomodado con un poco de volumen hacia arriba, y su expresión pasó de sorprendido a confundido.

— Oye, está ocupado, puedes usar otra sala de ensayo.— logró al fin decir el chico de cabello negro.

— ¿Disculpa? — se indignó Baekhyun cruzándose de brazos y apoyando su cuerpo en el borde de la pared.

El tipo de verdad debía estar de broma.

— Disculpas aceptadas, ahora... ¿Podrías irte por favor? Estaba preparando una intro para mi evaluación final, gracias a ti he olvidado gran parte de lo que seguía. — se dio media vuelta y sin tomarle importancia a Baekhyun bebió un poco de agua de su botella.

— ¡¿Qué te pasa?! ¡¿Sabes con quién estás hablando si quiera?!— dijo apretando sus puños con furia, impulsando su cuerpo hacia adelante.

— Por si lo olvidas, aquí todos somos trainees. Nadie es mejor, el prestigio de debutar depende de cuanto te esfuerces. Deja de ser un niñito presumido y preocupate más en mejorar tus técnicas. No sólo vengas aquí a creerte más que otros, porque no lo eres.

Y eso, aunque ni el mismo Baekhyun lograse admitir, le había dolido. Sin decir ni una sola palabra, retrocedió dos pasos hacia atrás y salió de la sala de prácticas.

¿Qué era eso? ¿Por qué no le respondió al tipo y sólo huyó como un cobarde? Él no era así, pero tampoco es que le hubiesen dicho tanta verdad en una sola frase.

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Era el día de evaluación de baile, el último examen para ser precisos. No importa cuanto rogara a su padre, él siempre lo obligaba a ser parte de la evaluación como un jurado sustituido por si algún profesor del área no se dignase en aparecer, y para su gran suerte, era uno de esos días.

Tres horas y media ahí sentado le estaba provocando dolor de trasero, no importaba cuantas veces maldijera, nada podía hacer para librarse de esa tortura.

— Siguiente. Park Chanyeol, número quinientos doce, pase al escenario por favor.— indicó su padre sacando una hoja de evaluación.

Baekhyun no sabía si sentía odio o vergüenza al ver al tipo que había interrumpido su inspiración el día anterior. Cuando su sonrojo se hizo notable, se dio cuenta que aquello era un sentimiento no grato para su cuerpo, así que tomó su loción en spray y se la rocío por todo el rostro.

— Hoy te evaluaremos yo y mi hijo. No te preocupes, él sabe mucho de esto, que no te sorprenda. ¡Pista por favor!— avisó el de mayor poder.

Chanyeol abrió los ojos como si fueran a matarlo. ¿Había escuchado bien?

— Ahg, ¡Papá! Llevo escuchando la misma oración en estas tres horas y media. ¡Ya para!— regañó Baekhyun tambaleando su cuerpo.

Tener al hijo del jefe como jurado después de haberlo hecho quedar como un niño mimado, sin duda se esperaba una nota desaprovatoria de parte de él. Sin embargo, aquello no lo detuvo y en cuanto soltaron la pista, decidido a lucirse en el escenario, volvió su seguridad a él mismo y procuró no olvidar ningún paso ni detalle.

Cinco minutos pasaron y las caras del jurado no cambiaron en ningún momento. Chanyeol estaba agitado pero intentaba parecer calmado, hizo una reverencia y esperó por alguna opinión.

— Espera tus resultados mañana con el profesor Kim. Puedes retirarte.


Y así lo hizo, llevando consigo una gran duda en sí mismo. No esperaba aprobar, pero quería hacerlo. El baile lo había preparado durante más de dos meses y ¿todo para que un idiota lo arruinara? No podía permitirlo.

— ¡Oye tú! — avisó en cuanto observó al niño mimado salir de la sala de exámenes al terminar su turno.

Baekhyun alzó la cabeza y sorprendemente volvió a sonrojarse.

— Oye, sé que ayer te dije cosas muy estúpidas... — se tocó la nuca. — Yo... Enserio lo siento, espero no te lo hayas tomado enserio.

— ¿Ah?— alzó una ceja.

— Lo que quiero decir es... — y fue ahí dónde dejando el orgullo atrás se arrodilló y comenzó a suplicar. — Por favor no me desapruebes. He trabajado tanto en ese baile. Por favor. Haré lo que quieras.

A Baekhyun se le había ocurrido algo muy genial. No iba a desperdiciar algo tan satisfactorio como ver al chico lindo caer ante sus encantos. Así que iba a jugar, era tiempo del juego Byun.

— Sé mi novio por un mes.

— ¡¿Qué?!

— Lo que oíste. Sé mi novio por un mes.

Chanyeol no era tonto, ¿qué tan difícil podría ser aceptar ser el novio del chico?

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⏰ Last updated: Aug 01, 2017 ⏰

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