Capítulo 2

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COCACOLA


Y había llegado el día. No salía con mis amigas en compañía de un chico desde... ¡NUNCA!, por lo tanto, estaba muy nerviosa. Pensé en que cualquier movimiento en falso me haría ver como una retardada estúpida, así que planee mi reacción ante cualquier cosa por las dudas: si era un psicópata y había que correr, enterrarle una cuchilla si se propasaba con ella, entre otras cosas que TODOS nos imaginamos. ¿Cierto? Cierto.

Debo admitir que no me gustó enterarme que la salida con el chico de tercero sería después de clases, ya saben, uno siempre va en modo supervivencia al colegio. Si bien es cierto, yo no me juntaría con alguien, me hacía pensar en que quedaría en el ridículo absoluto.

Me levanté de mi cama y me puse las pantuflas. Pensé en dirigirme de inmediato al baño, así que tomé una toalla y la bata para cambiarme apenas finalizara mi ducha. Mi sorpresa fue mayúscula al ver de forma inmediata EL GRANO DEL TAMAÑO DEL EVEREST ENTRE MIS CEJAS.

¡Sálvenme!

Tomé mi celular y le envié un mensaje a Belén:

- "Belén, tengo muy malas noticias. Acaba de crecerme el mismísimo Everest en mi frente."

No había respuesta inmediata. Pensé en quedarme tirada en la cama planeando una especie de enfermedad para no ir a clases. El único día que me había atrevido a salir acompañando a mi amiga con su chico, parecía darme indicios de que sería el peor. Sonó mi celular y era un mensaje de Belén:

- "Sunny no debe ser tan terrible, por favor amiga, cuento contigo"

Rayos.

No había escapatoria, tenía que ayudar a mi amiga de todas maneras. Hoy ya tenía un punto en contra: mi hermoso grano. Me vestí y alisté mis cosas para ir a clases. Realmente voy porque necesito cumplir toda la escolaridad para poder ir a un instituto de artes, si no, ni me molestaría en asistir.

El día transcurrió normal, invisible como me gustaba ser. Cuando llegó el momento de la salida con el niño de tercero, le pregunte un millón de veces si estaba segura de que lo quería hacer, pero ella me respondió otro millón de veces que sí.

No quería ser aguafiestas, pero me daba un poco de miedo que saliera con alguien tan mayor. De todas formas, ya no podía hacer nada. Ella iría a comer con su cita y yo, tocaría el violín. Nos paramos en la puerta de la entrada del colegio a esperar que llegara, y para nuestra sorpresa, no llegó solo.

¿Recuerdan el niño que tanto miraba por las escaleras? Estaba justo a su lado.

- Hola Rafael -dijo saludando Belén al chico de tercero

-Hola Belén, ¿lista para ir a comer?

- ¡Claro! -mirándome- disculpa, no te la presente... ella es Sunny -dijo apuntándome

- ¡Hola Sunny! Yo tampoco presente a mi amigo, él es Alan -dijo Rafael

- Hola -dijo amablemente Alan

Mi corazón estaba anquilosado. Alan estaba junto a él y parecía que iba a ir a la cita con nosotros. Esperen... ¿era una cita doble? Y si ese fuera el caso, ¿Feña estaba interesada en conocer a Alan?

Caminé todo el trayecto al lado de Belén y Alan, al lado de Rafael. Ellos iban muy felices, hablando de un millón de cosas por segundo. Alan en algunas ocasiones participaba de la conversación, y yo, yo sólo me concentraba en no morir.

-Entremos -dijo Rafael, abriéndonos la puerta cortésmente

Di las gracias con una tímida sonrisa. Ya estábamos los cuatro adentro. El lugar estaba cerca del colegio, era un lugar afable con lindos colores y decoración.

- ¿Qué van a pedir? -dijo Rafael

- Un sándwich de carne con queso y un jugo por favor- dijo Belén

- Yo sólo quiero una coca cola, gracias -dije

Y fueron a pedir la comida al mostrador. Belén y yo nos miramos por algunos segundos y reímos

-Pensé que sería la única en venir acompañada -dijo nerviosa

-Y yo pensé que sería la única tocando un violín -dije más nerviosa aún

Los chicos no tardaron mucho en llegar, Rafael se había pedido un sándwich de queso con jamón, unas papas fritas y una bebida, y Alan había pedido unas papitas fritas con Nuggets.

-Ten Belén, tu sándwich y jugo -entregándole su comida a su futura polola

Todos tenían su pedido menos yo. Pero no fui la única en darme cuenta, también lo hizo Alan

- Tu no habías pedido...? -dijo Alan entonando la canción más angelical para mis oídos

- ¡Su coca cola! -dijo Rafael

- No te preocupes amiga, yo iré por ella -dijo amablemente Belén

Y se paró de la mesa directo al mostrador. Era factible pararse por el sitio en donde estaba sentada... yo estaba hacia el rincón, por tanto, era un poco más costosa la salida. Justo en cuanto Belén se paró, comenzó a sonar por los parlantes "We Don't Talk Anymore". Como Belén era tan extrovertida, comenzó a bailar en un juego de playback que hacía con mi vaso de coca cola. A penas llegó a la mesa, entre risas y lip sync, no consideró la cercanía con la mesa, golpeando sus caderas con ella, derramando todo el vaso de bebida, justo sobre mí. 

Mrs. MisteryWhere stories live. Discover now