Llegada a Paris

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Paris, 28 de julio de 1826

Perdido en mi propia ciudad, si se mira mi pasaporte se leerá, procedencia: Paris

Claro que soy de Paris, aquí nací y viví según me cuentan, mi primer año de vida,

Después, toda Francia ha sido mi hogar y desde hace dos años, Venecia lo fue.

No, Paris no es mi hogar, soy un extranjero en mi ciudad natal,

Es un nuevo territorio por conocer, con cultura, lugares y estilos de vida que aprender,

Parisino, no, por más que el papel diga lo contrario, solo sé de Paris, lo que he leído,

Pero es momento de saberlo y vivir en este pintoresco lugar,

Tal vez pertenezco aquí

No se sabe, no hay forma, solo el tiempo lo dirá.

Jehan.

Pd. Si tuviera que escoger una ciudad de donde ser, esa sería Montpellier,

Ahí he pasado casi toda mi vida, por los años escolares, sí, esa sería una buena opción.

Cerró la libreta que llevaba en las manos y volvió a ver el paisaje que se levantaba ante él a medida que entraban a la capital francesa, exhaló y echó de menos el cálido clima playero del sur de Francia; el verano parisino era mucho más tibio y menos brillante, pero aun así, le tentaba bajar del carruaje y andarla a pie, de no ser, porque no tenía idea de cómo llegar y terminaría perdiéndose. A su lado, Dante dormitaba en el sillón, que Jehan volvió la vista al frente

Había intentado plasmar en palabras la mezcla de emociones que tenía en ese momento, había sido en vano, pero por ahora solo quería amoldarse a Paris y no querer huir desde el primer día, no podía ser tan difícil, había sido el nuevo muchas veces, siendo su padre comerciante, a sus 20 años ya estaba acostumbrado a no quedarse en ninguna parte, mucho tiempo; tenía todo una vida llena de múltiples conocidos, ningún amigo, pero ahora pasaría cinco años en Paris y más vale que la ciudad fuera tan idílica como la pintaba la literatura, porque si no, sería abrumador

Al menos sus calles desprendían un aire misterioso, miserable, también, pero no podía negar la magia que ofrecía con sus calles y pasajes; al otro lado, el Sena se abría paso con elegancia, hasta donde él sabía viviría cerca al rio, así que no debería tardar en detenerse el carruaje alcanzó a pensar justo cuando los caballos relincharon y el felino abrió los ojos ante el estrepitoso freno; exhaló con miedo de bajar, pero viendo al gato a su lado se dignó a sonreírle con toda la confianza que pudiera tener

-Nueva casa, nueva vida, Dante. Puede que esta vez, sea definitivo- le prometió y el animal volvió a cerrar los ojos dejándose cargar para bajar y ver ante él, el hostal que su padre había dejado pago- ¿nervioso?- le insistió al animal mientras el lacayo bajaba sus cosas y el felino castaño maullaba con tranquilidad- eres el valiente de los dos, definitivamente

Miró su reducida maleta y se adentró al lugar con paso firme, gato al costado y maleta en la otra, ¿Cómo se podían guardar 20 años en una maleta? No se podía, se vio forzado a dejar más de la mitad de su vida en la habitación de la casa en que jamás vivía por estar viajando; en la propiedad que compró su padre había dejado gran parte de su vida y había partido a Paris con lo necesario, era un reto interesante y esa naturaleza intrépida ansiaba vivir en Paris empezando desde cero. La recepcionista, lo determinó en cuanto entró y exhaló anotando en su registro

-Lo lamento, no tenemos habitaciones, solo pisos y ya se encuentran ocupados- explicó sin siquiera sostenerle la mirada

-¿Disculpe?- fue todo lo que pudo procesar anonadado de tal atención y aun con un saludo atorado en la garganta al que ella ni siquiera se prestó- ah... buenos días- insistió- soy Jehan... Jean- corrigió recordando que su alias no hacia reservaciones- Prouvaire, tengo un piso recervado... ah piso número 5B- leyó directamente de su libreta y cuando alzó la mirada, la mujer tenía la vista fija en el felino

La Bitacora de Jehan [Completa]Where stories live. Discover now