24. Sueño o pesadilla

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Innocence - Avril Lavagne

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«Solo podía ver luz. Todo a mi alrededor era blanco, no había paredes, ni suelo, ni techo, nada, todo era un inmenso brillo como si estuviera dentro de una lámpara o un bombillo. Me encontraba sentada en lo que parecía suelo, pero no podía saberlo porque no parecía haber límite con ninguna pared o mostrarse el techo; la cabeza me daba vueltas y la luz que emitía todo el lugar era segadora.

A unos cuantos pasos se encontraban dos personas, las dos de espaldas hacia mí. Una era una chica joven de cabello largo, liso y completamente negro, era alta y con figura esbelta. El otro era un chico más alto que la chica por pocos centímetros, tenía los músculos definidos y su cabello rojizo se alborotaba en varias puntas, además de lo anterior pude distinguir un peculiar tatuaje en su brazo a forma de brazalete. Abrí los ojos de par en par, con el corazón amenazando con salirse de mi pecho.

Sara y Daymon, eran ellos.

Me levanté del suelo torpemente y grité sus nombres lo más fuerte que pude. Sin embargo, mis esfuerzos fueron en vano, ellos parecían no escucharme. Sus siluetas se empezaron a alejar, viéndose más pequeños a cada segundo. Desesperada arranqué a correr hacia ellos, con toda la fuerza que mis piernas me permitieron. Pero por mucho que intentara alcanzarlos lo único que conseguía era alejarme más de ellos. Me era imposible acortar distancias, era como si mi cuerpo no avanzara en absoluto.

Y de pronto, frente a ellos, una luz plateada estalló. Los vi tomarse de la mano, para unos segundos después avanzar hacia la luz como si ésta fuera una puerta. Entonces, aquella luz cubrió sus cuerpos por completo, impidiéndome todo posible contacto con ellos.

—¡Sara! ¡Daymon! —grité tan fuerte como pude.

Pero ya era tarde, la luz se apoderó por completo de sus cuerpos.

—Te estaré esperando, Ailyn. Encuéntrame pronto. —Escuché la voz de Sara en algún lugar de la luz plateada, pero no la vi ni a ella ni a Daymon.

Al decir eso, todo el lugar se cubrió totalmente de una blanca luz que cegó mis ojos durante breves momentos, los suficientes para devolverme a la realidad.»

Kamika: Dioses GuardianesDove le storie prendono vita. Scoprilo ora