—Antes de que acepte quiero saber que clase de 'favorcito' quieres, te advierto desde ahorita que ya no mato gente...

—Quiero que veas los recuerdos de Frank —Soltó con cierto desagrado, fruncí mi nariz pesándomelo, ver recuerdos no era tan fácil como decirlo. Consume energía, tal vez no para matarme pero si para marearme por varios minutos, levanté la mirada hacia él—, algo sospechoso, algo raro que pienses que me sería útil. Quiero que me permitas verlos, que me los transmitas.

—¿Quién es Frank?

Aclaró su garganta antes de hablar, me observó con cautela rascando su barbilla, sus ojos de gato parpadearon de manera extraña.

—¿Siempre eres así de entrometida, niña?

—¿Siempre eres así de entrometido en las cabezas de los demás, anciano?

Sonrió.

—Buen punto. Frank es mi hermano, hace un tiempo uno de mis muchachos dijo que estaba conspirando en mi contra, para matarme. —Se encoge de hombros.

Por un momento sentí lástima por él, pero se esfumó al instante en el que el pensamiento pasó por mi mente, rió.

—No me tengas lástima, no fui un buen hermano mayor, supongo que en parte lo merezco.

Trataba de evitarlo, lo podía notar. Evitaba que las palabras proyectaran su dolor.

—Está bien, acepto. ¿Quién es?

—Es el rubio que está en la barra con esa hija del... vudú. —Se asquea de las últimas palabras.

Giro levemente la cara no pareciendo evidente, diviso al rubio riendo con una chica morena que está muy cerca de él, ambos hablan y ríen como si se conocieran de toda la vida. Apuesto que apenas se conocieron, le doy una pequeña miradita al hombre que tengo en frente y él asiente sabiendo lo que tiene que hacer, me levanto de la mesa pero me detengo un momento soltando mi cabello y esponjándolo levemente. Suelto un suspiro antes de emprender mi camino hasta la barra y sentarme al otro lado de él, se gira y frunce el ceño pero después sonríe hacia mi, sonrío igualmente.

—Hola —Habla mirándome con cara de galán, se gira hacia la morena y parece susurrar algo, ella frunce el ceño y a regañadientes se levanta dejándonos solos, me mira— ¿Porqué no te había visto por aquí? No olvidaría un rostro tan bello.

—¿Qué te puedo decir? Soy una desterrada, no tengo otro lugar al cuál ir.

—Qué lástima... —Se acerca lentamente y mis alarmas se encienden al instante, roza mi oreja y siento mi piel erizarse, susurra en voz baja alejándose—, es una lástima que seas una mentirosa. Mi hermano te contrató, los vi.

—Demasiado tarde campeón. —Murmuro tomando su cabeza con ambas manos.

Al principio sólo un pequeño destellos blanco aparece ante mis ojos, pero después el ambiente cambia, ya no escucho la basura de música del bar. Veo sombras, sombras oscuras sombras blancas, da igual, escucho puros murmullos siendo opacados por la intensa lluvia que rodea la sombra de un hombre que tengo enfrente, como si pudiera mirarme pero sé que no puede hacerlo.




Sólo pido una razón ¿Porqué quieres matarlo?

—Porqué está viejo, y sé de sobra que cuando muera no me dejará nada. Todo lo tendrá arreglado y yo no tendré absolutamente nada, no me quedaré con todo el imperio que él construyó... ¡Yo también merezco algo!

El hombre que tengo en frente se quita la capucha que lo cubre y parece el rubio de la barra, saca una bolsa de tela que parece rellena, la lanza al oscuro callejón, en el cuál no veo más que pura oscuridad. Pero según entiendo alguien está ahí, escuchando todo. Por más que me muevo por todos los ángulos posibles no logro ver su rostro y me frustra no poder hacerlo. Me giro cuando el rubio habla limpiando las gotas de lluvia en su rostro.

—Mi hermano tiene que morir ésta semana. —Murmura sin ningún remordimiento.





Mi cabeza duele levemente mientras suelto la presión que ejercía en la cabeza del rubio que parece a punto de aventarse sobre mi, antes de que pueda reaccionar es sometido en el suelo quejándose y removiéndose, levanto la mirada y noto al hombre viejo caminando hacia mi mientras mira a su hermano en el suelo.

—¡Es mentira! ¡Terry te juro que es mentira! ¡Te hizo imaginarlo todo! Por favor... hermano. —El hombre niega hacia él y el rubio se enfurece.

—Llévenselo de aquí.

Toma el tabique de su nariz antes de negar y después hace el vago intento por sonreír. Camino hacia él pero antes de dar un par de pasos más, tomo el soporte de la silla cerrando los ojos, levanto la mirada tratando de darle a entender que estoy bien, sólo estoy desorientada.

—Ten, ahí podrás encontrarlo.

—¿Es enserio? —Evalúo el pequeño trozo de papel de cuaderno en mis manos, río con ironía— Me estás tomando el pelo. —Afirmo con enfado.

—Oh, no. Pequeña princesita... —Abro los ojos, ríe— ¿Qué pensabas? ¿Qué no te reconocería? Tu rostro está por todas partes, la familia Real está dando mucho dinero por tu pequeña cabecita, suerte para ti que sé mantener mi palabra. En ese papel está el lugar exacto en el que puedes encontrarlo, no es un qué, es un quién, y si me permite decirle algo su alteza, no le aconsejaría que se deje llevar por la buena impresión del chico, así como lo ve, es un maldito bastardo.

—No soy su alteza, eso quedó atrás, soy como cualquiera de los que están aquí. Y no te preocupes, no confío en la gente, nunca volveré a cometer ese error.

—Para que lo sepa —Ríe—, aunque lo siga negando. Usted es una princesa, tal vez sea una princesa fugitiva o desterrada, pero eso no le quita la sangre Real que corre por su venas.

Ruedo los ojos, un chico se acerca a él y alcanzo a escuchar que se trata de un humano que logró pasar las barreras de protección. Casi quiero ir y golpear mi cabeza en la pared porque sin verlo sé de quién se trata, aspiro abruptamente sin contenerme, hablo llamando la atención de estos dos que parecen discutir.

—Lo conozco. —Ambos me miran, y casi quiero sentirme ofendida cuando ríe mientras habla.

—Claro, te gustan los humanos, lo olvidaba. Ahora ve afuera en busca de ese humano antes de que se lo dé de comer a mis cocodrilos.

Giro sobre mis talones sostenido firmemente el trozo de papel en mis manos mientras salgo de la caverna, en cuanto lo veo sentado en el pavimento me dan ganas de hacer que un carro le pase encima, me ubico justo frente a él cruzándome de brazos, maldice en voz baja.

—¿Y bien?

Princesa Híbrida© | #1 |Where stories live. Discover now