Christian x Mike

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Se estremecio al escuchar el crujido de la puerta, y se volteo un tanto enfadado.

- Maldición, Anna, me estoy bañando.

-¿En serio?

Un brazo rodeó su cintura, apegandolo a su dueño. Su tacto era frio, pero quemaba la piel a su paso.

Aquel aroma lo envolvio, a la vez que Chris lamía el lobulo de su oreja, disfrutando del roce de ese cuerpo que hace tanto deseaba entre sus brazos.

-¿Por qué...- Pudo escuchar debilmente, como la puerta se cerraba a la espalda del criminal.-...estás aquí?

-¿Por que no debería estarlo?

Al no encontrar respuesta para eso, Mike contuvo las ganas de reírse. Ganas que se desvanecieron, en cuanto el criminal frotó su notoria erección contra el trasero del menor, apenas cubierto por una toalla.

- Volví porque quería follarte.- Susurró quedamente, al tiempo que sus dedos, deslizaban la toalla hacia abajo.- Verte retorciendote bajo mi cuerpo, gritando por más... Rogando para correrte...- Mike gimió levemente al escuchar como se lamia los labios- Quiero tener sexo contigo. Quiero penetrarte tan profundo que veras las estrellas.

El menor tembló ante aquellas palabras, demasiado consciente de los dedos que acariciaban su pelvis, bajando tortuosamente hacia el inicio de su miembro. Ahogó un grito al sentir sus manos, aun frias, envolviendo su cuerpo en un placer desbordante.

Inclinó su cabeza hacia atras, jadeando. Apoyandose en el hombro de aquel atractivo chico y gozando el contacto de aquellos dedos en su miembro, subiendo y bajando en un vaivén constante.

Christian depositó un beso en su cuello, sintiendo como el menor temblaba entre sus brazos, demasiado débil ante sus atenciones. Se veía tan vulnerable, que el criminal no pudo evitar que un cosquilleo inundara su parte baja, impulsandolo a morder su cuello, marcándolo como su propiedad.

Mike tembló.

El aire se le escapaba deprisa entre los gemidos que emitía y apenas podía recordar donde estaba, pensando únicamente en lo cerca que estaba de correrse.

Christian se lamió los labios y lo volteó bruscamente, para empujarlo contra la pared.

Le quedaban dos horas. Suficientes como para dejar al adorable chico extenuado y largarse tan rápido como se lo permitieran las piernas. Lo cual, aunque no sonara muy elegante, era su unica posibilidad de permanecer libre y oculto.

Levantó las piernas del menor hasta la altura de su cintura. Mike las envolvió en torno a ella, rozando sus miembros por encima de la tela y soltando exclamaciones sucias, cuando mejor se sentía

Christian gruñó al sentir el contacto de ambos miembros e introdujo uno de sus dedos en la boca del menor, esperando que lo succionara. Por él; se lo habria follado en el callejon, contra el suelo (o la pared) si era necesario, pero Joseph se habría enfadado por su tardanza (como siempre), por lo que tuvo que contentarse con algunos besos y recuerdos del menor corriéndose.

Gimió debilmente al recodarlo y abrió los ojos para observar al menor. Dios, aquel chico se veía demasiado... violable. Tanto que no había podido resistir la tentación de tenerlo tan cerca (En la misma ciudad) y no hacerle una visita rápida. Sabía que Joseph se enfadaría, pero con tal de tenerlo gritando su nombre o gimiendo por más, no le importaba correr el riesgo.

Introdujo sus dedos en la abertura de Mike, embistiendolo con los dedos. Se deleito con los gemidos que lanzaba de vez en cuando, grabandolos en su memoria.

Besos y perversiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora