Despertar

995 110 45
                                    

Despertar

Condado de Milán, ItaliaAño del Señor 1,398

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Condado de Milán, Italia
Año del Señor 1,398

Sero te amavi, Pulchritudo tam antiqua et tam nova (1)— dejó escapar en un susurro el vampiro con voz entrecortada mientras colocaba el saco de cuero sobre la larga mesa de madera.

—Ay pero qué romántico te has puesto Leonardo... otra así y te la creo— reaccionaba con cinismo Mideia a la vez que vaciaba el contenido del saco sobre la mesa. Ambos contemplaban el montón de cenizas, huesos e hilachas de cabello. —¿Ves? Aequat omnes cinis (2)... Del polvo venimos y en polvo nos convertiremos— bromeaba la bruja mientras manipulaba aquellos restos carbonizados, armando, tal cual piezas de un rompecabezas, las partes del irreconocible cuerpo.

En aquella recámara sin ventanas que asemejaba más una celda de tortura, con sus cadenas mohosas colgando de las paredes, la luz las velas rojas y blancas encendidas servían tal vez a su mágico propósito y proporcionaban la única luz en el lugar.

Un incienso y un mazo de hierbas que se quemaban en un mortero de piedra, apenas escondían el fuerte hedor a orín que tenía un montón de heno tirado en una esquina.

—¿Crees qué puedes hacerlo?— Leonardo inquiría a la hechicera mirándola a los ojos

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—¿Crees qué puedes hacerlo?— Leonardo inquiría a la hechicera mirándola a los ojos. La pregunta misma no reflejaba duda, más bien era una súplica, cargada de tristeza y desesperanza.

—Calma mi príncipe y no te aflijas.  ¿Acaso dudas de mi poder? Me parece que has olvidado con quién estás hablando... observa y aprende sanguijuela con corona, que lo que estás a punto de presenciar sobrepasa todo entendimiento. Bueno entendimiento humano y el suyo que solo viven para chupar sangre— en el rostro de Mideia se dibujaba primero una sonrisa maliciosa para luego soltar una carcajada. —Sólo quiero molestarte Leonardo. Muchísimas cosas están en juego y el destino está escrito. El propósito de Leila se tiene que cumplir. Así que deja trabajar a los expertos, bastante haz metido la pata tú en estos siglos... mira como dejaste a la pobre toda desaliñada— la hechicera colocaba por último el matojo de pelos quemados sobre el cráneo tiznado.

—¡Sólo hazlo!

—Tranquilo... que yo también la amaba— ambos se miraron... ambos con un dejo de duelo mezclado con celos reflejados en sus pupilas—. Mira, mejor dejemos a un lado los sentimentalismos y demos inicio. Así debe ser. Abyssus abyssum invocat (3)— pronunció la bruja aquella frase que solo confirmaba la oscuridad en la naturaleza de ambos seres: Ella y Leila.

Comenzó entonces Mideia a entonar un cántico, un conjuro, en lenguas tan antiguas como el mundo mismo. Con voz melodiosa, la bruja recitaba aquello cual poesía, primero como un verso, luego dramático in crescendo. En su voz aquello parecía más que un hechizo, una demanda, un discurso de autoridad sobre la muerte.

Leonardo contemplaba absorto como la pelirroja se comenzaba a contorsionar. Levantaba sus manos en alto unas veces, otras las colocaba a la altura de los restos de Leila.

De pronto hubo un silencio.

—¿Y ahora?— murmuró Leonardo mientras miraba a su alrededor, como quien espera que algo suceda de golpe.

—¡Dame tu mano!— ordenó la bruja.

—¿Qué?— no habiendo terminado la pregunta el príncipe, Mideia le agarró por el antebrazo con fuerza y con la daga de oro que tenía en su mano, le cortó la muñeca. La sangre chorreó hacia las cenizas dispuestas sobre la mesa, y la bruja hacia verter gotas desde los huesos de los pies hasta las fauces abiertas de la calavera.

—La sangre es vida, la sangre fluye, transforma— la mujer soltó la mano de Leonardo, quien de inmediato lamió la herida en su mano para sellarla—

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—La sangre es vida, la sangre fluye, transforma— la mujer soltó la mano de Leonardo, quien de inmediato lamió la herida en su mano para sellarla—. Donde no había vida, la muerte no hallará posada. Despierta Leila, despierta de este sueño, te ordeno— pronunciando esto último, Mideia hizo una incisión en la palma de su propia mano, para verter de igual modo, sangre dentro de la boca abierta de la calavera.

En ese instante, la habitación se estremeció, así como el suelo bajo sus pies. Las paredes parecieron rugir desde sus cimientos. El vampiro se tambaleó hacia atrás aterrado, buscando con sus manos a qué aferrarse. Una fuerte brisa sopló dentro de la celda sin ventanas. Las llamas en las velas encendidas refulgieron aún más danzando frenéticamente. Las pupilas dilatadas de la bruja brillaban como infernales rubíes mientras de los restos de Leila emanaba un haz de luz púrpura que los arropaba por completo.

De manera fantástica, aterradora e inverosímil, el cuerpo parecía ser envuelto por manos invisibles con una especie de sudario. Palmo a palmo todos los restos eran cubiertos, tal como a una momia egipcia.

A una distancia segura, Leonardo observaba, con una mezcla de terror e incredulidad, todo lo que allí acontecía. Como de adentro hacia afuera, los esparadrapos parecían llenarse, perdiendo la forma huesuda de un cadaver y adquiriendo la apariencia de un cuerpo, cada vez más completo, cada vez más esbelto. Una silueta femenina se dibujaba con precisión bajo las gasas y una melena de cabello negro, abundante crecía sobre el cráneo antes calcinado y descubierto.

—Salgamos afuera Draccomondi— Mideia se alejó de la mesa y caminó hacia él—. Ven, dejemos que la muerte haga su trabajo— y ambos salieron de la habitación, cerrando la puerta tras ellos—. Ordena a tus hombres que sellen esa puerta. Nada entra y nada sale de ese cuarto hasta el amanecer. ¿Entendiste? ¡Nada!— Leonardo solo asintió mientras observaba la puerta del calabozo con atenta curiosidad—. Mañana tendremos de vuelta a nuestra amada Leila, pero ella no despertará muy contenta que digamos, te advierto— en un tono sarcástico hablaba la bruja mientras se alejaba, con su paso cadencioso, por el pasillo fuera las mazmorras.

⚜️

***¿Será capaz Mideia de resucitar a Leila?

Locuciones en latín
(1) Tarde te he amado, hermosura tan antigua y tan nueva.
(2) En cenizas todos somos iguales.
(3)El abismo invoca al abismo.

Vindicta (Lista corta Watty's 2018)Where stories live. Discover now