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Hank era su nombre; mí ayudante, mí más fiel servidor. Obteniendo los dos, por consecuencia, la oportunidad de unir nuestras vidas; de compartir la noble visión de ayudar a la humanidad a través de nuestras revolucionarias investigaciones en busca de la inmortalidad.

Siendo Hank, alguien como él. También un entusiasta de la ciencia. Un estudioso de medicina, discípulo del doctor. Su intelecto es incomparable ante cualquier precensiar; un brillante científico qué es sólo superado por su agilidad inhumana y su fuerza superior que a nadie se le compara. Eso, a Charles le parece sumamente interesante de comprobar, su hipótesis es inevitable de averiguar. Y por eso termina de igual manera en sus redes, a su mando y a su par para dar por terminado el proyecto que ha de hacer, el que los tiene a su merced, día y noche. Madrugando por la nocturna del poder que les otorgaba y ofrecía la luna bajo sus pies en la llovizna de las nebulosas; otoñal e invernal que los detenía en su búsqueda de la libertad, de la revolución de los cuerpos para dar por hecho el plano de la esbelta anatomía que deseaba[n] encontrar. Dibujando todas las tardes, día por medio a la creatura en semejanza del hombre. Una sombra masculina crecía en sus mentes, dando representación de la perfecta y majestuosa obra.

ÁNGEL [CHERIK] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora