Capitulo 13

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Ahora sí que lo había hecho. Le había dado una impresión totalmente errónea y tenía que corregirla.
—Creo que me has interpretado mal.
—Espero que no.
—Lo has hecho. Sólo tenía curiosidad... Bueno, no curiosidad exactamente, pero... bueno, sí, supongo que curiosidad... Aunque es natural. No deberías asumir por ello que...
—¿________(tn)?
—¿Sí?
—Si dices una palabra más, cogeré uno de esos látigos que tanto te preocupan y veremos si puedo hacer alguna de esas cosas pervertidas que mencionabas.
Ella cogió rápidamente unas bragas limpias y una descolorida camiseta de la Universidad de Carolina del Norte que había sacado del cajón de Rubén mientras estaba en la ducha, y entró en el cuarto de baño, cerrando la puerta de un portazo.
Veinte minutos después salió fresca de la ducha con la camiseta de Rubius puesta. Había decidido que era preferible ponerse eso antes que el único camisón que había encontrado en la maleta, un minúsculo picardías de seda rosa con mucho encaje que había comprado días antes de que James la traicionara con su madre.
Rubén dormía boca arriba, con la sábana cubriéndole las caderas desnudas. No era correcto mirar a una persona mientras dormía, pero no podía dejar de hacerlo. Se acercó a los pies de la cama y lo observó.
Dormido, él no parecía tan peligroso. A _______(tn) le hormiguearon las manos por tocar ese duro vientre plano. Subió la mirada desde al abdomen al pecho de Rubén y admiró la perfecta simetría del torso masculino hasta que vio la medalla de oro que colgaba de una cadena alrededor de su cuello. Cuando comprendió lo que era, se quedó paralizada.
Era una bella medalla rusa esmaltada. «... vestía harapos y llevaba un colgante esmaltado de valor incalculable en el cuello.»
Se estremeció. Estudió la cara de la Virgen María que apoyaba la mejilla contra la de su hijo, y aunque no sabía mucho sobre iconos, se dio cuenta de que esa Virgen no pertenecía a la tradición italiana. La ornamentación de oro en las túnicas negras era puramente bizantina, así como el elaborado traje que llevaba el Niño Jesús.
Se recordó que sólo porque Rubén llevara puesto lo que obviamente era un valioso esmalte, no quería decir que la historia sobre los cosacos fuera cierta. Lo más probable es que fuera una joya familiar heredada. Pero todavía se sentía algo inquieta cuando se dirigió al otro extremo de la caravana.
El sofá estaba cubierto por la ropa que había sacado de su maleta y que había depositado junto a un montón de periódicos y revistas, algunos de los cuales tenían varios años. Apartó todo a un lado e hizo la cama con sábanas limpias. Pero entre que ya había dormido un poco y aquellos lúgubres pensamientos que la asaltaban, no pudo conciliar el sueño, así que leyó un viejo artículo de uno de los periódicos. Eran más de las tres cuando finalmente se durmió. Pensaba que había acabado de cerrar los ojos cuando sintió que la sacudían groseramente para que se despertara.
—Arriba, cara de ángel. Tenemos un largo día por delante.
Ella rodó sobre su estómago. Él tiró de la sábana y _______(tn) sintió el roce del aire frío en la parte trasera de los muslos desnudos. Se negó a moverse. Si lo hacía tendría que enfrentarse a un nuevo día.
—Venga, ________(tn).
Ella enterró la cara más profundamente en la almohada.
Sintió cómo una mano grande y cálida se posaba sobre la frágil seda de sus bragas y abrió los ojos de golpe. Con un grito ahogado se puso boca arriba y tiró de la sábana para cubrirse con ella.

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