5.Perdida en la perdición

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Estoy en verdaderos problemas....

Verdaderos y grandes problemas.

Cuando imaginaba en mi mente una tarde libre de Dan, fotógrafos molestosos que me siguieran y cosas como esas, esto no estaba realmente en mi mente. ¿Quién se pierde en una ciudad en la que ha estado como cien veces? Solo yo, por supuesto.

Y para colmo de todo, Dan no tenía su teléfono porque yo lo tenía conmigo. Lo había tomado de su cuarto mientras él se daba una ducha, porque el mío se había quedado sin batería. Le dije que ya regresaba y aquí estaba. En un lugar en donde no tenía idea de cómo había llegado.

Aunque no lo admitiría en frente de mi padre o Dan, ya entendía porque no me habían dejado viajar a Europa. No hubiera sobrevivido ni una sola semana allí sola.

Al iPhone de Dan le quedaba apenas el 30% de batería, ya que en el camino me puse a jugar “Candy Crush”, y ahora por ese maldito juego iba a pasar toda la noche durmiendo en una banca como una vagabunda. Hasta ya había elegido mi banca, era la más limpia en todo el parque. Me había peleado por ella contra un vagabundo que me la quiso arrebatar.

Saqué de mi bolsillo la bolsa de skittles que tenía y saqué un puñado de estos caramelos y los metí todos a la boca. Podía vivir de otra bolsa de skittles que me quedaba, una barra de chocolate y gomitas. Hasta que me encuentren por lo menos.

Comencé a observar a todas las personas que comenzaron a pasar. En realidad esto era realmente aburrido. Habían pasado como cuatro horas desde que salí del departamento, Dan tenía que haberse dado cuenta de que me había pasado algo, ¿verdad? La respuesta era no, Dan probablemente este con su Xbox en el paraíso por no quejarme de que tuviéramos que hacer algo divertido.

Jugué con mis piernas, balanceándolas. Cosa que probaba mi nivel de aburrimiento.

No me di cuenta cuando una persona pasó muy cerca de donde yo estaba, tenía mis piernas levantadas y extendidas así que se cayó de cara contra el suelo. Genial, lo que me faltaba.

El chico tenía una capucha negra sobre su cabeza, lo alcancé en el suelo y comencé a soltar miles de disculpas juntas. Él se levantó del suelo y me dejo verlo mejor. Él era raro, hacia cerca de cuarenta grados y tenía una casaca con lentes de sol negros. Raro.

Los rasgos de su rostro se me hicieron conocidos. Los había visto en algún lugar, demonios. Apestaba no tener buena memoria.

— ¿Megan?—dijo en un susurro.

Oh, el fenómeno sabía mi nombre.

— ¿Fenómeno?—pregunté en respuesta.

Se rió y se levantó un poco los lentes de sol, dejándome ver sus ojos mieles. Genial, acababa de hacer caer a Justin de cara contra el suelo.

—Ahora entiendo tu vestuario, escapando de la fama ¡eh!

—Solo estoy lleno al departamento de Dan, ¿Qué haces aquí?—preguntó.

—Viendo la naturaleza. Fue genial verte.

Sonrió en respuesta y siguió caminando.

Me tomó como cinco segundos recordar que estaba perdida y que necesitaba regresar a casa. Comencé a correr buscando la capucha negra, hasta que la reconocí. Él estaba cruzando la pista en este momento.

Él cada vez caminaba más rápido, y me costaba mucho más alcanzarlo. Cuando comenzó a cruzar la pista, y llegó al otro lado estaba realmente agotada.

— ¡JUSTIN!—grité con todas mis fuerzas deteniéndome en medio de la pista.

Nada inteligente, ya que la luz había cambiado justo en ese segundo. Un chico con su skate me estrelló, aventándome al suelo. Maldita sea, mi cabeza dolía.

—Fíjate por donde caminas, abuelita. —gritó el chico sin detenerse.

—Soy de tu edad estúpido—grité en respuesta mientras le levantaba el dedo medio.

Unas manos me arrastraron hacia la vereda del otro lado. Hombres y su obsesión de atropellarme con sus vehículos rodantes. O lo que sea que sean.

—Ahora entiendo porque no te quieren mandar a Europa, eres un peligro andante. —dijo Justin levantándome en sus brazos.

— ¿Qué? Él fue el que me atropelló, ¿no viste? Voy a demandarlo, ¿apuntaste su placa?

—Era un skate—respondió riéndose.

— ¿Y no tienen placas?

— ¿Quién se detiene en medio de la pista a hablar, de todas formas? ¿No pudiste haber esperado a terminar de cruzarla por lo menos?

— ¿Y dónde hubiera quedado la diversión de que me tiren al suelo y me rompan la cabeza…de nuevo?—pregunté.

—Ya me lo había imaginado—dijo poniendo los ojos en blanco.

Dan's Girl {#BieberAwards}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora