ú n i c a

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La bufanda se afirmaba sobre su delgado cuello de una manera sutil y cómoda. A pesar de que odiaba llevarla -por el colorido contraste de colores- era muy útil para mantenerlo cómodo en pleno invierno caótico que atormentaba la ciudad de Daegu. YoonGi amaba el frío por sobre el calor, los días de verano eran los peores para el pálido chico debido a diversos factores que iban desde el sudor hasta su poca tolerancia a los rayos ultravioleta.

Y aunque aquel día se podía denominar perfecto por la ausencia del astro solar, YoonGi estaba de muy mal humor debido a la pequeña fila de personas que esperaban la luz verde para pasar sus tarjetas sobre el panel. Esperar el tren era una tortura para Min, más aún si contamos el hecho de que tenía que recorrer cerca de veintidós estaciones para llegar a la más cercana a su casa. Cerca de tres horas de viaje desde su casa a la universidad, todos los días. Si una clase iniciaba a las nueve de la mañana, él tenía que despertarse a las cinco para tener tiempo suficiente de desayunar y asearse.

-¡Apresúrate! -una voz resonó a sus espaldas haciendo que el pelimenta se girase sobre sus talones. Visualizó a una anciana con poca dentadura que le hizo recordar a un programa de televisión antiguo sobre dinosaurios que hablaban, la mujer se le hacía similar al bebé dinosaurio "¿bebé Sinclair eres tú?", pensó fugazmente.

Min YoonGi con la educación y buen desenvolvimiento que tenía para tratar a las personas, atinó a dibujar una sonrisa amable en su pálido rostro.

-Hay una fila preferencial, anciana -contestó con obviedad. El rostro de la octogenaria se deformó en una mueca de indignación, estaba dispuesta a darle pelea, pero el más joven fue rápido al pasar su tarjeta sobre el panel y cruzar rumbo a la estación.

Se adentró al lugar notando el gran reloj que apuntaba las diez de la mañana con ocho minutos. Tiempo perfecto para poder pasar a recoger a sus hermanas de la escuela en cuanto bajase en la última estación. Quizá y hasta le alcanzaba el tiempo para poder pasarse por aquella tienda de baratijas que solía frecuentar con su madre; había desarrollado una pequeña obsesión con las réplicas que vendían en aquel lugar, todo era tan llamativo y lo mejor era que podía costear la gran mayoría de objetos que le atraían, cosa que no sucedía en los centros comerciales grandes donde un café costaba casi todo su dinero semanal. No le apenaba ser clase media por el contrario YoonGi lo veía como una ventaja.

Sacó del bolsillo de su gabardina sus audífonos y los conectó a su celular. El viaje sería muy largo, más aún la espera del tren. Por suerte contaba con Spotify para salvarlo de aquel apuro, seleccionó uno de los playlist que creó, consistía en una miscelánea de géneros, pero a él le gustaba así.

Para cuando el tren arribó Min YoonGi se hallaba de mejor humor. Ingresó cuando las puertas se abrieron y buscó un lugar cómodo donde colocarse; todos los asientos como de costumbre eran ocupados por lo preferencial. Estaba acostumbrado a ello, así que se mantuvo de pie sosteniéndose con las manos en uno de los sitios específicos para hacerlo.

-Ugh -refunfuñó cuando un hombre se afirmó de su cintura para no "lastimarse" por el movimiento del tren al dar marcha.

Aunque el tipo se disculpó por aquel suceso el más joven mantenía su rostro cargado de frialdad. No le gustaba que lo tocasen, bajo ningún motivo soportaba el tacto ajeno a menos de que se tratase de alguien que tenía su entera confianza. Esa era una de las razones por las cuales no toleraba ir en tren o buses; la gente hacía tumultos, los cuerpos chocaban entre sí y los roces incómodos iniciaban. Más de una vez ya se había topado con personas que tocaban su cuerpo sin ser nada casual, iban con toda la intensión de restregarse contra su anatomía y lo hacían sentir asqueado.

train → taegi {os}Where stories live. Discover now