El primer beso...© ▶Editando◀

Capítulo 39

De vuelta a casa. Mensajes extraños de un número conocido. Confusa. Leyendo aquellos mensajes.

•¿Quién eres y por qué tienes el teléfono de mi amiga? ✅✅

Rápidamente texteaba. Nerviosa por aquella respuesta que había recibido.

•Soy yo, Samantha...

Por supuesto esto no era cierto...

•Te espero en ...—La persona le dio una dirección extraña—, no lleves a nadie, allá te lo explico todo...

Obviamente no era Samantha la que texteaba... Samantha ya estaba enterrada dos metros bajo tierra, abandonada por sus padres que tal vez estarían ya abordando aquel avión directo a Los Ángeles.
Pero obviamente Juliet no creía eso. Tal vez Samantha aún seguía viva, tal vez es por eso que sus padres no querían que abrieran su ataúd, tal vez es por eso que fue todo repentino, tal vez todo había sido una farsa... Tal vez.
Juliet, adolorida, siguió todas aquellas indicaciones que le estaba dictando aquella persona extraña, la cual pensaba que era su amiga.

—Tengo que ir a otra parte, yo... Yo me bajo aquí. —Dijo la rubia. Hizo que el auto se detuviera, George sólo le miró por el retrovisor, mientras que Andrea también hacía lo mismo, pero ésta le miraba directamente con aquellos profundos ojos azules.

—¿Está segura, señorita? —Preguntó aquel hombre mientras acomodaba su gorra de chofer.

—Voy a acompañarte.—Se ofreció Andrea, ella miró que Juliet estaba un poco nerviosa, como si ocultase algo.

—No, no, puedo ir sola. No hay de que preocuparse...—La rubia se negó a ser acompañada por la latina. Andrea sólo le miró con confusión, era extraño que no quisiera estar acompañada por la latina.

—¿Pasa algo, Juliet? —Interrogó la latina al ver que la rubia estaba comenzado a actuar extraño, demasiado extraño para su parecer.

—No, no, no pasa nada...—Negó con la cabeza y manos. Aunque su rostro no decía lo mismo. Además de sus repetitivos “No”.

—Voy a acompañarte, quieras o no. —Tercamente, Andrea estaba aferrada a acompañar a Juliet.

—¡Que quiero estar sola carajo! —Gritó la rubia mientras salía rápidamente del auto.
Tratando de salir de aquel coche rápidamente, como lo había hecho la rubia, Andrea estaba luchando con aquel cinturón de seguridad atascado, mirando como la rubia se alejaba y paraba un taxi, para por último subir a él. Mirando aquella escena, observó como el taxi se alejaba, en vez de decirle al chófer que siguiera aquel taxi, ella sólo se quedó ahí...

—Es inútil, señorita. Cuando la señorita Juliet dice que quiere estar sola, es porque realmente lo quiere estar, es mejor no molestarla —Comentó el hombre mientras volvía a encender aquel auto.— ¿A dónde vamos ahora?

—Vamos a casa, George...—Susurró mientras observaba el cielo nublado, era obvio que hoy no era un buen día... Y vaya que no lo era...

[...]

—¿Supiste lo que pasó con Samantha Lucky? —murmuró la mejor amiga de aquella chica.

—No, ¿qué pasó con ella? —Confusa, la pelinegra miró a su mejor amiga, quien tenía cara de pocos amigos y parecía estar un poco triste.

—Murió...—Aquella palabra hizo que la pelinegra pasara saliva y abriera los ojos por tal noticia.

—¿Cómo de que murió? —Inquirió la chica mientras observaba como su mejor amiga texteaba rápidamente con su teléfono.

—Mira...—La chica le mostró su teléfono a la pelinegra.

—“Muere la hija menor de los empresarios Lucky'” se conoce que alrededor de las 3:40 de la madrugada del día martes, la joven iba acompañada de su amiga, conocida como la abogada encargada del caso del asesinato del militar Carrol... —La pelinegra siguió leyendo—... La famosa Amber Jones.
El día de hoy ha sido su entierro. Los padres de la víctima no han querido hablar acerca de ello, pero al parecer por las investigaciones que vienen de parte de los detectives, se sabe aquel incidente no fue accidente, sino provocado.  Descanse en paz, Samantha Lucky...

—Ha estado como encabezado ayer y hoy. Todos en la escuela están hablando de eso...—Comentó la chica.

—Demonios... debe de estar destrozada...—Susurró la pelinegra mientras sacaba su teléfono y buscaba aquel contacto.

—Pues si, imagínate, el auto dio como unas diez vueltas, además de que fue ella la que recibió aquel impacto del otro auto...—La chica siguió bajando por la sección de noticias en busca de algo más.

—¿Qué pasó con el tipo que chocó con ellas?

—Pues al parecer se dio a la fuga, pero sin el auto. Aunque no fue nada tonto, ya que no dejó ningún papel y el coche no tenía placas. Era un mustang leak harley, color azul... —Explicó la chica mientras que la pelinegra intentaba marcar a aquel número— ¿¡Estás escuchándome!?

—Perdón, es que intentaba localizar a Juliet... —Dijo la pelinegra mientras guardaba de nuevo su teléfono.

—Estúpida...

—Tengo que irme...—Guardando sus libros en aquel casillero y acomodando su morral, la pelinegra dejó a su mejor amiga ahí.

La situación era confusa, no se sabía que pasaba, uno no puede andar por ahí entrando en los pensamientos de los demás para saber qué es lo que pasa...

[...]

Siguiendo las indicaciones, yendo a aquel lugar que le daba muy mala espina. Juliet seguía con su teléfono en manos  texteando con aquel extraño, cuando llegó un mensaje de quien menos esperaba.

•¿Estás bien?
•Supe lo de Samantha, lo siento mucho.
•¿En dónde estás?
•¿Podemos ir a comer?✅✅

Juliet leyó estos mensajes, estaba a punto de contestar cuando sintió algo en su espalda, era un metal helado, lo podía sentir por su sudadera delgada.

—Todo será más fácil si te quedas callada...—Susurró a su oído.

—¿Quién eres? —Preguntó alarmante mientras sentía aquella respiración en su cuello. Aún traía su teléfono en sus manos. A pesar de la situación, eso no evitó que la chica apretase aquella opción en su teléfono.

—Tú no me conoces, pero yo a ti sí. Así que es mejor que te calles si no quieres que te llene de plomo...—Con una risilla susurró a su oído. La rubia pudo oler aquel olor a fragancia fresca, fue un deja vú. Aquel olor en la camiseta de Andrea, de aquella vez en la que le tiró su camiseta en el rostro, era igual al de aquella persona.

—Okey, okey... Haré todo lo que tú digas...—Aceptó la rubia.

—Muy bien, eres muy accesible, Juliet Simons...

[...]

“Juliet comenzó a compartir su ubicación contigo. ”