Una semana después Vincent llego a casa, Rose Mary no quiso comentarle nada de lo ocurrido, ya que las decisiones de la honorable Señora Elroy Andrew no se discutían y menos por alguien que no era un Andrew, para que provocar un conflicto más. Vincent lamento mucho que Albert ya no estuviera en casa, lo quería como un hijo, lo iba a extrañar mucho.

Dos años son suficiente para que las personas olviden, para que las personas cambien, Anthony tenia vagos recuerdos de los años vividos con su "hermanito", Vincent durante ese tiempo no viajo, se quedo al cuidado de su esposa y de su hijo. Elroy había regresado a Chicago para supervisar de cerca la educación de Albert.

El que un día iba tomar las riendas de la familia Andrew, ya era un jovencito de doce años, al cual era muy difícil de dominar. La Tía Elroy ya no podía ejercer su poder sobre él, era un joven independiente, seguro de sus decisiones y esa vida le estaba hartando, le asfixiaba. Además tenia enorme deseos de volver a ver a su pequeña familia, extrañaba las huidas al bosque con Anthony, las travesuras, extrañaba Lakewood.

George supo ganarse al joven Andrew. Albert sentía una gran confianza con George, lo sentía como un guía, como un padre, ese padre que a sus tres años la vida le arrebato y que volvió a perder hace dos años. Ahora George ocupaba ese lugar, éste entendía a la perfección las inquietudes de Albert, sus deseos de vivir la vida, sin responsabilidades, sin prejuicios sociales.

Albert, quería dejar a un lado al honorable Tío Abuelo William Andrew, título que le invento la honorable señora Elroy, ya que según ella, los demás debían creer que el patriarca de esa familia, era un hombre de edad avanzada, un hombre al que se le debía respeto. Con todo esto Elroy obligo a vivir a Albert en el exilio total, no debía presentarse ante ningún familiar, nadie debía saber que el patriarca era un jovenzuelo de doce años, todos creerían lo que esa señora dijera, esa fue la tumba en vida de Albert.

Una tarde otoño Albert se encontraba triste en su habitación, recordaba.

-Mañana cumples seis años, quiero estar presente en tu fiesta... pero ella se salio con la suya, ya no podemos estar juntos... no debo estar con mi familia, ahora todos ellos son ajenos a mi... Rose Mary y Vincent, tienen que callar, no les es permitido recordarme, no pueden pronunciar mi nombre en público, ahora solo soy el Tío Abuelo William... mi casa es mi cárcel – Albert se levanto del sillón donde se encontraba, se dirigió al armario, saco unos jeans, una camiseta y una chaqueta, mientras cambia sus ropas se decía – no, ella no podrá conmigo, aunque sea a lo lejos yo estaré mañana contigo hermanito, seguiré viendo a mi hermana, nadie puede impedírmelo.

Albert salio de la lujosa mansión y se encamino hacia Lakewood. La noche lo vio llegar a la reja de la que una vez fue su casa.

-Ya estoy aquí, nos vemos mañana hermanito.

Albert se dirigió a la cueva donde antes acostumbra ir a jugar en compañía de Anthony. Minutos después alguien llegó. Albert miraba fijamente al animalito.

-¡¿Puppe?! ¿Eres tú?

La pequeña mofeta salto a los brazos de Albert.

-¡¡Puppe!! Que alegría volver a verte, así que esta cueva ahora es tu hogar. Pues tendrás que darme asilo por esta noche, no te importa, ¿verdad?

Al siguiente día por la tarde, Albert en compañía de Puppe se acerco con cautela a la mansión. Sonrió ampliamente al escuchar la risa de Anthony quiso acercarse para verlo, pero no fue necesario, el chiquillo estaba frente a él.

Anthony perseguía una mariposa y ella lo había llevado hasta donde Albert.

-¿Quién eres? – pregunto Anthony.

Un Regalo del CorazónHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin