El Chico Invisible.. (Jack Frost Y Tú)

Entrenamiento.

Narra ____:
Al día siguiente me desperté y preparé mis cosas para ir al colegio. Hice mi rutina mañanera y bajé las escaleras para desayunar. Comí todo lo que pude y me fuí.

En el camino, estuve mirando por la ventana del auto de papá y pensando en Jack. Espero que ya se le haya pasado el enojo.

Llegué al salón de clases y me senté en el mismo asiento de siempre. Nos tocaba química a la primera hora. Ugh, mátenme.

Me quedé 5 minutos esperando a que Jack llegara pero nunca lo hizo. Pasé toda la hora preocupada por él. A la hora del almuerzo, lo vi llegar a paso apresurado.

-¿Dónde te metiste?-. Le dije irritada.

-Lo siento. Estuve hablando con Norte-. Dijo calmando su respiración. -Tenemos que hablar. Pero no aquí-. Al decir esto, me jaló del brazo y me metió al cuarto de limpieza. Típico lugar donde los adolescentes se esconden en los colegios. Pero no piensen mal eh.

-Norte descubrió que la amenaza se trata de una bestia gigante y un espíritu maligno llamado "Danger"-. Dijo Jack con un tono preocupante. -Asique, desde ahora, tu entrenamiento será más duro. Entrenarás 4 horas por día y tendrás solo un descanso de 2 minutos-. Finalizó Jack.

-¿Qué? ¿Estás loco? Moriré. Suficiente con el estrés que tengo con la escuela-. Dije yo frunciéndole el ceño.

-Pues tendrás que hacerlo. Por tu bien. Por el bien de todos. Muchos niños dependen de ti. No nos puedes defraudar-. Dijo él mientras agarraba mis manos.

Bufé y luego asentí para luego marcharme e ir directamente a la cafetería. Jack me alcanzó en unos segundos.

Pedimos nuestra comida, nos sentamos en una mesa y comimos en silencio. Sonó la campana y nos quedamos esperando a que la estampida de estudiantes pasara.

Cuando los pasillos estuvieron vacíos, Jack y yo nos levantamos y tomamos rumbo a la siguiente clase: Física. Una palabra: ABURRIDO.

Iba metida en mis pensamientos cuando de repente, sentí una mano entrelazándose con la mía. Miré a Jack y el estaba sonriendo. Y así entramos al aula, ganándonos miles de susurros y miradas. Incluyendo al profesor.

-Wow, señor Overland, es nuevo y al parecer ya tiene amiguitas-. Dijo el profesor remarcando la palabra amiguitas.

Jack sonrío y nos fuimos a sentar. Yo era un tomate en ese momento. Qué vergüenza.

Empezó la clase y tardaron siglos en que sonara el timbre. Y así fué con caaaada una de las clases. Quería tirarme de un puente en ese momento.

En la salida, Jack me llevó al lago. Y justo como el dijo, entrené 4 horas pero con un descanso de 10 minutos ya que convencí a Jack de darme más tiempo. Créanme, no fue fácil hacerlo. Tuve que comprarle una barrita de chocolate en una tienda que hay cerca al lago.

Debo decir que mejoré casi al completo mi poder del agua. Ya sé como congelar personas, hacer olar gigante, entre otras cosas. Lo que más me gustó, fué hacer un escudo de hielo y un látigo. Podía sentir la adrenalina correr por mis venas. Mañana entrenaría media hora practicando el agua y luego empezaría con la tierra. Eso me asusta, sinceramente.

Jack me llevó a casa. Entramos por la ventana.

-Buen trabajo, ____. Si sigues así, podremos acabar con todo lo malo. Por cierto, mereces una recompensa..-. Dijo Jack y luego se acercó a mi.

Yo me sonrojé al ver que se dirigía a mis labios. Cerré los ojos y volvió a pasar. Estrelló sus labios contra los míos en un beso dulce y lento. Jamás podría cansarme de esto.

A los pocos segundos se separó, me sonrió y se fué por la ventana volando. Creo que se dirigía al Polo. 

Bajé a cenar y me puse a ver una película con mis hermanos. Nos quedamos despiertos hasta las 2am; cosa que no es buena ya que mañana es Viernes y debo ir a clases.

Me despedí de ellos y subí a mi habitación. Me llevé la sorpresa de ver a Jack jugando con Morita en mi cama.

-Pensé que no volverías hasta mañana-. Le dije mientras cerraba la puerta.

El se encogió de hombros y contestó: -Bueno, quize pasar la noche aquí. Ya sabes, dejar que Norte se calme. Acuérdate que te conté sobre sus problemas de estrés-.

-Pues, está bien. Ya voy a dormir. Si quieres alguna sábana, avísame-. Dije yo, recostandome en la cama.

El se acostó al lado mío y me dió la espalda. En pocos minutos se escuchaban sus ronquidos fuertes y eso me dificultaba el sueño.

Y así pasé mi noche, sin poder dormir bien. Me dormiré en alguna de las clases de mañana, pueden jurarlo.